VALÈNCIA. Ahora sé que no vamos a bajar a Segunda. Estoy convencido de que el Valencia, ocurra lo que ocurra en Almería, continuará en Primera división la próxima temporada. Escribo estas líneas antes del importante partido de Liga en el estadio Power Horse (¿quién se acuerda del mítico campo Franco Navarro?) pero, pese a lo que suceda en tierras andaluzas, estoy seguro de que el equipo no desciende.
¿Por qué mi fe ciega? Pues por la sencilla razón de que nos hemos encontrado con dos aliados inesperados con los que no contábamos. Dos equipos que eran rivales del Valencia en la lucha por eludir el descenso, Valladolid y Espanyol, han dado un paso en falso en forma de malas decisiones en el peor momento de la temporada. Y es que la directiva de ambos clubes decidió prescindir de dos entrenadores válidos como Pacheta y Diego Martínez, para apostar por dos técnicos neófitos en los banquillos de un equipo de Primera división de LaLiga española.
El momento es crítico. Por eso una decisión errónea puede ser fatídica. Considero que el relevo en el banquillo de Valladolid y Espanyol juega a favor del Valencia. Independientemente de sus resultados de esta jornada ante Athletic y Mallorca. Es cierto que ambos equipos no atravesaban un buen momento, pero contaban con dos entrenadores sobradamente preparados para evitar el descenso. Sin embargo, esas sustituciones me generan muchas dudas (allá ellos, claro). En el caso de Luis García, y pese a lo plausible de sus palabras de elogio hacia su predecesor, el salto hacia arriba es de hasta cuatro categorías. El otro recién llegado, Paolo nosequé fue jugador del Mallorca. Pero su experiencia en banquillos se limita al fútbol uruguayo.
Esto es como cuando en las partidas de ajedrez, con máxima igualdad en el tablero, el rival sacrifica una ficha que no toca e inclina la balanza en favor del contrario ante el asombro de los entendidos en la materia. Ese equivocado movimiento suele precipitar el desenlace final pese a que se pueda alargar la agonía. Pero la suerte, más pronto o más tarde, ya está echada. El Valencia también cambió de caballo a mitad del río tras la precipitada salida de Gattuso. Pero creo que a diferencia de Valladolid y Espanyol, que para mí ahora son dos claros candidatos al descenso, acertó en tiempo y forma. Y, sobre todo, en el relevo. Porque Baraja será como será, pero conocimientos y experiencia tiene de sobra como para salvar al Valencia.