6-0, 7-1, 8-2 

VALÈNCIA. “Volveremos a Primera, como en el 63”. El cántico de la grada de Orriols es inmortal. Aunque haya otros ascensos, tan épicos como el de 2004, 39 años después, o el de 2010, en plena celebración del centenario, sólo uno es el primero, sólo uno representa el triunfo del anhelo histórico del levantinismo de estar en la élite de nuestro fútbol desde que unos mozalbetes comenzaron a jugar en la Platgeta, en los albores del siglo XX. En unos días, el 2 de junio, se cumplirán 60 años de aquel sueño cumplido.

Aquella campaña 62-63 la escuadra blaugrana firmó dos soberbias goleadas: 6-1 al Jaén y 7-2 al Cádiz. Entonces como ahora Las Palmas también estaba en el lío: quedó tercero a tres puntos del Llevant, segundo tras el Murcia. Subió en el play-off contra el Coruña. Al curso siguiente por cierto, el del debut en Primera, los levantinos endosaron un soberbio 3-0 al Oviedo en Vallejo. Ha querido el destino que el rival sea esta vez el Oviedo, como en el último ascenso, con aquel testarazo de Postigo.

¿Saben que hay que hacer el sábado desde las 21:30 para intentar ascender? Ganar 6-0, 7-1, 8-2 al Oviedo y esperar. Esta opción, sin embargo, está descartada prácticamente por todos: ni club, ni míster ni futbolistas lo han marcado como objetivo. Tampoco esa presión ha nacido desde la grada. ¿Es imposible? ¿Era imposible que la selección le metiera un 12-1 a Malta? ¿Que el Llevant ascendiera en 2010 con un equipo hecho de retales? ¿Qué venciera 5-4 al Barça, campeón invicto? ¿Que el Dépor remontara en Champions el 4-1 de San Siro contra el Milán de Kaká, Maldini y Gatusso? ¿El 4-1 de la Roma al Barça? ¿O el 6-1 de los culers al PSG? ¿Lo era el 6-1 del Llevant al Fuengirola en la fase de ascenso 83/84? ¿El 5-4 al Ceuta (88/89), cuyo portero había encajado un gol en 20 partidos? ¿Era inverosímil que el Liverpool le ganara al Milán la final de Champions de 2005, tras remontar un 3-0 en la segunda parte?

No es un eslogan comercial y el levantinismo lo sabe mejor que nadie: “Impossible is nothing”. Adidas lo tomó de un discurso del legendario boxeador Muhammad Ali y éste debió hacerlo a su vez de Juanito Puig, con cuyo liderazgo el Llevant del Cabanyal ganó el Superregional del 35 y la Copa del 37.

¿En que clase de resignación fatal vivimos inmersos para que nadie, ni dentro ni fuera del club, haya exigido abiertamente, con todo el respeto por el rival, por bueno que sea, que el Llevant debe dejarse la vida para intentar ascender este sábado y que la vía más plausible es golear a los asturianos y esperar noticias del Insular? ¿Podemos ir a Orriols con la ilusión por el ascenso, pese a todos los chascos anteriores, o saldremos cabreados porque ni siquiera intentamos explotar nuestras opciones, por escasas que sean? No es imposible. Nada lo es. Lo hace imposible no creer que es posible. Y los levantinos no llegamos hasta aquí para hundirnos en el fango de la resignación.