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opinión

En el Valencia los niños ya imitan

Cuando jugaba en el parque de mi pueblo los congéneres querían ser Zubizarreta por cierta moda estoica de ambicionar ser un portero recto, sobrio y ceremonioso. Al poco tiempo comenzaron a aparecer wannabes de Mendieta, al punto de aflorar la media melena...

7/06/2018 - 

VALÈNCIA. Pronto comenzó a estilarse insuflar aire al marcar un gol al más puro estilo Piojo López. Y a los de la banda del patio se les comenzó a bautizar con los sobrenombres de Zubi, Mendi, Piojo, Cañete… hasta llegar, quizá, a Villa.

Por incomparecencia no sé qué pasó después. No quiero imaginar en lo reciente cuando los estiletes del club eran Dorlan Pabón, Munir o Negredo. La crisis de referentes fue un cataclismo tan grande que, oh demonios, hubo que recurrir a la poesía de club, a la memoria y a filosofar sobre los valores de la entidad; prueba inequívoca que no había atributos contemporáneos que contar.

Le leo al usuario Ritxi Nova, uno de los impulsores Viachers, referirse al recambio: “Igual es una gilipollez, pero que ahora tantos nanos imiten y tengan donde imitar en la plantilla del @valenciacf es una señal inequívoca de que enganchan y de que lo que había aquí no le molaba absolutamente a nadie”. 

Nosotros que siempre tenemos la costumbre de tratar lo que le ocurre al Valencia como el voyeaur ante un erial, podemos a veces girar el cuello y percatarnos que tras los Soler, Zaza, Rodrigo, Gayà o circunstancialmente Guedes se ha amasado un espíritu de identificación que lleva a generaciones nuevas a tener resortes para fidelizarse.

Un síntoma. Ante la posible venta cantada de alguno de ellos, pocos dramas. Pero sí la necesidad de tener presente que un proyecto que apenas ha comenzado a latir requiere de continuidad de sus enseñas, tener a jugadores simbólicos con los que respaldar un mensaje. Demasiado tiempo de orfandad, sin referentes.

Hoy algunos de ellos simbolizan mensajes que definen bien la mercadotecnia del club: la apuesta por la casa, la resistencia de talentos que tras pasar por un calvario han encontrado reconocimiento, la valentía correosa de quien nunca se entrega… Por fin unos cuantos prototipos. Los nanos tienen a quien imitar. 

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