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LA CIUDAD Y SUS VICIOS

'Vosté dirà': la fotografía demoscópica comienza a prender en València

Los fotógrafos valencianos Ricardo Cases y Pablo Casino toman los barrios de la ciutat preguntando a sus vecinos qué cosas de sus calles les gustaría ver fotografiadas. Posteriormente esas imágenes toman los muros

24/06/2017 - 

VALÈNCIA. En plena vorágine de las retrotopías de Bauman (ese afán por idealizar el pasado y añorar utopías que nunca se han dado) todo un golpe higiénico de realidad por la vía fotográfica. Puede ser la sinopsis de un proyecto que comienza a prender en los barrios valencianos, trincheras donde se agazapa la vida real.

Se llama 'Vosté dirà' y tras su trastienda se esconden sus autores, Ricardo Cases y Pablo Casino -dos de los fotógrafos más especiales del momento- y sus alumnos en la propuesta educativa CASA. Vienen a ser como una patrulla de sondeos fotodemoscópicos. 

Han llegado a Patraix, han llegado al Cabanyal (comenzarán a llegar a más y más enclaves), han hablado con la vecindad. ¿Qué le gustaría a usted que fotografiaramos de su barrio?, les han preguntado. Vosté dirà… Y ellos han dicho, guiados por la capacidad de la fotografía de hablar a borbotones. Las imágenes acaban siendo un portfolio de la realidad de cada zona, certero que ni El Roto, repositorio cotidiano. “Para confeccionar esta lista hemos preguntado al señor sentado en el banco de la plaza, a la señora que pasea al perro, al tendero y al niño, al que vende rosas, al camarero del bar y al guardia civil en su cuartel”, dice Pablo Casino, premio PHotoEspaña al mejor libro de fotografía por Barespagnol.


El proceso, que comienza con el primer sondeo a la población, sigue con el fotografiado de las temáticas elegidas, se prolonga con el pegado de las fotos sobre las propias paredes del barrio y concluye con la edición de un cuaderno que compila todo el trabajo. "Entre todos mostramos un reportaje del barrio realizado a partir de una lista de asuntos elegidos por la propia gente que vive en él. Con las respuestas obtenidas nos lanzamos a sacar fotos que luego pegamos en los muros del barrio para que todo el que quiera y cuando quiera pueda ver qué es lo que estos vecinos dicen y lo que estos fotógrafos hemos visto. Paralelamente, lanzamos una pequeña publicación en la que se puede ver una parte de todo el reportaje".

Fotos de un horno, del "restaurante coreano de la esquina", del "parque de los porros", del "cuadro amarillo al lado del baño de la pizzera", de la tendera, del "parque de los gitanos donde Burguer King", de "la carpintería Valero", de "lo limpias que están las calles con Ribó", de "Los Pitirris", de "la acequia de Favara que pasa por el barrio", de "la finca maldita de Tres Forques", de que "hay pocas plazas de aparcamiento", Vosté dirà, versión Patraix

Comprobar a los vecinos frente a la pared mirando las esporas visuales que genera su lugar en el mundo tiene que ver con el autoconocimiento, la autoestima, el fortalecimiento de los lazos entre las comunidades locales; un antídoto frente a la alienación. También una suerte de córner en el que las calles hablan esperando que alguien escuche mirando. 


La semana pasada fue el turno para el Cabanyal. Ocho muros cubiertos de dosis de certezas y pocas utopías. Un remolino de miradas en torno a las imágenes. Explica Pablo Casino: "En plena zona cero, junto al carril bici, mientras pegábamos las fotos algunos vecinos se "peleaban" para que las pusiéramos en el muro de su casa y no en el que teníamos pensado. Algunas escenas de lo más cotidiano como ver a niñas de 10 años después de clase jugar (por propia iniciativa) a encontrar elementos en las fotos, como el veo veo: un coche amarillo, un perro blanco, un calvo en el parque... Quizá es sensiblero, pero es bonito cuando se hace uso de estas imágenes de manera tan lúdica. Un niño el otro día haciendo parkour (eso decía él, daba piruetas rebotando en el muro) sobre las fotos mientras las pegábamos".

Los barrios son la palanca central de una nueva efervescencia de nacimiento espontáneo. Frente a la falta de grandes hitos, una horizontalidad asentada en el ingenio. Vosté dirà se suma al callejero.


Sondeos sociales que se tornan imágenes. "La primera conclusión -siguen Cases y Casinos- es que hemos encontrado, como fotógrafos, una fuente de motivación muy importante por la propia experiencia de realizar el reportaje: patearnos las calles del barrio, hablar con la gente, llegar hasta la foto que los vecinos han propuesto. Es una manera adictiva de profundizar en la vida de la ciudad. Esto, por supuesto, cobra un sentido mucho más completo cuando se pegan las imágenes en la pared y comienzan las reacciones de la gente. El ubicarlas en plena calle, desprovistas en cuanto a su recepción de connotaciones propias de otros ámbitos (artísticos, periodísticos, publicitarios…), el que sean accesibles inmediatamente a un público amplio y sobre todo partícipe diariamente de lo que ve en las fotos provoca abundantes reacciones y de todo tipo. Se establece un diálogo inmediato. Los vecinos no solo emiten verbal y efímeramente sus opiniones sino que actúan sobre los muros sin pensárselo dos veces. Es sorprendente volver a los pocos días y encontrarte fotos "intervenidas": arrancadas, escritas, tachadas, troceadas… un collage fotográfico popular".

Hay una ciudad queriendo fotografiarse, hablar por sí misma. 


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