GRUPO PLAZA

entrevista

Veintiuno: "En la música se tienen que poner de acuerdo millones de cosas para que te vaya bien"

Fotos: RICARDO RUBIO / EUROPAPRESS

5/05/2024 - 

MURCIA. Es una de las bandas más populares del momento. Con cuatro discos de estudio, los manchegos de Veintiuno han picado piedra hasta poder tener un nombre en la salvaje jungla que es la industria musical. El sábado pasado actuaron en el Warm Up dentro una gira "muy bestia", en palabras de su vocalista, Diego Arroyo. Con él hablamos de las penurias que han pasado, las trampas que han tenido que sortear y lo gratificante que es, después de todo, poder seguir haciendo canciones.

-Llevan bastante tiempo como banda, pero es desde hace cuatro años cuando han logrado tener un nombre. ¿Se controla bien la euforia después de haberlo pasado mal?

En cierta medida, aunque cuando estás en el abismo de que las cosas no salgan bien y que la banda no arranque, no lo aprecias. Cuando pasa el tiempo, y tienes eso detrás en la espalda, es muy gratificante cada paso que das. No se te olvida, sino que te da mucha perspectiva de donde estás, lo difícil que es. Estamos muy felices y agradecidos a la suerte que hemos tenido y con la perspectiva de que todo esto nos lo ha dado el trabajo. Al trabajo le debemos todo.

-¿Qué pensaban cuando veían que lo que estaban creando tenía talento y sin embargo no lograban darse a conocer?

Para empezar, nunca he tenido la sensación de que lo que hacía estaba muy bien. Y no quiero tenerla. Intentamos que sea así. Intento escribir las mejores canciones posibles, cuando grabamos en el estudio cada uno intenta que su parte sea lo mejor posible, intentamos que el directo sea el mejor posible…Pero lo que es válido y de calidad es muy relativo. Lo único que puedo decir es que tengo muy claro que el hecho de que hagas algo que sea canónicamente bueno, no tiene nada que ver con lo que la gente decide que le gusta o no le gusta. La música no depende del conocimiento. Puedes no saber nada de lo que estás haciendo y llegar a una idea increíble. Y gente que sabe muchísimo y no llega a nada que estimule a la gente. Y hay gente que llega a una idea, pero por no tener el momento o la suerte no se dan a conocer.

La respuesta corta sería que es frustrante. La respuesta larga es que hemos tenido la suerte de poder hacer el ejercicio de lo jodido que es esto. Es una escena en la que tienen que ponerse de acuerdo cien millones de cosas para que vaya bien y no te das cuenta hasta que estás dentro.

-El éxito también depende de que en el momento que aparecen, la música que les gusta hacer también guste.

Es muy difícil. Nosotros empezamos siendo unos críos teniendo el grupo. Yago era menor de edad y teníamos que ir falsificando DNI para que pudiera tocar en salas, hasta ese punto me refiero. Siempre hemos trabajado con la expectativa de disfrutar lo que viniera. Ahora lo que viene es increíble, los retos son otros. La satisfacción para mí no era vivir de la música. Sé que puede ser un poco hippie, pero el objetivo de esta banda nunca ha sido vivir de la música. El objetivo de esta banda era juntarnos en el garaje de mis padres y el sueño era tocar en Madrid. Después, poder tocar en Valencia, luego en Murcia, luego en Barcelona… Luego se convirtió en grabar un buen disco, con grandes productores y medios. Más tarde fue acercar nuestra música a la música que nos encantaba.

El objetivo de vivir de la música es muy tramposo. En esta industria hay gente que dice que vive de la música y lo que sucede es que ganan 600 euros de la música, por lo que sea, pero son sus padres los que les pagan el alquiler. Eso lo he visto mucho. Hay mucho elitismo en lo de vivir de la música y ser profesional. Ser profesional es una actitud. No hay un título que diga que eres profesional. Hay gente con títulos que era inútil y gente que no tenía ningún título pero que había trabajado toda su vida dejándose los cuernos que era increíble. Es complicado (risas).


-¿Cómo empezó la banda?

Nosotros venimos de una ciudad pequeña (Toledo), con 80.000 habitantes, una capital pequeña de provincia. Allí la idea de vivir de la música es algo absurdo y dedicarte a ella también es absurdo. Tenemos tan cerca Madrid que, si tienes la fantasía de tocar allí, te olvidas un poco de todo lo demás. Te acostumbras a eso. No hay mucha gente que tenga la cabezonería de querer vivir la experiencia, dormir en pensiones de mierda, en coches porque les encante la música hasta ese punto.

