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No, lo del Valencia no es como el Leicester

Que el Valencia pueda luchar por el título será una enorme sorpresa, pero nunca un milagro o una misión imposible hecha realidad. El Valencia, no rebajemos su empaque, hizo de la ambición por mirar alto el signo de su progreso...

23/11/2017 - 

VALÈNCIA. La regresión intensa del Valencia respecto al escalafón de la Liga no se percibe en el entusiasmo generalizado de Mestalla, que también, sino especialmente en la sorpresa rozando la incredulidad del entorno exterior… y el propio. 

Leo alucinado como, puestos a trazar semblanzas, y una vez descabalgado el Atlético y el Madrid del título (nos equivocamos de redondo, pasarán muchas cosas), se compara las posibilidades del Valencia de ganar la Liga con la gesta milagrosa del Leicester rinaldista. El propio Bernat, uno de los nuestros desde Múnich, ha dejado dicho que si lo hizo el Leicester por qué no el Valencia.

Hemos dado tan por descontado que el Barça, como antes el Madrid, son inalcanzables que el mero hecho de competir de tú a tú con ellos se transforma en heroicidad, levantando sin quererlo una zanja aún mayor que la que nos distancia por razones económicas. La gran virtud del Atlético fue dar(se) la impresión que lo que hacían era posible y luchar con Madrid y Barça por un título no pertenecía a la categoría de las casualidades azarosas sino al fruto de un proyecto trabajado concienzudamente. 

No, nada de como el Leicester. El Valencia es un club acostumbrado a pedirse luchar por retos muy importantes. Que el Valencia pueda luchar por el título será una enorme sorpresa, pero nunca un milagro o una misión imposible hecha realidad. El Valencia, no rebajemos su empaque, hizo de la ambición por mirar alto el signo de su progreso. Pedirle que luche por esto es nuestra normalidad a pesar de períodos de delicada incertidumbre. Intentarlo, aún sin conseguirlo, ha venido siendo el logro desde hace décadas y décadas.

Lo contrario es caer en la trampa de una Liga hecha coto de muy pero que muy pocos. Difícil, complicado, especialmente meritorio y admirable. Todo eso sí, pero nada de milagro ni de excepción épica. El Valencia, incluso en sus fracasos, ha tenido muy presente sus ideales (¿ahora entendéis el porqué de un público exigente?). Es un club hecho para la rebelión. Por eso este camino, por mucho que sea imprevisto, no deja de ser norma. 

Como escribe Kondogbia tras cada partido:  #larebellionestenmarche. 

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