Arquitectura y patrimonio

la diputación de valencia coordina los trabajos de recuperación

Los abanicos emblemáticos de Aldaia renacen del fango

VALÈNCIA. Igual como se rescataron personas y animales, también los primeros días de la Dana movilizaron el rescate de objetos de valor patrimonial; huellas de la tradición y la historia valenciana a los que también les había arrasado el barro. Por ejemplo, la planta baja del Museu del Palmito d’Aldaia (MUPA) quedó inundada durante la riada. Ahora, la parte más afectada, aproximadamente un 10% de la colección, descansa en L’Etno gracias a una respuesta coordinada entre los centros municipales y el Área de Cultura de la Diputación de Valencia.

“Desde el primer momento nos coordinamos para ofrecernos a los museos de las poblaciones afectadas”, explica Joan Seguí, de L’Etno. A través de la red Etnoxarxa, la comunicación fue fluida y se pudo hacer un primer balance. De hecho, el museo de etnología de la Diputació de València, centrará su actividad en 2025 en apoyar a los museos locales de las zonas afectadas. Esto se realizará mediante la restauración de objetos patrimoniales y la renovación de las salas de exposiciones. “Se trata de que los museos puedan volver a presentar su discurso cultural en las mejores condiciones”, explican desde la corporación. 

Las colecciones de los museos arrasados van a encontrar acomodo entre el Centro Cultura de La Beneficiència y el almacén de L’Etno en Bétera, además de Feria Valencia. Las tres colecciones más afectadas son el Museu del Palmito d’Aldaia, el Museu de la Rajoleria de Paiporta y el museo de la Fiesta de Algemesí.

Una carambola ha acelerado los trabajos con las piezas del MUPA. Una trabajadora del Área de Cultura se ofreció como voluntaria “para ayudar en lo que pudiera” tanto al Museu de Prehistòria como al L’Etno. Simultáneamente, Francesc Martínez, director del Museu del Palmito, concreta depositar urgentemente algunos de los abanicos afectadas. La voluntaria en concreto es Ana Serrano, restauradora experta en abanicos. Todas las piezas encajaron.

Su trabajo a destajo implica, por ahora, unas 70 piezas, el 10% de la colección, que se divide en abanicos muy afectados por el lodo y otros que no fueron arrasados pero que han estado en unas condiciones de humedad que les hacen requerir un tratamiento contra la aparición de hongos.

El antes y el después es sencillamente increíble. “Este abanico no pensaba que fuera a salir”, confiesa Serrano cuando muestra una pieza centenaria delicadísima, hecha en encaje chantilly con un medallón con una pintura en medio. Llegó a las instalaciones lleno de barro; las condiciones y el dificultad para tratar este material le generó incertidumbre. Ahora, sin barro, le quedan unos detalles para que vuelva a la vida. Como esta hay más transformaciones milagrosas, y otras tantas que no se sabrá cómo abordarlas: “No hay una estimación de si va a haber piezas irrecuperables. Por ahora no las hay”.

Así llegó la pieza centenaria de chantilly

El primer paso ha sido aplicar primero unos hisopos y lavar el fango colocando las piezas sobre una rejilla, aunque cada material y cada antigüedad requieren un cuidado especial. Aunque el tiempo hace las piezas delicadas, “los materiales de los abanicos más antiguos resisten más”. Según explica Serrano, hay que abordar procesos muy diferentes, porque la artesanía del abanico es, en realidad, el trabajo de una cadena de procesos artesanales que no son ni siquiera abordadas por las mismas personas. En su caso, la restauración la podrá realizar íntegramente ella.

En la restauración están siendo necesarias, claro, los catálogos para conocer no solo los materiales que indican el proceso, sino dónde iban los elementos de cada uno. Bañados en fango o directamente abiertos del revés por la fuerza del agua, algunos abanicos presentan condiciones tan lejanas a su estado original que hay que ir a los archivos para conocer qué era y poder actuar.

Cuando acabe con esta primera remesa, toda la que cabe en la sala, el MUPA podrá seguir enviando nuevas piezas. Según explican tanto Seguí como la directora del Museu de Prehistòria, María Jesús de Pedro Michó, el trabajo en red con los museos afectados y la disposición de ayuda de sus centros va a ser para largo. Esta es solo una muestra, pero también es un espejo de esperanza para otras colecciones.

El Área de Cultura ya ha reenfocado su labor para 2025: las Jornadas de Museos Locales de L’Etno se centrarán en los efectos de la Dana y el rol de los museos en crisis, al igual que ciclos como Etnomusic y Espanta la Por.

Ana Serrano y el diputado Paco Teruel observan algunos de los abanicos ya recuperados. El tercero desde abajo es el después de la pieza de chantilly.

Además, se está ayudando a más de una treintena de museos y bibliotecas, llegando incluso más allá de la Etnoxarxa: “Ayudaremos en todo lo que podamos, incluso lo que no sean nuestras competencias pero podamos aportar”, afirma el diputado Paco Teruel. Entre las acciones planteadas, destaca la elaboración de medidas básicas de restauración y el rescate de objetos patrimoniales. A largo plazo, también se apoyará la restauración de las museografías y la Diputación plantea centrar su programación en las poblaciones afectadas. Todo esto en un año de recorte presupuestario obvio, por la dedicación de los recursos públicos a las urgencias de la dana.

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