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La amenaza del ERE vuelve a planear

13/06/2021 - 

ALICANTE. Hace una década que las cuentas no salen (ese es el tiempo que ha transcurrido desde su último concurso de acreedores), pero desde 2014 el Hércules vive directamente del auxilio financiero de terceros, concretamente de Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez, quienes, por ejemplo, dentro de dos semanas canjearán 4,3 millones de euros que han inyectado al club en los dos últimos ejercicios por acciones de un euro de valor nominal.

Con el descenso a la cuarta categoría del fútbol español la mala situación económica del club blanquiazul se va a acentuar, pues los ingresos menguarán aún más (por muchos abonos y entradas que se puedan vender, el precio no puede ser el mismo, como tampoco el de la publicidad), tampoco el citado auxilio económico será el mismo (solo Ortiz asegura que continuará prestándolo y por un importe inferior, mientras que Ramírez se resiste a continuar y no está claro que se sume otro padrino, el cual, además, ahora mismo solo parece que pudiese llegar de la mano de Toni Freixa), reaparece también la obligación de cumplir con los acreedores ordinarios (habrá que pagarles 1,2 millones el 30 de junio de 2022), los gastos generales seguirán siendo prácticamente los mismos (los vinculados al estadio Rico Pérez, por ejemplo) y si se desea aspirar a un ascenso la plantilla no podrá costar menos de 1,3 millones (ese es el cálculo que maneja el director deportivo, Carmelo del Pozo) y, eso, siempre que se consiga aligerar masa salarial...

El club se mantiene ahora mismo parado, a la espera de que se aclare qué sucede con la negociación entre Ortiz y Freixa, pero una vez se retome la actividad (normal), se salga del actual bloqueo voluntario (con Freixa o sin Freixa, traiga un inversor, dos o ninguno), uno de los primeros pasos a dar será el de rebajar el gasto en personal comprometido, especialmente el deportivo.

Ahora mismo, los laterales Javi Pérez, Raúl Ruiz, Rubén Molina 'Nani' y Víctor Olmedo, los mediocentros David Sánchez y Yeray González y el extremo Borja Martínez son futbolistas con ficha del primer equipo que cuentan con contrato para el curso 2021/22 (alguno como Nani también para el 2022/23); a los anteriores hay que sumar varios con ficha del filial pero en dinámica del primer equipo, como el portero Fran Martínez, el central José Solbes y el extremo Abde. A nadie le escapa que varios de los anteriores no entran en los planes de la dirección deportiva y el resto solo lo hará si acepta rebajas salariales. 

El verano pasado la sangre no llegó al río, es decir, el club logró por la vía de la negociación soltar lastre, pero está por ver que eso sea posible en esta ocasión: la amenaza de que se recurra a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) vuelve a estar sobre la mesa. El club blanquiazul, que en 2020 ya recurrió a una medida de este perfil, aunque de carácter temporal, al aplicar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por falta de actividad derivada del estado de alarma (la opción del ERTE estuvo de nuevo sobre la mesa con el curso 2020/21 en marcha, ante los aislamientos y aplazamientos de partidos por positivos por Covid-19), podría verse ahora obligado a recurrir directamente a un ERE. 

No sería el primer ERE en el Hércules

El Hércules, la primera Sociedad Anónima Deportiva en suspender pagos (lo hizo en 2001, pero 11 años después -ya con otra normativa, la famosa Ley Concursal- volvió a hacerlo, a declararse esa vez un concurso de acreedores que desembocó en un convenio que en 2017 tuvo que modificar al no poder cumplirlo), también cuenta con la marca personal de haber sido la primera en declarar un ERE: fue en 2012 y precisamente con Carmelo del Pozo en los despachos, aunque entonces este era secretario técnico (varios futbolistas recurrieron judicialmente la decisión del club, pero este salió victorioso).

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