VALÈNCIA. En La Catedral, ante nosecuantas mil almas rojiblancas y contra el que fuera nuestro Gran Pastor Marcelino García Toral. Dicho así se hace difícil tener fe o creer en la victoria del Valencia CF el próximo jueves en San Mamés, pero si hay algún momento en la temporada para hacerlo un ejercicio dogma, es éste.
Dejando a un lado filias y fobias que dejó en Valencia el bueno de Marcelino – a quien le tengo un gran aprecio y ya le he mensajeado a modo de previa-, el encuentro sirve para medir el techo de un Valencia CF que por fin puede aspirar a tocar metal tras varios años de travesía en el desierto. La Copa sirve como oasis ante una fricción continua entre todas y cada una de las partes que conforman el valencianismo. Pero ya os digo que si habéis venido a leer rajes, improperios o señalamiento social, podéis dejar de leer. Seas de la cuerda que seas. Si queréis que hablemos de lo del jueves, aquí tenéis una pequeña dosis de fe.
Vale, está bien que ellos han eliminado al FC Barcelona y al Real Madrid teniendo un camino más complicado que nosotros en la Copa; así como que llegan siendo un equipo más rodado y construido por el tiempo que lleva Marcelino trabajando con los Leones; y, por supuesto, que están en un muy buen estado de fútbol -ellos llegan con la flechita “para arriba” como diríamos en el argot de Pro Evolution Soccer-. Pero esto es fútbol y puede pasar de todo.
Nos hemos reforzado, vamos a por todas y la afición va a hacer que Mestalla sea una caldera a presión. Estoy convencido de que vamos a tener opciones en la vuelta y, por eso, el jueves más que nunca hay que creer en el equipo y darle esa confianza al entrenador y a los futbolistas para sacar un resultado positivo de San Mamés.
El Valencia CF tiene mejor plantilla que antes del mercado y Bordalás se ha dado cuenta en estos dos últimos partidos. No hay lugar a dudas. Coincidimos todos en que falta un 6 que establezca más equilibrio en el centro del campo, pero Bordalás tiene más alternativas para poder trabajar y establecer un once de garantías con sus recambios.
El pasado domingo, pese a que el planteamiento inicial era interesante –con rotaciones incluidas- no salió bien, y la Real tuvo más control del encuentro durante la primera mitad. Pese a ello, Bordalás reaccionó y, por primera vez en mucho tiempo, miró al banquillo y vio que tenía mimbres para poder pelear el partido. Salieron de refresco jugadores como Hugo Duro, Guedes o Carlos Soler. Jugadores de primer nivel para intentar luchar un partido que debió ganar el Valencia CF por ocasiones e ímpetu en la segunda mitad. En otro contexto habría amarrado un empate insuficiente pero ahora hay fe en que se puede guerrear todo. Bordalás sabe cómo ganarle a Marcelino y, la plantilla, está convencida de que puede conseguirlo.
Estoy completamente seguro de que el Valencia CF, con la plantilla que tiene ahora, no hubiera perdido el partido del Wanda ni el del Espanyol. Para mí, dos encuentros que debimos ganar pero donde el equipo cojeaba ostensiblemente en algunas posiciones para poder hacer algunos planteamientos. Eso, unido a la poca fe que le tenía Bordalás a los hombres de refresco hizo que tirara de chavales. También me gustaría poner en valor a Mamardashvili que, con su buena actuación tras varios meses de inactividad, demostró que hay debate en la portería –creo que debería jugar siempre y cuando no estuviera Jasper disponible-. Aunque no os voy a aburrir con ese debate, ya que da para un artículo entero. Hablemos del partido.
El Athletic Club es un gran equipo en el que Marcelino ha hecho un trabajo excepcional, consiguiendo meterlo en la pelea por Europa y luchando en torneos del KO por tocar metal. Pero si bien es cierto que defensivamente el equipo es de lo mejorcito que hay junto con el Sevilla, ofensivamente no lo es tanto -23 goles para los leones por 35 para los valencianistas-. Ahí es donde el Valencia CF debe hacerse fuerte e intentar dar la campanada en La Catedral. El conjunto de Bordalás es de los que más goles hacen de Primera División y es quizás uno de los salmos a los que me aferro en esta oración.
No obstante, hay una penitencia, y es que el Valencia CF necesita atajar la sangría atrás como hizo contra la Real. De los que pelean por Europa, el Valencia CF es el que más goles recibe con un total de 36 -por 18 que ha recibido el equipo vasco-. Ese es el principal escollo que debe corregir Bordalás. Pero para ello tendrá una ayuda extra si le sumas la baja de Nico Williams –una de las grandes revelaciones positivas del equipo- y la posible ausencia de Raúl García –que acabó con molestias-. Hay posibilidades reales de llevarse el partido más allá de la fe.
No tenemos tan mal equipo, no tenemos tan malos futbolistas y, sobre todo, no tenemos mal entrenador. Tenemos que creer que podemos, porque es la primera piedra para construir el camino hacia la final. Un camino que empieza por asaltar San Mamés, tirando fútbol y fe en La Catedral.
