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opinión pd / OPINIÓN

17.720 contra 12.745

7/04/2022 - 

VALÈNCIA. No hay más. No le den más vueltas. Disfracen el debate como lo disfracen, los números no se discuten, se comprueban. Para la final de la Copa del Rey el Betis puso a disposición de los suyos en venta directa 17.720 entradas (casi 18.000) y el Valencia 12.745 (menos de 13.000). Esa es la consideración que unos y otros tienen sobre su masa social y sus aficionados. Por eso la masa social bética está en 46.734 componentes y la del Valencia en 31.000 con algunos abonados censados con 122 años de antigüedad en un club fundado hace 103.

Más números. De las 20.757 entradas que la RFEF ha entregado a cada uno de los dos clubes finalistas (a las que hay que añadir 100 invitaciones, 6 butacas en el palco de autoridades y 40 invitaciones en palcos privados), el consejo de Administración del Betis se ha quedado para sus compromisos 3.037 entradas (el 15% del total). El consejo de Administración que preside Anil Murthy se ha quedado para sus compromisos más del doble, 8012 entradas (algo más del 38% del total). O dicho de otro modo, el Betis puso a disposición de sus abonados el 75% de las entradas otorgadas por la RFEF y Meriton puso a disposición de los abonados del Valencia CF algo menos del 62%.

Todo lo demás es desvirtuar el debate y disfrazarlo, pintarlo del color que convenga en ese momento a la propaganda institucional que al final, y acorralada por la verdad, y sin argumentos para defender lo indefendible, se permite sacar su verdadera cara ante sus groupies "esto es una empresa privada y no hay porqué darle explicaciones a nadie"

Sin dejar de ser verdad, resulta que el Betis también lo es. Y tampoco es menos cierto que no han sacado tres comunicados diferentes (dos públicos y uno para interesados crédulos) rectificando sus propios números conforme el trasero iba quedando al raso. Con un comunicado (uno) y las cifras claras y sin dobleces, las cosas no admitieron debate desde el primer instante en Sevilla. La cuestión sólo admite dos respuestas. La más benévola es pensar que son muy malos comunicando, y la más malpensada es plantearte que mintieron desde el primer minuto. Quédense ustedes con la que quieran.

Al final siempre es culpa de los demás. La prensa tiene la culpa siempre de todo (bueno, más que la prensa lo que ellos denominan "los enemigos del club". Los que no compran la milonga por tres filtraciones interesadas y dos entrevistas). Sobre todo en el tema de lo de las entradas. 

Y luego ya entramos en culpabilidades varias. La "tensión financiera" (palabro que un día Anil le oyó a Inma Ibáñez y fue repitiendo como un mantra) sirvió para justificar lo de Mateu Alemany y el modelo exitoso que implantó en Mestalla. Los jugadores mayores que se lesionaban con facilidad (y que alguno que otro levantó algún título al año de echarles), sirvió para justificar regalarlos o venderlos a precio de saldo de mercadillo.

El COVID sirvió para casi todo, incluso para un vídeo-papelón del doctor Zaragosí asegurando que vendrían unos refuerzos en verano que jamás le trajeron a Javi Gracia. La falta de amor por los colores sirvió para condenar a Ferrán y un año más tarde para fulminar a la que iba a ser la bandera del proyecto, Kang In Lee (incluso para asegurar en su día a los 4 vientos que no se traspasaría a Kondogbia o a Wass). Que Bordalás se había enrocado en determinados futbolistas sirvió para traer jugadores de perfil diferente a los que había pedido el entrenador. Y la tan cacareada "Meriton Youth Policy" no ha vuelto a aparecer tras acumular el récord de descender al filial dos categorías en una misma temporada. Los políticos tienen ahora culpa de que el Nou Mestalla no esté acabado, y hasta Ximo Puig gestionó mal la pandemia en la Comunitat.

Desviar el debate puede surtir efecto si cuando señalas a la luna el de delante mira el dedo, lo que pasa es que ya no cuela. Que Murthy sea el único presidente de la historia de los finalistas de la Copa del Rey que se ausenta de la reunión definitiva del reparto de entradas para irse de cumpleaños (cuando días atrás se comprometió a ir) y toda la discusión se centre en si avisó o no avisó el día anterior, es coger el rábano por las hojas. Porque lo grave no es si avisó o no (que no lo hizo), lo grave es que dejara al club sin representación en el día del reparto definitivo del número de entradas a cada afición (algo así como si usted acusa a su vecino de que quemarle la casa y este le responde que le ha avisado antes. Que lo grave no es el aviso ¡Es que te han quemado la casa!). Y aún así, la RFEF mantuvo su palabra de donar el 40% a cada afición en lugar del 33% que marca el reparto inicial.

Luego les vendrán con vídeos motivadores en unas redes sociales cerradas ya casi un año a la interacción (la culpa de ustedes por insultar), con fórums, homenajes de cartón-piedra y el ADN valencianista. La realidad no admite dudas 17.720 contra 12.745. Esa es la consideración que la propiedad les tiene. El resto, humo.

PD: si no ha sido usted agraciado con entrada para la final de La Cartuja, le aconsejo empadronarse a la carrera en Canberra, en Punta del Este o en Tananarive. Quizá tenga opción a entrar en el cupo de las que el club va a destinar a "aficionados de otros lugares del mundo". Suerte, les va a hacer falta.

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