VALÈNCIA. Iglesias y Latre, en las pantallas, dieron un capotazo al Madrid más insignificante. Su once de gala apenas generó una ocasión y un par que no llegaron ni serlo. Eso fue todo. Mas dos penalties inexistentes y un container de potra. A los puntos, el Llevant pudo golear. Con un arbitraje honrado, vencer.
Iglesias y Latre (el de la pena máxima por una carga ridícula de Pier a Boufal en Vigo) perpetraron el mayor fiasco de la historia del VAR. No pitaron (ni revisaron) el derribo meridiano de Carvajal a Morales; penalizaron (y revisaron) la mano de Bardhi para el 0-1, aunque se tapaba la cara, supuesto que invalida el penalti; no quiso comprobar unas manos de Varane al límite del área (ni siquiera pitó falta, por si acaso); y refrendó el piscinazo de Casimiro, confirmado vía pinganillo.
Hay que ser ingenuo en extremo para creer que un árbitro de Primera se equivoca en cuatro acciones (tres clarísimas), siempre del mismo lado. Y ni una vez el otro árbitro de Primera le advierta del error. Errar es humano. Esto no parece ni humano ni error. Parece lo de siempre.
El VAR es mejora la justicia en el fútbol, si se usa con honradez, como en el Bernabéu, en la ida. El propio VAR deja en evidencia a los trencillas imparciales.
Un Llevant muy superior
Especialmente en la primera mitad, con peligro constante, dos palos de Roger y otras ocasiones claras. En la segunda, el Llevant acusó la retirada de Rochina, por prudencia, y la desaparición de Campaña, por incomparecencia. El saguntino volvió a dar un recital; el sevillano, al trote en muchas jugadas defensivas, se dedicó más al taconcito y la filigrana que a tirar del equipo, cuando más lo necesitaba, tras el 1-2 y con un cuarto de hora por delante. Se borró y desvió su responsabilidad, una y otra vez, a los centrales.
El equipo encajó el 1-2 como un mazazo, pero bailó al Madrid y desplegó todo el fútbol que se vio en Orriols. Simon y un renacido Luna desbordaron una y otra vez por sus carriles, con la ayuda de Roger y Morales, muy activos, cayendo a derecha e izquierda, y con la circulación de Rochina y Bardhi, que igual filtraban entre líneas por el centro como cambiaban la orientación de banda. Entre los seis pudieron sonrojar al campeón de Europa.
Atrás, Cabaco, Vezo y Pier, pese a algún error, consiguieron que el Madrid no generara peligro, lo cual tiene mucho mérito. Aitor estuvo seguro y decisivo en un par de acciones. Y Campaña, gris en la creación e indolente en la contención, y empeorando con el paso de los minutos. Sobran dedos en una mano para contar los partidos notables que ha ofrecido este curso.
La enésima reivindicación de Roger
Roger tropezó dos veces con los palos antes de empatar. Celebró el gol con rabia, en lo que pareció una queja por su falta de continuidad. Ayer abrió espacios, recibió de espaldas, forzó faltas, redistribuyó con criterio. Justo lo que suele hacer. Además crea ocasiones y marca goles.
Hay quien le afea que falla demasiado, pero es porque genera muchas ocasiones. Otros siguen con el mantra de que es para Segunda. Lleva diez tantos. ¿Qué más debe demostrar? El de ayer, asistido por un Morales electrizante, hizo estallar de júbilo a la grada.
Su cambio por Dwamena no aportó nada el equipo. Con Roger en el campo, aún cojo o con una pierna atada, el Llevant huele la sangre. Sin él todo es más difícil. Paco López se equivocó también al convocar a Jason y al sacarlo a calentar tras el empate: la bronca, previsible, enrareció el ambiente en el peor momento.
Iglesias y Latre hurtaron al Llevant otra victoria de prestigio y, sobre todo, estar con 33 puntos en la tabla. Y además Rochina, esencial en la creación de juego granota, se fue del banquillo con roja.
UNO A UNO: Aitor (8); Cabaco (6), Vezo (7) , Pier (7); Simon (8), Rochina (8) (Doukouré (5) 60'), Campaña (3), Bardhi (7) (Vukevic (sc) 89'), Luna (8); Morales (8) y Roger (8) (Dwamena (5) 73').
Paco López (7).
GOLES: 0-1 Benzema (p. 43'); 1-1 Roger (61'); 1-2 Bale (p. 78).