Sigo en alerta

VALÈNCIA. Parece que la afición del Valencia está obligada a celebrar la normalidad. El club ha actuado de manera lógica trabajando los fichajes de Sergi Canós y Pepelu, es cierto. Pero de ahí al aplauso colectivo o a la desbordaba ilusión de la hinchada por dos refuerzos media un abismo. Tranquilidad. Primero que se concreten ambas operaciones (al cierre de esta edición todo estaba en el aire) y luego esperemos a la conclusión del mercado para ver la plantilla definitiva que confeccionan Corona&Del Pozo antes de realizar un veredicto. Meriton ha lanzado un mensaje impostado de que ahora sí que se están haciendo las cosas bien y que los tiempos están cambiando. Pero yo recelo. Guardo mis reservas. Es una simple cuestión de experiencia. 

¿Tenemos que ilusionarnos por la llegada de dos fichajes? Pues la verdad es que no. La Dirección deportiva de la entidad ha actuado como haría cualquier club. Consciente de la actual realidad del equipo, mediocridad absoluta, ha apostado por dos futbolistas a la altura de su actual nivel. Sergi Canós y Pepelu son dos buenos refuerzos para este Valencia de medio pelo. Pero tampoco son dos jugadores por los que la afición haga colas en taquilla para renovar el pase. En Mestalla se alucinaba con Aimar. Ese fichaje sí que despertó auténticas pasiones. ¿Lo recuerdan, verdad? Eran tiempos de noches mágicas de Champions en Mestalla y partidos de rivalidad contra el Manchester United... ¡Cómo han cambiado las cosas!

Después de aquellos maravillosos recuerdos insisto en que no me hablen de ilusión. Ni siquiera de confianza. Que ya son casi diez años de mentiras y engaños por parte de Peter Lim. No hay que olvidar que en la última jornada de Liga estuvimos a solo dos goles de bajar a Segunda. Eso no puede caer en saco roto. Aquí de lo que se trata es de confeccionar la mejor plantilla posible para afrontar con garantías el próximo curso. Conformar un grupo sólido, un equipo equilibrado, y un vestuario sano. "Se ha acabado Caballito y Burjassot", que decía Paco Roig en alusión a las salidas nocturnas de los futbolistas. 

No le exijo al Valencia que vuelva a Europa con urgencia. A día de hoy es una utopía. Incluso pensar de esa manera sería engañarnos. Pero sí que le pido al club que conforme un equipo reconocible. Que sea capaz de asentarse entre los diez primeros de la tabla y, desde esa posición, poder ir construyendo temporada a temporada para dar la dentellada europea cuando sea posible. ¿Ilusión? De momento la justa. Los que llevamos mucho tiempo en esto y las hemos visto de todos los colores continuamos en alerta. De momento no se merecen otra cosa.