La dupla Soler-Racic se asienta e impulsa al Valencia

VALÈNCIA. En un Valencia de mínimos, con un entorno de escasa paciencia y altamente inflamable por los despropósitos del máximo accionista, Peter Lim, en la confección de la plantilla, uno de los debates afectaba a la demarcación del medio centro. Esa zona, capada sin Parejo, Coquelin y Kondogbia, titularísimos en las tres temporadas anteriores, había quedado expuesta. Sin fichajes para la medular, el pilar estaba llamado a ser Kondogbia, de lo mejorcito del arranque de temporada hasta su espantada camino del Atleti. Sin Kondo, esa parcela se convirtió en un solar.

Javi Gracia, que pidió, sin éxito, a Capoue, la ha poblado con Carlos Soler y Uros Racic. El valenciano tiene 24 años recién cumplidos, el serbio cumplirá los 23 en dos meses. Soler va sobrado de talento para dirigir el equipo y desde la etapa de Marcelino, además, a sus habilidades naturales les sumó trabajo. Es un centrocampista completo, técnicamente capacitado para lanzar al equipo. Sus críticos lo comparan con el Dani Parejo de la etapa de Marcelino, cuando Carlos acaba de acceder a esa posición en el equipo y olvidan lo que le costó a Parejo convertirse en imprescindible. También consideran que no puede actuar lejos de la banda derecha. Con esas etiquetas carga esta temporada el canterano.

¿Y Racic? El serbio de Kraljevo llega de una experiencia en la Liga NOS, la primera división de Portugal, con el FC Famalicao, revelación del campeonato. Jugó 39 partidos con tres goles y dos asistencias. Tiene planta, presencia, físico y técnica. Como Soler, necesita minutos, confianza y partidos para asentarse en la élite.

A los dos mediocentros, en su adaptación al equipo, les afectó la deriva del club. Carlos Soler retrasó su entrada en juego, primero por la covid-19 y luego por una lesión. Y Gracia, ofuscado por la salida de Kondogbia, tardó en darle galones a Racic. El cuadro de vértigos que sufrió el serbio tras jugar en el Camp Nou ralentizó la entente con Carlos Soler en el terreno de juego.

Ante el Valladolid, la dupla Soler-Racic ganó crédito. Es cuestión de acumular horas de juego. Son futbolistas que están decidiendo su presente, posicional en el caso de Carlos Soler, que vuelve a recuperar sensaciones en una zona que conoce perfectamente pero de la que ha estado alejado las últimas temporadas por la influencia de Parejo, de identidad Racic, con menor experiencia que el valenciano en la élite pero con más condiciones que las que ha dejado ver hasta ahora.

Como el Valencia actual carece de un '6' puro, ambos jugadores están compartiendo los roles de mediocentro defensivo y ofensivo. La capacidad para generar juego, de momento, es mayor en Carlos Soler y la de sujetar al equipo es labor de Uros Racic. Aunque ambos pueden ejercer las dos funciones, Gracia tiene que determinar quién ejerce esos perfiles para que no haya conflicto ni desajustes.

Roles más definidos

Hasta llegar a Pucela, el partido más completo de la pareja, ha habido momentos durante las jornadas anteriores donde la sensación es que no estaban los roles determinados. Mezclaban sin más, pero faltaba decisión y solidez en esa parcela. También que la pelota pasará por ellos en lugar de transitar sin que apenas participaran generando juego. En numerosos partidos, el juego del equipo transmitía que los mediocentros eran más importantes en defensa que en ataque.

En Valladolid se observó algo distinto. Carlos Soler retrasó su posición para meterse entre los centrales y ayudar en la salida de balón, mientras Racic ejercía de tapón. El valenciano también se metía entre el central y el lateral para generar superioridad en esa salida de pelota. En la acción, el Valencia metía a los interiores, Wass y Cheryshev, por dentro y dejaba libres los pasillos para los laterales.

La dupla Soler-Racic, más definida, mezcló mejor e impulsó al equipo camino de una victoria muy necesaria. Más trabajada, con más partidos juntos, y con la llegada -utópica, de momento- de un '6' para ayudarlos en la rotación y complementarlos, esa sociedad ganará en equilibrio y efectividad.