Y es que realmente, desde que PacoLópez tomó las riendas, no se recuerda un Llevant tan indolente y perezoso, con una actitud alarmante que ya se vio en el Camp Nou en Copa: sin intensidad y sin carácter
VALÈNCIA. Morales fue honesto y rotundo al acabar el partido: habló de desconexión, de hacérselo mirar y de respeto al escudo. Y es que realmente, desde que Paco López tomó las riendas, no se recuerda un Llevant tan indolente y perezoso, con una actitud alarmante que ya se vio en el Camp Nou en Copa: sin intensidad y sin carácter. Es difícil discernir como este equipo, con mimbres para llegar lejos, ha caído en esta sosería.
Si hay algo roto (por culpa quizá de las renovaciones y de las expectivas) convendría restañarlo cuanto antes. Echando mano de bajas y altas, si es necesario. Con firmeza, ya que el problema esencial en el Pizjuán no fue de un central o de un stopper (que también), sino de actitud. Y esta variable se debe contemplar cuando al tomar las decisiones oportunas, la semana que viene. Los equipos como el Llevant se deslíen como un azucarillo cuando no van todos a una, cuando irrumpe la desazón, cuando se eluden responsabilidades. Y entonces son carne de cañón, por mucho talento que tengan. Ojo.
Futbolistas intocables.
Si Campaña pretendía impresionar a la hinchada local, ante el presunto interés del Sevilla por su regreso, desde luego quedó a años luz. Se borró del partido. Abúlico en la creación y romo en defensa sólo pidió balones parados, ejecutados siempre de forma estéril e incluso peligrosa, como en el insólito córner que provocó una contra de seis contra Morales. No acabó en gol de milagro. Y es que el 5-0 pudo ser mucho peor. No es que Campaña no estuviera fino o acertado; es que sencillamente no estuvo. Más grave es lo de López que le mantuvo en el campo.
Ignoro si Vukcevic, Luna y Prcic entrenan sin intensidad pero desde luego nunca les he visto en un partido la actitud de Campaña de ayer. Soy fan de los entrenadores con látigo, pero su empleo no puede ser arbitrario o la disciplina que pretende deviene discriminación y de ahí al agravio y el malestar en el grupo hay un paso. Hay futbolistas en este Llevant que son intocables hagan lo que hagan, y eso no crea buen ambiente jamás. A no ser que se trate de Messi, que no es el caso.
Riesgo en el once.
Más allá de Campaña, hay que tratar de no mezclar el análisis futbolístico con el conductual. La disposición táctica ofensiva de López fue muy arriesgada: Morales no rinde en el carril, ni Coke; se vuelve a jugar sin mediocentro defensivo y se sienta, por enésima vez, a Roger, el único delantero que tiene gol. Otros problemas vienen de lejos: la irregularidad de Pier, la intermitencia de Rochina, los riesgos en la salida de balón.
A los dos minutos el partido ya había dado una pista de por dónde irían los tiros: Ben Yeder quedó sólo ante Oier y tiró al muñeco, tras el desajuste de Pier y Morales, una calamidad defensiva permanente. Coke y Cabaco, en el otro lado, tampoco hicieron el partido de sus vidas, especialmente el vallecano al que definitivamente el carril le viene enorme. Y eso que el Sevilla estaba en cuadro.
La primera mitad, pese a todo, no estuvo nada mal. El Sevilla dispuso de ocasiones más claras, pero los blaugrana también tuvieron las suyas y dominaron el partido en muchas fases, con un Rochina brillante dando sentido, con la ayuda de Bardhi, a la creación granota. Pero los últimos minutos antes del descanso ya presagiaban lo peor: pareció que quien había tenido un partido exigente el miércoles fue la escuadra granota, que de repente se hundió. Irse al vestuario 0-0 fue una bendición. Después iba a llegar el desconcierto absoluto y la falta de actitud que propició la goleada. Y las declaraciones de Morales, esperanzadoras, ya que la autocrítica, y un cambio radical de actitud, es el único camino para solventar los graves problemas que el Pizjuán dejó al descubierto.
Las claves, por Borja Bens.
••• Antes del partido, la estadística mostraba cierta igualdad ofensiva: 31 goles del Sevilla por 32 del Levante. De los 31 hispalenses, 6 fueron en Orriols. Hoy cinco más. Y es que López no consigue cicatrizar la sangría defensiva granota. Son ya 40 goles en contra en 21 partidos. Afortunadamente veinte de ellos en cuatro partidos frente a Eibar, Barça y Sevilla.
••• En la primera parte Rochina, con sus destellos de calidad y su guante en el pie, ha representado la mayor amenaza levantina. El Sevilla ha tenido que defender con ímpetu y ha cometido muchas faltas, el doble que el Llevant. En la primera media hora pareció que a los hispalenses les pasara factura el partido de Copa. Acumulaban muchos jugadores en su campo, ante el dominio granota, pero, al robar el esférico, salían como aviones a la contra.
••• En la segunda mitad el Sevilla ha aprovechado mejor la fragilidad levantina en los laterales: Machín ordenó inclinar el campo hacia las bandas y aprovechar la velocidad de sus puntas y carrileros.
••• La goleada llegó en contragolpes o por salidas de balón que acabaron en gol o penalti. El Llevant arriesgó demasiado en defensa.
UNO A UNO: Oier (5); Cabaco (5), Manzanara (7), Pier (3); Coke (4), Campaña (1), Rochina (6) (Jason (sc) 71’), Bardhi (6) (Doukoure (sc) 75’), Morales (4); Mayoral (4), Boateng (4) (Roger (sc) 75’).
Paco López (3)
Goles: 1-0 Ben Yedder 47'; 2-0 André Silva 59'; 3-0 Franco Vázquez 70’; 4-0 Sarabia (p) 79’; 5-0 Promes (p) 89’