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opinión

Dudas con Pako a tres puntos por paso

Alegrías, que vengan de tres en tres. Pero, como le leí a un sabio conferenciante, las decisiones hay que tomarlas un miércoles después de comer. Y nuestro miércoles será a final de temporada...

22/04/2016 - 

VALENCIA. Ni un atisbo en la escala de grises. Aquí, como siempre, o todo blanco, o todo negro. Como en la ruleta, pero sin el rojo. Como si recién salidos de un programa de tronistas, los jugadores han mutado. Ahora son más guapos, más listos, más delgados y aciertan más. Parece que corren con sentido. Incluso Parejo vuelve a ser aquel desactivador de bombas, tranquilo y confiado porque sabe el cable que hay que cortar. Y parece que es una cuestión evolutiva. Borrador en Las Palmas, boceto ante el Sevilla, dibujo ante el Barça y pintura el miércoles contra el Eibar. Ardo en deseos de ver como van a vérselas ante el Getafe, necesitado de oxígeno porque, estos de verdad, le ven las orejas al lobo de la Segunda.

Y ya hay debate, señores. Como no va a haberlo en esta ciudad que, en cuestiones de fútbol, es más podemita que cualquier otra. Mantener a Pako el año que viene o no es la pregunta del millón de dólares. Los argumentos no son más que el cambio experimentado por el equipo, con 9 puntos de 12 que, viniendo de donde venimos es casi un verano entero.

Pues hombre, que quieren que les diga. Que no es cuestión de entregarse a la primera que pasa, que diría un amigo con su recién recuperada soltería. Que hay que ver los pros y los contras de todas. Que las voluntades y las primeras intenciones son buenas casi siempre y que luego, en el día a día, es cuando salen los pelillos.

Está claro que con Pako vivimos cierto romance inicial. Ha sido casi un flechazo, si me apuran. Porque estando tan mal como estábamos, ganarle al Sevilla en el descuento y mojarle la oreja en su casa a uno de los mejores Barça de la historia si no es flechazo, casi. Pero digamos que estamos pasando un fin de semana de cuatro días con nuestra nueva pareja en un hotelito con encanto. No hay ropa interior por el suelo, la cocina no existe, fregar los platos tampoco y todo son buenos platos y mejores caldos servidos por tipos que les hablan de usted, aunque no tenga nómina fija. Y sí, estamos lanzados a la pasión entre sábanas. Porque estamos en nuestra burbuja. Porque venimos de noches de telefilme y comida preparada en el microondas. Y de las sábanas, ni nos acordábamos.

Pues en esas estamos. Las victorias, generan ánimos y reacciones en "una de las aficiones más exigentes de España" tan bizarras como perpetrar olas desde la grada ante un equipo que, en circunstancias económicas normales, estaría en Segunda. Y lo digo con todo el respeto del mundo al Eibar, pero hemos de saber que está fuera de lugar. Sí, triangulamos bien. Sí, definimos mejor. Sí, corremos en la dirección correcta. Pero veníamos de un lugar muy poco exigente. Veníamos de una temporada y media larga con meritorios en el banquillo, ocupado por amistad sobre todas las cosas. Nuestro rasero era muy bajo. Y alguien mínimamente preparado, sería capaz de saltarlo sin problemas.

Incluso estamos hablando de las cuentas de la lechera y las posibilidades de entrar en Europa League. Caramelo envenenado este, porque en julio ya estaríamos con exigencias de la competición, en un verano con Euro, Copa América y Juegos Olímpicos y la ausencia de jugadores que esto conlleva.

Alegrías, que vengan de tres en tres. Pero, como le leí a un sabio conferenciante, las decisiones hay que tomarlas un miércoles después de comer. Y nuestro miércoles será a final de temporada, con las cuentas ajustadas y sabiendo el camino, la dirección y la personalidad que se quiere tomar. Y una vez tomada, morir con ello. Y no cambiar de barca a mitad del río. 

Y quizá otro día nos toque hablar de los jugadores.

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