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opinión

Tres patas para un banco

16/02/2019 - 

VALÈNCIA. Estrenarse con buen pie en una competición que a todos nos supo a poco tras caer eliminados de la Champions constituye, sin duda alguna, la mejor manera de ilusionar a todo el mundo con la Europa League y alimentar la fe de una afición -siempre entregada- que merece resarcirse de los sinsabores que le ha tocado padecer hasta hace bien poco. El fútbol es muy bonito cuando se gana y muy doloroso cuando ves a tu equipo exhibir su impotencia y no hace demasiado tiempo veíamos al Valencia CF mimetizarse con ‘rivales pequeños’ hasta el extremos de parecer todavía más pequeño que ellos, algo que no sucedió en Celtic Park. 

El jueves el valencianista se fue a la cama satisfecho de serlo y recompensado por serlo porque, reconociendo la endeblez del equipo blanquiverde -tan ungido de misticismo futbolero como ayuno de recursos reales sobre el terreno de juego- , no sería justo no reconocer que los nuestros rayaron a un gran nivel por momentos y no se vio contagiado en absoluto por la mediocridad del Celtic. Todo lo contrario: el equipo se soltó, mandó en todo momento en el partido y supo exhibir una insultante superioridad retroalimentando así su propia confianza de cara a los últimos meses de temporada que, de seguir así, podría deparar muchas alegrías al valencianismo. De la misma manera que se atisba la posibilidad de vivir una final de Copa, también se atisban los octavos de la Europa League en el horizonte y una cosa no está reñida con la otra: Sí, el Celtic es un equipo que tendría problemas para mantener el tipo en la segunda división española pero... también fue mérito del Valencia haber sido capaz de anular literalmente a los escoceses en el verde y haber mostrado, una vez más, que el equipo ha salido del agujero negro donde , de forma inexplicable, se había visto inmerso.

Nos encontramos ante el momento decisivo de la temporada y el Valencia presenta síntomas que nos invitan a pensar en positivo. La columna vertebral del equipo ha alcanzado un nivel óptimo y, mientras los Neto, Gayá, Garay, Parejo... sigan marcando la pauta como lo están haciendo todos los que les rodean solo pueden mejorar. Así el grupo seguirá creciendo en el momento que más exigen las distintas competiciones y quedarán aparcados los malos momentos en los que el Valencia no compareció o, cuanto menos, no lo hizo al nivel mínimo exigible para un club que quiere y debe instalarse definitivamente en la élite del fútbol doméstico y también europeo. Pero aparcar los malas experiencias no debe significar olvidarlas y no para regodearse en el dolor sino para no volver a caer en los errores que llevaron al Valencia a firmar la peor primera vuelta imaginable.

A día de hoy creo que se puede afirmar, sin temor al engaño, que el Valencia ha salido del hoyo y , otorgando a todo el equipo el mérito de la recuperación, quisiera destacar tres nombres que entiendo claves en la metamorfosis que presenciamos. Nada más lejos de mi intención obviar la colaboración de otros como Neto, Gayá o Paulista que siempre dieron su mejor rendimiento o incluso Carlos Soler que ahora está lejos de su mejor versión pero ‘tiró del carro’ en los instantes más oscuros del equipo. Pero -repito- veo tres personajes que merecen una mención aparte. Marcelino: que anduvo muy errático en la primera vuelta pero ha sabido retomar las riendas de la situación con la firmeza necesaria para devolver el brillo al equipo. En lo que a mí respecta llegué a pensar que no sería capaz de hacerlo porque lo veía desbordado pero... me encanta haberme equivocado. También quisiera destacar la figura de Dani Parejo que no iba cara al aire en los primeros meses de la temporada y, actualmente, ha recuperado e incluso superado su mejor nivel. Algo verdaderamente meritorio tratándose de un jugador que permanentemente vive en medio de un virulento fuego cruzado entre parejistas y antiparejistas. Tampoco creo justo obviar a Ezequiel Garay: el argentino , desde mi humilde punto de vista, está firmando su mejor temporada desde que aterrizó en el Valencia. Tampoco se escapó a las críticas cuando se ponía en cuestión su compromiso y el club lo dejó desprotegido permitiendo abonar la teoría de un jugador que se ‘borraba’ a las primeras de cambio. Creo justo reconocer hoy que Garay ha disipado todas las dudas y se ha convertido en una pieza clave en el Valencia CF. Que ha terminado por imponer su jerarquía en zona defensiva y que acaba ‘haciendo buena’ a su pareja de baile en el centro de la zaga.

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