Tuve la suerte de ir conociendo a los miembros de la banda. En el caso de Yago (bajo), era amigo de mi hermano; a Pepe (batería) lo vimos tocar con otro grupo…Gente con la que tenías amigos en común y te decían: “Este toca la batería muy bien”. Y entonces ibas a verle y te encantaba. Entonces te entiendes musicalmente y ves que, más allá de tocar, ves que tienes una afinidad personal que se sostiene en el tiempo. Así fue.

-Si no hay afinidad personal, es imposible que dure una banda.

Por supuesto. Lo personal, mucho más que como toque alguien, está la capacidad humana. No me vale de nada alguien que toque increíble y luego sea insoportable. Esto es divertido, mucho más allá del negocio, por la experiencia.

-En este tiempo en el que no terminaba de arrancar la banda es lo que os ha mantenido unidos.

Totalmente. Sobre todo, el hecho de hacer lo que más nos gusta en la vida que es la música. Lo que mantiene a Veintiuno unida, tanto a la banda como al staff juntos es que nos lo pasamos muy bien. Se genera una complicidad que permite que soportes cosas que de otra forma no podrías. Hemos dormido en aeropuertos, bolos que son imposibles…O te lo pasas muy bien o no es posible hacerlo.

-En tus vídeos de Tik Tok comentas tus experiencias en la industria musical. ¿Sigue quedando gente buena en la industria?

Nosotros existimos porque hay gente buena en la industria. Cuando nos iba mal, había poca gente que nos tratara bien, pero esa gente nos trató increíble. Lo que sucede es que de la gente buena no tienes que avisar a nadie. Detrás de la broma de Tik Tok llevaba tiempo queriendo contar ciertas cosas en un marco en el que me hicieran caso. En las entrevistas cuando lo cuentas a toro pasado, la gente desgraciadamente lo soslaya. Lo cuentas como algo traumático y se queda ahí. No he contado todo, pero sucede muchísimo.

Te voy a contar un ejemplo. Yo había contado una anécdota de una persona que nos robó la recaudación de un concierto y desapareció. El otro día cené con alguien que casualmente trabaja con esa persona y me dijo: “Ha visto tu vídeo y le ha dolido porque ahora se ha rehabilitado”. Y contesté: “Bueno, bien. Yo no voy a decir su nombre en público”. No lo voy a decir, nunca le he pedido el dinero que nos robó, pero lo mínimo es que avise de que existe personas como tú para que, si se encuentran con situaciones análogas, puedan saber cómo defenderse.

             

-Son situaciones muy desagradables y que a más de uno les habría hecho abandonar el sueño de la música. ¿Conocen compañeros en la misma situación?

Sí, todo el mundo se ha encontrado a gente así. Lo que sucede es que hay gente que todavía están en esa situación y no pueden hablar. Nosotros ahora hablamos desde la perspectiva muy cómoda de que no estoy ahí. Sin embargo, hay gente que sí. El otro día hablaba con un compañero conocido, que ha hecho temas muy importantes y que ahora mismo está en solitario, que contaba en una historia de Instagram que de dos discos de oro que logró no vio un solo euro. Hablando en privado con él resulta que firmó con la persona equivocada con 18 años, estafaron a sus padres, y de tres o cuatro años con éxito no ha visto un euro. Esta industria puede provocar eso. Tú, que solo tienes talento compositivo, puede que des con la persona equivocada y luego no puedas recuperar lo que te han quitado porque no tienes los abogados adecuados. Eso sucede.

-¿A qué se deben este tipo de estafas?

Como en cualquier industria precaria, o en la que su base es muy precaria, no hay una manera. Pueden suceder mil cosas. Puedes tener una mala experiencia en un sello discográfico, como puedes tenerlo en una editorial, como puedes tenerlo con un mánager, con un promotor…Es una industria en la que intervienen muchos intermediarios. De alguna manera, es posible que sea mejor la intervención de muchos a que intervengan pocos. Si intervienen pocos y te sale mal estás jodido. No hay una sola respuesta.

-¿Cuando os ficha Warner tenían cierto miedo por estas malas experiencias?

