ALICANTE. Enrique Verdeguer, economista del Estado, alto cargo del Ministerio de Economía, diplomático y directivo del ICEX, llegó a la Conselleria de Economía de la mano de Francisco Camps en 2011. Un año después, Mariano Rajoy lo nombraría presidente de Adif, dejando la Conselleria (ya con Alberto Fabra como presidente autonómico) en manos de Máximo Buch hasta la formación del primer Consell del Botànic. Verdeguer solo permaneció un año en Adif, al dimitir en enero de 2013 por motivos de salud (lo sucedió el alicantino Gonzalo Ferre), pero en ese breve periodo tuvo sobre su mesa un proyecto, nunca concretado, que pudo haber cambiado la configuración de la red ferroviaria de la provincia.
Un año antes de que el AVE Madrid-Comunitat Valenciana llegase a Alicante (la línea se inauguró en una polémica jornada en junio de 2013), se estaba dibujando el futuro de la línea de alta velocidad hacia Murcia, con paradas en Elche y Orihuela. Un alto cargo de la Generalitat, que había coincidido con Verdeguer en su etapa de conseller, acudió a Madrid para reunirse en su despacho de Adif y plantearle una idea para esa línea que resolvía varios problemas de golpe: la parada de Elche no debía estar en Elche, sino en el aeropuerto del Altet. Una jugada que, retranqueando el Cercanías que pasa a unos centenares de metros (y que en unos años se convertirá en la ansiada conexión ferroviaria de la terminal), convertía al aeropuerto en el auténtico nodo de transportes de la provincia.
Verdeguer lo veía claro. Pero Adif no suele tomar este tipo de decisiones por criterios técnicos, sino políticos. Y pidió al alto cargo que las instituciones de la provincia (la Generalitat, el Ayuntamiento de Elche...) lo planteasen formalmente para apoyarlo y ponerse a trabajar de inmediato en esa opción. De vuelta en Alicante, el mensaje le llegó a la entonces todopoderosa alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, la única mujer y la única militante del PP que ha gobernado la ciudad doble Patrimonio de la Humanidad en 45 años de democracia. La misma que consiguió, en 2013, que el Ministerio de Fomento rebautizase el aeropuerto de Alicante como de Alicante-Elche, y recolectó 50.000 euros de empresarios locales para sufragar el cambio de la cartelería.
Mercedes Alonso, que entonces solía salirse con la suya en todo aquello donde decidiera un político del PP, no estaba dispuesta a que la estación de AVE de Elche no estuviese en Elche. De hecho, la alcaldesa soñaba con que la vía llegase hasta el centro de la ciudad, como en Alicante (donde, por cierto, no haber retranqueado la estación en su momento genera ahora no pocos problemas). Pero Elche no podía ser 'estación término' porque el tren pasa por la ciudad pero en realidad va a Murcia, de manera que la estación acabó en Matola, y convertida por obra y gracia de la crisis inmobiliaria (las recalificaciones de suelo ya no pagan los soterramientos) en un apeadero. Y se perdió la ocasión de convertirse en la gran estación central de la provincia.