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opinión

Puentes que quemar, puentes que cruzar

Bertrand Rusell sostenía que lo más difícil de aprender en esta vida es saber qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar. Y en el caso de algunos de los objetivos marcados en rojo en la agenda del Valencia CF para este verano, todos saben qué puente deben cruzar y qué puente deben quemar...

13/06/2018 - 

VALÈNCIA. Bertrand Rusell sostenía que lo más difícil de aprender en esta vida es saber qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar. Y en el caso de algunos de los objetivos marcados en rojo en la agenda del Valencia CF para este verano, todos saben qué puente deben cruzar y qué puente deben quemar. Kevin Gameiro, que no es un paquete pero tampoco Van Basten, que no suele entrar por el ojo pero que ha hecho 95 goles en los últimos años, sabe perfectamente que tiene 31 años, que necesita volver a impulsar su carrera y que el Atleti es el puente que debe quemar y Mestalla, el que debe cruzar. No es un 9 poderoso, de carrocería explosiva y contundencia letal, pero sí reúne las características que requiere el perfil del retrato-robot ideal para un delantero que juegue para Marcelino: tiene velocidad, asociación y experiencia. Necesita minutos, recuperar la confianza y volver a sentirse importante. Gameiro no sería una buena primera opción, pero sí una segunda apetecible para un equipo que disputará tres competiciones, que volverá a jugar Champions y que está obligado a tener una competencia interna fuerte. El precio final del traspaso está por ver, pero Kevin Gameiro tiene claro que, si las negociaciones entre clubes llegan a buen puerto, el Metropolitano será el puente a quemar y Mestalla, el puente que debe cruzar. 

Otro que sabe, perfectamente a estas alturas de la vida, qué puente debe cruzar y cuál debe quemar, es Daniel Wass. No ha querido renovar con el Celta de Vigo, sabe que quedará libre de contrato el próximo 30 de junio y está dispuesto a esperar al VCF lo que haga falta, porque ese club le ofrece el escenario con el que soñó cuando comenzó su carrera: un club poderoso, con potencial económico, con mucha historia y con perfil Champions. Tiene nivel, potencia, clase, calidad y cumple dos premisas vitales para Marcelino: si es titular, querrá decir que su rendimiento es sobresaliente; y si es suplente, elevará el nivel de la segunda unidad del VCF, que va a estar esta temporada muy exigido, en Liga, Copa y Champions. Su precio no debería ser un gran obstáculo y aunque el Celta haga valer su derecho exigiendo el máximo posible por un buen futbolista, el danés parece decidido a jugar de blanquinegro, por lo que todo apunta a que, si la negociación entre Valencia y Celta se produce, se trata de un fichaje más que posible. Salvo terremoto 7.5 en la escala Richter, que implique un cambio radical en el escenario negociador, el tiempo es cómplice de los intereses de un jugador que, según dicen los más allegados a la operación, hace meses que tiene decidido su futuro. Si llega la ocasión de poder demostrarlo, que nadie tenga duda: Wass quemará el puente de Balaídos y cruzará la pasarela veraniega que le lleve a Mestalla.

¿Y Gonçalo Guedes? Pues mientras se escriben estas líneas, el PSG espera el fallo del Comité de Disciplina de la UEFA para saber si ha incumplido el Fair Play Financiero o no. En el caso de haber transgredido las normas, habrá sanción al canto, de tal guisa que las finanzas y los recursos del club parisino se verían mermados, al punto de tener que hacer frente bien a varias ventanas sin fichar o bien a tener que vender jugadores, de forma masiva, para cumplir con los requisitos UEFA, al margen lidiar con una multa, previsiblemente, astronómica. Guedes es feliz en Valencia y el Valencia es feliz con Guedes. Guedes quiere quedarse en Valencia y el Valencia está peleando para que Guedes se quede. Guedes se siente importante con Marcelino y Marcelino quiere que Guedes se sienta aún más importante. Mendes sabe que Guedes ha explotado en Valencia y quiere que el chico siga revalorizándose aún más en el único sitio en el que han confiado en él. Hasta la fecha, Peter Lim ha dado todos los pasos que tenía que dar para conseguir que Guedes siga jugando en Mestalla, pero el PSG ha ido dilatando en el tiempo una venta que, si la UEFA se pone seria, podría ser inminente. A expensas de encontrar un acuerdo definitivo por el luso, en forma de traspaso definitivo o una nueva cesión con opción de compra, una posibilidad que muchos agoreros del entorno del Valencia CF descartaban no hace mucho, el escenario está cada vez más claro. Si no aparece ningún gigante europeo con el talonario lleno de ceros, Peter Lim está cerca de poder hacer posible lo que los falsos profetas le decían que era imposible: fichar a un proyecto de crack. Y Guedes, que es un chico joven, no es tonto. Sabe que si el PSG sufre un varapalo en forma de sanción y si ningún mastodonte europeo pone una morterada encima de la mesa, el próximo paso de su carrera está más claro que el caldo de un asilo: el Parque de los Príncipes será el puente que tenga que quemar y Mestalla, el puente que tenga que volver a cruzar.

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