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Marcelino lidera, Mestalla le sigue

Hay dos clases de entrenadores: los que presumen de nivel y los que lo demuestran. Marcelino García Toral pertenece al segundo grupo, cada vez más reducido, de la industria del fútbol...

13/12/2017 - 

VALÈNCIA. Hay dos clases de entrenadores: los que presumen de nivel y los que lo demuestran. Marcelino García Toral pertenece al segundo grupo, cada vez más reducido, de la industria del fútbol. No promete títulos, no garantiza resultados, no antepone su ego al del equipo, no habla en tercera persona de sí mismo y no olvida sus raíces. Es importante saber de dónde vienes para tener claro hacia dónde vas. Pies en tierra, Marcelino, que no levanta la vista del partido a partido, que diseña la temporada meticulosamente y cree que el compromiso del vestuario es el único patrimonio posible para entusiasmar al aficionado, está manejando la situación del equipo con firmeza y mano izquierda. Impulsado por la sociedad que forma con Alemany, el asturiano está superando los obstáculos del día a día con matrícula de honor. Números cantan: hace un año por estas fechas, lo que quedaba del Valencia CF deambulaba por la 17ª plaza de Primera División y tenía 12 puntos. Hoy, un año después, a base de trabajo, planificación y competencia interna, el VCF es segundo en la tabla y tiene 34 puntos, una cifra que casi triplica los guarismos el curso pasado.

La marcha ché parece un milagro, pero es fruto del trabajo bien hecho. Queda un mundo por delante, pero nadie podría cuestionar a Marcelino que, después de que Alemany acertase de pleno con la planificación, el técnico está sabiendo ser el guía espiritual que tanto necesitaba el vestuario.  El actual es el mejor arranque liguero del Valencia CF en toda su historia después de 15 jornadas y es, además, el mejor comienzo de temporada en la carrera de Marcelino como entrenador. No es una casualidad. El club está con Marcelino, el vestuario también y la grada le adora. En seis meses, el Valencia CF ha pasado de la exigencia cero de una sociedad histérica, a la exigencia máxima de un club histórico. Sin estridencias, sin mensajes negativos, sin cuentas pendientes, sin incendios y sin guerras intestinas. Marcelino ha recuperado la calma para un club que la pedía a gritos y ha logrado que miles de valencianistas vuelvan a sentirse orgullosos de un equipo al que no le piden títulos, sino esfuerzo y competencia máxima.

Partido a partido, a lo Simeone sin serlo, ni pretenderlo, Marcelino está convirtiéndose en el pluriempleado del año para el Valencia CF, con servicios impagables. Si el argentino ejerce un liderazgo indiscutible en el Atleti, Marcelino lidera el destino del VCF día a día, con detalles que conviene señalar.  Está acertando con los jugadores, con el sistema, la táctica, la alineación o los cambios, pero lo de Marcelino, apoyado por un cuerpo técnico magnífico y unos jugadores convencidos, va más allá. Si hay que convencer a futbolistas para que jueguen en Mestalla, él levanta el teléfono. Miren a Kondogbia y Murillo. Si hay que apostar por diamantes de Paterna, allí está Marcelino para darles confianza, roles y minutos. Miren a Lato, Soler o los Nachos. Si hay que recuperar a alguna estrella que se sentía minusvalorada y desubicada, allí asoma Marcelino, para recoger a sus heridos y recuperarlos para la causa. Miren a Parejo. Si hay que frenar las críticas en verano porque al equipo le costaba llegar a los objetivos en el mercado, ahí estaba Marcelino para apagar fuegos, tranquilizar al personal y pedir paciencia con los objetivos.  Si hay que rebajar la euforia creciente y poner sentido común, alegando que es muy difícil ganar la Liga y que van a ir partido a partido, sin vender humo, ahí emerge Marcelino.  Entrenador, portavoz y líder del proyecto deportivo, Marcelino se ha ganado el respeto y la confianza de club, vestuario y afición.

Su penúltimo servicio al club, este fin de semana.  Ante un rival magnífico y en una fase de partido donde el VCF se debatía entre retroceder o avanzar, Marcelino decidió salir del banquillo y apeló al calor a la grada. Mestalla recogió el guante. Respondió a la petición con empatía, alentó al equipo y como el fútbol es un estado de ánimo, el Valencia se contagió del calor de la grada, recompuso la figura y adornó su inercia positiva con tres puntos más. La cosa no quedó ahí. Nada más acabar el choque, Marcelino aprovechó para acentuar el mensaje en la prensa, suplicando apoyo a la afición y lanzando un reclamo a la tribu ché: si grada y equipo se unen, el club es más fuerte. Puro liderazgo. Mestalla, mal que pese a muchos, gana partidos. Y con Marcelino, gane o pierda el equipo, el valencianismo se ha puesto en fila de a uno. Resulta imposible determinar si el VCF ganará esta Liga, si acabará en puesto Champions, si jugará Europa League o si acabará en tierra de nadie. Lo que ningún valencianista puede negar es que, a día de hoy, Marcelino lidera y Mestalla le sigue. 

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