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Martínez y Salvo… ¿cuándo? 

29/10/2020 - 

VALÈNCIA. Ante Salvo y Martínez, salvadores de un Valencia sin salvación, se podría ser malintencionado y condenarles por sus silencios o -peor todavía- por sus palabras fofas. Tanta energía como tuvieron para rescatar al Valencia de su camino al abismo… y tan escasa potencia para ni tan siquiera pronunciarse ahora que ya reposa en el abismo mismo. 

Pero no, debemos ser bienintencionado. Siempre lo somos. Lo que hicieron, lo hicieron por el bien del Valencia, cribando lo malo de lo bueno. O lo malo de lo peor. No sería justo tampoco pedirles que ahora sean portavoces rebeldes, pues influirían en una gestión a la que ya no pertenecen. Y claro, ¿quién quiere intrusos que se entrometen donde no les corresponden?

Desde la buena intención, Salvo y Martínez son respetables líderes que debieron actuar por responsabilidad, guiándose por lo que consideraban que era lo mejor. 

Pero… ¿pero de verdad los dos próceres no tienen ningún cuestionamiento?, ¿pero de verdad les complace lo que están viendo?, ¿pero de verdad se sienten correspondidos con una descomposición que ya no se sostiene ni con sobredosis de maquillaje? ¿Nada?, ¿no tienen nada que aportar?, ¿ningún mensaje que trasladar?

El nivel de exigencia con ellos es tan mustio que la atmósfera general ni tan siquiera les pide demasiadas explicaciones. Total, ya se sabe, lo hicieron por nuestro bien. Es más evidente todavía que el plan no salió como estaba previsto. Es más que evidente que la dirección con la que se conduce al club ha alcanzado el nivel de alerta roja. ¿De verdad, entonces, no hay ningún comentario ahora?

Cuidado, no lo expongo por una cuestión de rabia y necesidad de ajustar cuentas. No está en esa fase el Valencia. El club no requiere entretenimientos. Cuando se pasa de la angustia al pánico, solo se necesitan aportes útiles. Y sería útil, muy útil, que voces como las de Salvo y Martínez reconfortaran al Valencia. 

No porque nada vaya a cambiar, ni porque con su voz sea más sencillo acelerar el proceso de marcha de Lim. No, tan ingenuos no somos. Ni tampoco porque puedan o deban blanquear su propia imagen como celestinas del propietario. Allá ellos.

Se trata de delimitar la línea divisoria entre quienes en nada les afecta el destino del club y quienes, por el contrario, y aunque sea en el fondo del fondo, les hiere lo que ocurre. Entre aquellos que, sin rubor, afirman que ‘mira cómo empezó de mal el Valencia de Ranieri y acabó ganando la Liga’, o aquel que dice que ‘después de la final de Champions el Valencia bajó a segunda’, entre aquellos y los que, en el fondo de ese fondo, se sienten interpelados por las desdichas del VCF. 

Escuchar a Salvo y a Martínez es una cuestión de dignidad para con el Valencia. Al menos, que quede eso. O no quedará nada. 

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