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opinión

Road to Singapur

20/07/2019 - 

VALÈNCIA. A estas alturas ya resulta imposible dilucidar si es bueno o... no. Lo que está claro es que se trata de una realidad incontrovertible: las decisiones importantes referentes al Valencia CF no se toman en Valencia. Singapur -un estado lejano y desconocido para el 99% de los valencianistas- se ha convertido en el centro neurálgico del Valencia CF. Fueron muchos los que aplaudieron , en su día, que así fuera, creyendo que de tan lejano país llegaría el “Maná” en forma de Cajero Automático y que el Valencia sería para la Liga española una suerte de Manchester City en la Premier League o Paris Saint Germain el la Ligue One. No ha sido así, pero el valencianista es capaz de reconducir sus ilusiones en tiempo récord y ya tiene claro que -como siempre- será una gestión competente la que sustente el presente y futuro de la entidad. Algo que brilló por sus ausencia en los primeros pasos de Meriton en el Valencia pero que se ha visto iluminado con la llegada de Mateu Alemany. En este sentido, entendiendo y muchas veces compartiendo los elogios hacia el mallorquín, creo que Alemany se rige por la lógica de los números y el proceder de un tipo que trabaja muchas horas para le entidad que le paga y le paga bien. Nada extraordinario en el firmamento empresarial pero que en el desierto que nos proponía Meriton, se ha convertido en un Big Bang que nos tiene prácticamente embobados. No seré yo quien reste un ápice de mérito a la sensatez que Alemany ha instaurado en el Club pero sinceramente pienso que responde a la normalidad aunque aquí, tras lo vivido en los últimos tiempos, suponga una inmensa y feliz sorpresa. Ahora bien, hay un buen número de decisiones “pesadas” que toca someter al Sanedrín Oriental y es por eso que, comenzada ya la pretemporada, haya que rendir visita al Lejano Oriente para que sea el amo quien otorgue credenciales para acometer operaciones de calado. El viaje realizado en los últimos días a Singapur -entrenador incluido- debe desbloquear cuestiones como la incorporación de Rafinha, el apuntalamiento de la defensa o la posible guinda del pastel atacante con independencia de la salida o no de algunas de las piezas importantes que el Club tenía decidido vender siempre que llegasen ofertas importantes que -hasta el momento- no se han materializado. También allí, en Singapur se debe haber abordado el futuro de de Kangin Lee, cuya resolución es cualquier cosa menos fácil puesto que el entrenador no cuenta con él, él no está dispuesto a aceptar ‘cualquier’ cesión y nadie en su sano juicio puede plantearse una venta salvo que, ante la indiscutible calidad que se vislumbra en el chico, resulte ser escandalosamente escandalosa desde el punto de vista económico. Muchas decisiones a tomar, no demasiado tiempo para ejecutarlas y un escaso margen de error a la vista de las enormes expectativas que despierta el Valencia tras cerrar dos temporadas francamente exitosas. 

Sólo cabe esperar que, con independencia del escenario y lo exótico del mismo, sea la profesionalidad la que haya imperado en las decisiones deportivas adoptadas y nunca volvamos a la arbitrariedad que exhibieron quienes desembarcaron en Valencia como si hubieran inventado la Penicilina y que llevaron al Club a firmar dos temporadas de absoluto ridículo. Lim debe ser el primer interesado en preservar su importante inversión y, por experiencia propia, ya sabe lo que supone dejarla en manos de advenedizos, jubilados y turistas. Esos, sí los tiene que mantener, él sabrá -o no- lo que hace, pero que mantengan sus manos apartadas de lo que realmente importa.

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