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Ilustres veraneantes

Amparo Galbis, veraneos muy familiares y viajeros

Su actual responsabilidad profesional como Rectora de la Universidad Europea de Valencia, no le impide a Amparo Galbis mantener una gran actividad durante el verano y sacar tiempo para el voluntariado

11/08/2018 - 

VALÈNCIA. Amparo es una persona tremendamente inquieta, desde joven ha practicado multitud de deportes, mientras se formaba y disfrutaba junto a su familia. 

—Siendo una familia numerosa, imagino que los veranos de pequeña serían muy divertidos. 

—Y agotadores. Somos cinco hermanos y siempre íbamos un mes a la montaña donde teníamos mucho contacto con la naturaleza y los animales, y un mes a la playa, en Cullera, donde hacíamos pesca deportiva y demás actividades deportivas. La idea de mis padres era que a través de hobbies y deportes no perdiéramos el tiempo. De hecho mi padre siempre decía “el que es deportista no es golfo”, y por eso nos aficionó a multitud de deportes.

—No parabas, ¿eras un atleta por vocación o más bien por obligación?

—Un mix, realmente mi padre tenía mucho interés en que practicáramos deportes. Llegué a federarme en el equipo de baloncesto de Ontinyent, entrenaba los viernes y jugábamos sábado o domingo. También hicimos equitación durante una temporada. Al ser la mas pequeña, era la más inquieta. Me gustaba mucho el mar y nadar, de hecho participé en algunos concursos de natación de la urbanización El Prado en Cullera, donde por cierto, también jugaba a fútbol. Y actualmente practico senderismo en el Club de Agullent. Siempre me ha gustado el deporte, la verdad, hasta el cinturón marrón de judo llegué a obtener.

—Empezaste a viajar de muy joven ¿cómo surgió la idea de salir del entorno familiar tan pronto?

—Me empeñé en irme fuera y con 17 años me fui a Irlanda, estaba en una casa de una familia que eran muy mayores, primero no fue fácil pero me adapté. Allí hacía deporte –entre otros el clásico críquet– y recibía clases de inglés, y por las tardes hacía turismo y recorría Dublín y su exuberante naturaleza. Al año siguiente, repetí experiencia pero en un College en Cambridge a cursar asignaturas vinculadas al Derecho y la Ciencia Política y ahí sí que hice una vida más independiente, más adulta, más vida social y de campus.

Años más tarde he querido llevar a mi hija de joven a Irlanda para que comenzara a perder el miedo a viajar, hablar otro idioma y conocer otro entorno, porque creo que es muy educativo y formativo.

—En la etapa universitaria ¿qué recuerdos tienes de los veranos?

—Guardo con especial recuerdo un año que hicimos el Camino de Santiago con un grupo de amigas y conseguí llevarme a mi madre, lo pasamos genial. Dormimos en el monte del Gozo, a la intemperie. Es una experiencia muy intensa donde descubres el lado más humano de las personas.

—Esa época de adolescente, lo veranos son posiblemente los mejores, ¿no crees?

—Empecé a ir a Dénia porque mi actual marido, entonces mi novio, veraneaba allí. Él era muy deportista, practicaba el submarinismo y nos íbamos en una zodiac recorriendo la Costa Blanca. Teníamos un grupo de amigos muy vinculados al mar y las actividades náuticas. También hacíamos mucha vida con su familia, que recuerdo muy ordenada y disciplinada, en contraste con la de mi familia mucho más caótica e improvisada en los meses estivales.

—Te casaste realmente joven y fuiste madre enseguida ¿cómo fueron esos veranos?

—Veraneábamos en el campo y también viajábamos mucho. Fuimos quince días a Canadá, un país apasionante para recorrerlo; otro año recorrimos Italia. Además yo por mi trabajo he viajado muchísimo por Europa y pese a todo en verano solíamos viajar. El hecho de ser madre me hacía disfrutar especialmente de mi familia y de mis lugares de referencia, como es el campo para mí.

—A raíz de la muerte de tu padre, empiezas a viajar mucho con tu madre. 

—Decidí que tenía que recuperar tiempo y vivencias junto a ella. A partir de ahí, empecé a viajar con mi madre y mis sobrinos y hemos estado en Israel y Jordania, en Turín, en Bosnia –guardo un especial recuerdo de nuestra visita a Medjugore–, también hemos visitado Croacia o Turquía recorriéndola entera y el año pasado nos fuimos de crucero por la Islas Griegas. Además luego recopilo las fotos y hago álbumes con frases y disfrutamos viéndolos en familia. De hecho a mis sobrinos les pido que hagan una carta con sus recuerdos y enseñanzas de cada viaje.

—Desde hace unos meses eres la Rectora de la Universidad Europea de València, ¿qué cambios ha supuesto esta nueva responsabilidad?

—Es un honor asumir esta responsabilidad, si bien es cierto que requiere una exposición pública a la que no estoy acostumbrada. Yo venía del mundo de la empresa y tras abandonarlo empecé de cero como consultora, me hice autónoma y luego llegó la Universidad a mi vida. Es un ámbito que me encanta, es muy vocacional, lo he disfrutado desde distintas posiciones lo cual me ha servido para aprender y conocer una institución desde diferentes ópticas.

—Eres la primera mujer que ostenta tal responsabilidad en esta Universidad, aunque cada vez hay más mujeres en este tipo de puestos.

—La verdad es que en este puesto he logrado mayor conciliación que en otras empresas en las que he trabajado. Hay que recordar que la Comunidad Valenciana es la que más rectoras tiene, frente a la media del 14% que se da en España, aquí 5 de las 9 universidades están lideradas por mujeres.

—Este año tienes un plan muy especial, cuéntame. 

—Es un tema muy bonito que surge cuando estoy asumiendo la dirección académica de la facultad de sociales porque un profesor me contó que había estado en Nairobi en un orfanato con un micro-proyecto de cooperación internacional organizado por la Universidad Europea, y yo quise tomar el relevo de este compañero. Durante este curso me nombraron rectora pero yo mantuve mi compromiso con el proyecto porque me apasiona el mundo del voluntariado.

—¿En qué consiste este proyecto?

—Trabajamos en la asistencia en un orfanato con niños vulnerables social, física y psicológicamente. Realizamos todo tipo de labores a nivel logístico, educativo, sanitario, etc. Me hace mucha ilusión este proyecto, creo que es un contraste muy necesario con nuestro entorno y nuestro día a día. Debemos ayudar no sólo económicamente sino entregando lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo.

—Con tanta actividad, ¿vas a disfrutar de tu familia este verano? 

—Por supuesto, además no es cuestión de cantidad sino de calidad. Tenemos previsto un viaje mi marido y mis hijos a un lugar tan cercano y a la vez tan apasionante como Benidorm. Vamos a ir a la playa de la Caleta a relajarnos y a disfrutar en familia, nos apetece descansar junto al mediterráneo además el hotel es de una buena amiga y ahí encontramos todo lo que necesitamos.

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