Que Warner lo haga es más raro, a nosotros no nos ha sucedido y tenemos muy buena relación con la compañía. Sin embargo, no quiere decir nada. Que fiches por una discográfica no significa nada. Ellos gestionan tu catálogo y te permiten sacar tu música, pero lo que pasa luego con tus canciones no necesariamente depende de ellos. Firmar por una discográfica no es el cielo. Solo es una herramienta y te siguen pasando muchísimas cosas. Firmar por Warner nos permitió hacer música y financiarla, pero no quiere decir que lo solucionara todo y, de hecho, no lo soluciono.

-¿Sigue componiendo para otros artistas o ya solo crea para su banda?

Yo soy un trabajador y lo que más amo en la vida es hacer canciones. Quien quiera hacer canciones, si tenemos la oportunidad, podremos hacerlas juntos. Escribí para otros en un momento de mi vida por necesidad, pero lo que yo quería hacer era escribir canciones para mi proyecto en exclusiva. Luego es cierto que puede enriquecerte escribir para otros o junto a otros en muchos sentidos. Para este disco que estamos preparando, por ejemplo, hay dos canciones, escritas junto a otra gente. Es un proceso muy divertido cuando lo haces junto a gente que tiene ideas increíbles y que te aporta. Incluso, me parece interesante la idea de escribir para gente que no escriba por sí mismo.

Lo único en lo que me pongo límites es que, por un lado, no tengo la necesidad y no voy a entrar en sitios en los que no quiero estar. Por otro lado, hay ciertas situaciones que no quiero tolerar para que no se aprovechen de mí. Como todas las relaciones en la vida, he aprendido que hay que poner límites.

Foto:  Ricardo Rubio / Europa Press

-¿Se valora poco al compositor?

No, cada vez se valora menos y te voy a explicar las razones. El compositor, o la compositora, porque actualmente algunos de los mejores temas son escritos por mujeres, en los 70 u 80 había una glorificación por ellos. Existía un respeto, primero, por la figura del solista o del artista independientemente de que compusiera. Nadie hace de menos a Rocío Jurado porque le escribieran las canciones. Manuel Alejando y Ana Magdalena, que hicieron grandes canciones juntos con Rocío Jurado, Raphael…Nadie discute eso porque eran tándems y porque la figura del artista era algo tan grande que no era discutible. Esa figura tan grande cada día es menos frecuente entonces el artista tiene que hacerse valer en diferentes ámbitos. Nadie se fijaba en quien componía y, cuando Rocío Jurado hablaba de Manuel Alejandro, se tomaba como una gentileza de ella con su compositor.

Todos tendemos a pensar que lo que canta el cantante lo está viviendo, y eso es poderoso, con los años se ha ido consolidando la idea de que el artista siente lo que está cantando. Para eso, la única manera es que todos creamos que el artista ha compuesto la canción. Que ha sufrido ese trauma y ha procesado ese trauma en forma de canción. Como ya no hay estrellas tan incontestables la gente va mirando quien ha escrito y si lo has escrito.

Lo que empezó a ocurrir a partir de los años 90 y 2000 es que se empezó a adoptar un modelo industrializado de composición. Ya no existe un gran autor para un gran artista. Ahora existen varios autores para un artista a través de sesiones de composición, construyendo repertorio. Porque el repertorio cada vez más se necesita que sea más frecuente, de una manera más rápida. El ‘mainstream’ genera canciones de forma sistemática. A toda velocidad. La gente, lo crea o no, quiere pensar que cuando un artista de talla gigante canta una canción y sabes por los tabloides que esa canción puede estar hablando de su expareja quieres pensar que ese artista lo ha escrito porque, si no es así, la magia se rompe. Para muchos la magia se rompe. Hay gente que solo cree en las canciones como recaditos. Un ejemplo es el de Taylor Swift, que ha escrito un disco dedicado a otro cantante, Matty Healy. Y tiene a todo internet hablando de la ruptura, no de las canciones. Y de como Taylor Swift se encerró a escribir canciones tras esa ruptura. No quiero decir que sea así, porque estoy convencido de que ella es la autora de esas canciones. Lo que quiero decir es que si por algún casual saliera la noticia de que Taylor Swift no ha escrito esas canciones, esa conversación se acaba, se agota. Porque todo lo que ha enganchado a la gente es lo que ha podido sufrir ella. Si no lo ha sufrido, deja de importarte.

