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bombeja agustinet! / OPINIÓN

“Tindre xota” 

30/04/2022 - 

VALÈNCIA. Blanquinegres i blaugranes frente a frente. Una vez más. Aunque no siempre fue igual en el cap i casal. Los primeros, desde los albores del siglo XX hasta 1939, fueron para todo el mundo los del Llevant FC, el alma marítima del Llevant UD; y los segundos, los del Gimnàstic, la fluvial. Los del Valencia fueron durante décadas merengues a secas, sin matiz cromático, merengots, blanquillos… aunque entre 1921 y 1935 vistieron calzón negro. Ni aún así se les llamó blanquinegres. Lo eran el Llevant y el Castelló. El Valencia lo recuperó en 1995, con Paco Roig y su obsesión por marcar distancias con el Madrid.

Precisamente de blanquinegre asaltó Mestalla el Llevant, antes de guerra, en múltiples ocasiones y en partidos oficiales, aunque pocos se esfuercen en recordarlo. También el Gimnàstic lo hizo. De blaugrana, claro. Nunca en Primera. Alessio Lisci lo sabe, pero le interesa más una victoria con la cual seguir vivos que para hacer historia, lógicamente. Los tres puntos serían un balón de oxígeno a la caza de Mallorca, Cádiz y Granada. Una derrota, uf, una derrota es casi una puntilla. Y un empate también.

Pero caldrà tindre xota para conseguirla. El Diccionari de la Acadèmia Valenciana de la Llengua no recoge la acepción, lo cual me hace dudar sobre si es un localismo o si sólo lo decimos los levantinos. Tindre xota es tener una especie de suerte cruel para los otros, especialmente referida al Valencia CF, y cobra todo su sentido si es en un derby. Ellos jamás lo reconocerán pero casi siempre que nos enfrentamos o tienen xota o las equivocaciones del árbitro caen de su parte. Como en la ida en Orriols, donde se acumuló lo uno y lo otro para acabar 3-4 un partido que, en buena lógica, debió ponerse 3-0 justo antes del 2-1.

La suerte (hay que reconocerlo) a menudo es de quien la busca con más ahínco. En este sentido, el Valencia siempre ha sido un equipo competitivo, virtud mejorada con Bordalás. En Sevilla se vio. Un equipo inferior fue capaz de aguantarle 120 minutos al Betis. Hubo un punto de xota, cierto (el Betis marró sus ocasiones más claras), y un arbitraje favorable (Guillamón debió ver 4 o 5 amarillas), pero es innegable que el Valencia tiene una capacidad innata para superar los peores trances de un partido, escapar vivo y tener sus opciones, en este caso con Soler, que al final y pese a todo pudo matar la final.

El Llevant necesitará la xota de su lado, por una vez y sin que sirva de precedente. Y un arbitraje imparcial. También ser, al menos, tan intenso y competitivo como los mestallistas. Debieran ganar en esta parcela, por la coyuntura en que está cada cual, pero pienso en la sangre de horchata de unos cuantos futbolistas que se enfundan (aún) nuestra zamarra, y ya firmaría que los del primo de Juan Ignacio Martínez no se nos merienden.

Alessio lo tiene claro: el Valencia no regalará nada y no habrá ni atisbo de germanor, como en 2011, como debe ser. 900 granotes alentarán al equipo desde el Gol Xicotet. Pese a todos los pesares, pese a estar a un mundo de la salvación. Durante los periodos de plomo de nuestra historia, que fueron muchos y a menudo prolongados, sin apenas alegrías, todo el mundo destacaba que lo mejor del Llevant era su afición, Ayer, hoy y siempre. Que el equipo sea capaz de estar a su altura; que lo sea hoy más que ningún otro día de este aciago curso. Por la historia y por la leyenda aquella de los 6 puntos seguros. Y sobre todo para que el milagro se mantenga a tiro.

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