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opinión

El bosque

22/12/2018 - 

VALÈNCIA. El fútbol es tan grande que está por encima de todo. O... de casi todo. No ha podido evadirse del mercantilismo dictado por quienes los vienen convirtiendo en un negocio en el  que el aficionado cada vez pinta menos pero resiste estoicamente a la presunta perfección a la que invitan las ‘nuevas tecnologías’. La llegada del VAR a nuestras vidas disfrazado de ‘Justicia’ no nos ha arrebatado, de momento, las discusiones en la barra del BAR acerca de toda suerte de decisiones arbitrales propias y ajenas que dan sentido a nuestros lunes. Cierto es que, en buenas manos, constituye una buena herramienta con la que ir reduciendo agravios arbitrales pero el error sigue estando presente precisamente por ‘las manos’: el VAR no actúa de manera fría y mecánica porque lo gobiernan personas. Árbitros que, como los que saltan al césped, por su condición humana están expuestos al error y al acierto. Los hay buenos, los hay malos  y los hay peores pero sigo pensando que no existe confabulación judeo-masónica alguna y sí errores propios de las personas que lo manejan expuestas a las imperfecciones propias de la condición humana. Con lo que, reconociendo que se trata de un avance significativo con el que acercarse a la pretendida justicia, nos sigue proporcionando ‘carnaza’ para alimentar la polémica, excusas con las que ocultar errores propios y coartada para que los Clubes aviven la hoguera de la injusticia poniéndola en el centro del debate y así desplazando del mismo las responsabilidades derivadas de los resultados adversos. Pero, aunque la maniobra de alimentar la polémica arbitral es tan lícita como antigua, una cosa no debería estar reñida con la otra y , desde mi punto de vista, tratar de culpabilizar al VAR de que el Valencia CF ocupe una vergonzante decimocuarta posición en la tabla no pasa de la ridiculez entendiendo perfectamente que el Club defienda sus posiciones y eleve las reclamaciones oportunas donde corresponda. En cualquier caso estoy convencido de que la afición valencianista es suficientemente madura como para no caer en la ceguera que algunos pretenden colocando uno cuantos árboles de manera estratégica que acaben impidiendo ver el bosque. El bosque pinta feo y hay que sanearlo antes de que sea tarde y no haya manera de hacer frente a las llamas. En lugar de desviar la atención hacia el VAR, urge tomar las medidas necesarias para acometer 2019 con ciertas garantías y eso sólo será posible desde un diagnóstico certero desde la asunción de una planificación equivocada.

Los próximos resultados, empezando por el de esta misma tarde, no parece que  marquen el futuro inmediato de Marcelino puesto que fue ratificado públicamente por Mateu Alemany y, salvo un ‘siroco’ repentino proveniente de Singapur, seguirá al frente del equipo pero... sí marcarán el futuro del VCF para lo que queda de temporada. Es una evidencia que el equipo tiene carencias importantes que cabe solventar aprovechando la apertura del mercado y... como el mercado no incluye el ‘manejo’ de árbitros y responsables del video arbitraje, sería conveniente no seguir escondiendo nuestras miserias tras cortinas de humo y sí ponerse manos a la obra urgentemente para, desde la entidad, mejorar la plantilla y, desde el banquillo, mejorar el rendimiento del equipo que está naufragando penosamente. La conmiseración por la injusticia con la que somos tratados sirve de lo mismo que la otra conmiseración: la de... jugamos bien, no marcamos, la mala suerte... De nada.

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