Hay cantantes que han ocultado su orientación sexual porque sabían que si todo su público se daba cuenta de que había una ruptura y sus canciones no estaban dedicadas a sí mismos de pronto se desenganchaba. Por eso algunos han tardado 25 años en salir del armario. Es muy triste. Demuestra que a mucha gente le importan menos las canciones que la pornografía emocional. Si te gusta una canción debería darte igual el resto.

Cerrando el círculo, el compositor importa más que nunca. Porque la canción lo es todo. Lo que sucede es que no interesa que se sepa quien hace las canciones muchas veces. Porque el artista siempre va a querer contar que es el autor. Y no es verdad. Es muy frecuente que no sea el autor.

-Lo que he percibido es que artistas que no participaban nada en la composición, ahora se involucran más. ¿Es así?

Sí y no. Hay gente que cuando está en una habitación tenía un bloque creativo y necesitaba a alguien para pelotear y crear, para entonces crear una canción a medias. He estado con gente que era muy buena letrista pero no sabía música y mi trabajo era de hacer la música e incluso con los arreglos También hay gente que por su proceso industrial cree que componer es entrar en una habitación a contar anécdotas y que alguien, se sienta en un instrumento y hace una canción. Y hay gente que, simplemente, se pone a mirar el SARA. Todo eso lo he vivido yo. El proceso de las sesiones de composición es que las editoriales quieren que salga una canción.  Quieren que el artista tenga repertorio. En este caso, con esas sesiones se facilita que el artista esté en la habitación cuando la canción se hace. ¿Por qué? Porque si soy un autor desconocido y estoy con un artista increíble y, sale una canción increíble, yo como autor desconocido voy a desear que esa canción se publique. Y, por su parte, el artista va a querer la canción. En ese caso, llegaremos a un acuerdo secreto y cerrado para que la canción salga. Raramente alguien va a discutir. Hay un agujero enorme y es irresoluble.

No voy a salir de una sesión compositiva con X diciendo “esta persona no ha hecho absolutamente nada, la canción la he hecho yo y quiero el 100% de los derechos”. Si digo eso, el artista va a decir que no la saca porque no se lleva nada. Entonces, tu trabajo no serviría de nada porque las sesiones no se pagan.

Hablo de ello porque es así y creo que, la esperanza está en que a la gente joven se le explique y decirles a los autores que les va a pasar esto. Y, a los artistas que puedan estar en el otro lado, pedirles que sean honestos. No contéis mentiras, no tratéis mal a vuestros autores. Sobre todo, porque, en esta industria, todos queremos que salga bien. Yo quiero que salga la canción y no tiene sentido que nos puteemos entre nosotros. 


-Percibo en este sentido que la percepción de formatos como Operación Triunfo por parte de la industria ha cambiado.

Para mí en esta industria no tienes un lugar del que salgas. Tiene personas. Hay gente que ha salido de OT que me parece interesante e increíble y gente que me parecen convenidos y discutibles. Los prejuicios me dan igual. He conocido a gente increíble que ha salido de OT y luego como me ha pasado con Maialen. Es amiga mía, íntima, a la que le he dado durante dos años clases de piano solo por el placer de hacerlo. Tomar un café en casa, me enseñara sus canciones y de paso enseñarle piano. Eso me ha supuesto una gratificación personal. Ella ha tenido una generosidad conmigo y con la banda enorme.

Con Juanjo y Paul, a los que no me une una relación tan estrecha, creo profundamente en devolver lo que se te da. Por ningún motivo, se ha escogido en la última edición de Operación Triunfo la canción ‘La vida moderna’ y nos está ayudando mucho. Nos está dando un espacio y nos han permitido ir a tocar una canción y dar una clase de composición…Eso siento que hay que devolverlo. Ellos acaban de salir de la Academia y nos parecía un gesto bonito invitarles. La gente que tiene prejuicios seguramente sea porque les falte información.

-Por último. ¿Qué es lo próximo de Veintiuno?

Tenemos una gira muy bestia y, por el momento, estamos en girar, componiendo y grabando. Ya veremos hasta donde y para qué.


next

Conecta con nosotros

Valencia Plaza, desde cualquier medio

Suscríbete al boletín VP

Todos los días a primera hora en tu email


Quiero suscribirme

Acceso accionistas

 


Accionistas