BARCELONA (EFE/Àlex Santos). El mundial de Fórmula Uno se pondrá en marcha este miércoles con los tradicionales ensayos en el Circuito de Barcelona-Cataluña en Montmeló, un arranque de curso más en el que Mercedes será la escudería a batir, tras seis años seguidos ganando el título de pilotos, y con dos aspectos cruciales: los efectos que está generando el coronavirus y los radicales cambios para el mundial del 2021.
A pesar de que esta temporada estaba diseñada para 22 carreras, la más larga de la historia, los efectos del coronavirus (COVID-19) también han llegado a la F1, al haberse suspendido la de China, que era la cuarta de la temporada, antes de que el Mundial llegase a Europa, que este año en lugar de Barcelona lo hará por los Países Bajos, después de que el circuito de Zandvoort haya sido incluido en el calendario. Así, un año más, se disputarán 21 pruebas.
Con la drástica decisión de suspender la carrera china, la F1 sale del largo letargo de invierno bajo los efectos que está motivando que muchos sectores se tomen medidas extremas para evitar contagios, y sin ir más lejos, Barcelona también se ha visto afectada por una decisión contundente, como ha sido la suspensión del Congreso Mundial de Móviles.
A la espera de la evolución de los acontecimientos, Montmeló recibirá a los veinte coches de las diez escuderías en dos tandas de entrenamientos de tres días cada una, a diferencia de las dos series de cuatro días de los anteriores años.
Mercedes, seis veces seguidas campeona de pilotos y de constructores, aparece de nuevo en la escena como el rival a batir, en un año clave, ya que será el último que se regulará con el actual reglamento, debido a que en 2021 se regirá por unas normas que podrían acarrear más de un disgusto, como es el límite presupuestario, fijado en 175 millones de dólares, entre otros aspectos.
Con la idea de tener un campeonato "más apretado y menos previsible", como señaló el presidente de la FIA, el francés Jean Todt, los coches de 2021 tendrán un aspecto más futurista, se deberían ver más adelantamientos y todo ello para redundar en un espectáculo que algunos ponen en cuarentena, incluso con amagos extraoficiales de dejar la competición, como en el caso de la propia Mercedes.
Así, este 2020 será el último curso en el que mandará una normativa que ha permitido desarrollos que ha llevado a escuderías a marcar épocas de victorias incontestables, como el caso de Red Bull y en los últimos seis años, Mercedes.
A la espera de que todo cambie, en Montmeló se presentarán a primera hora las últimas escuderías que quedan por aparecen en sociedad (Haas y Alfa Romeo) y a las 10:00 horas empezarán a rodar todos los coches, en un programa muy comprimido que se espera plácido, a diferencia del año pasado cuando la nieve privó de completar todas las jornadas de ensayos.
Mercedes, con la misma formación que el año pasado (el británico Lewis Hamilton, 35 años; y el finlandés Valtteri Bottas, 30 años), parte como clara favorita y aunque no despliegue todo su potencial en Barcelona, como aconteció el año pasado, todos en el circo saben que los coches plateados son los favoritos. La renovación de Hamilton en la escudería es hoy por hoy el asunto más volátil que vive el equipo alemán, ya que en el resto la confianza es máxima.
Hamilton suma cinco títulos con Mercedes (más otro en McLaren) y con una trayectoria arrasadora en la escudería alemana, con 52 victorias en la bala plateada y con 45 dobletes con sus compañeros en esta etapa (Nico Rosberg y Valtteri Bottas), en 121 carreras.
Ferrari y Red Bull aparecen como las escuderías que un año más necesitan presentar coches en la pista que puedan batallar contra los inalcanzables Mercedes, con el fin de hacer más atractivo y equilibrado un campeonato que en las últimas temporadas sólo han animado algo Sebastian Vettel (Ferrari) y Max Verstappen (Red Bull), pero sin demasiada continuidad.
En la escudería italiana, después de los chispazos que saltaron el año pasado en la relación entre Sebastian Vettel (32 años y 5 años en Ferrari) y el joven Charles Leclerc (22, 1 año en Ferrari), esperan mejor gestión entre los pilotos y, como mínimo, no desaprovechar las oportunidades que, como el curso anterior, tuvieron para derrotar a Mercedes y desperdiciaron por mala estrategia.
Igual de lanzados que el año pasado llega Red Bull, que por segundo año monta Honda y que este curso vuelve a tener al explosivo Max Verstappen (22 años y 4 años en Red Bull) como líder del equipo, con el objetivo de ampliar las tres victorias que logró el año pasado (Gran Bretaña, Hungría y Brasil).
Tras el trío de cabeza, McLaren vuelve a partir como el aspirante a hacer grandes cosas, como la obtenida el año pasado, ya que el español Carlos Sainz (25 años) metió su bólido 55 en la general en medio de los dos Red Bull y acabó sexto en la clasificación, con un meritorio podio en Brasil, que desgraciadamente no pudo celebrar en el momento, ya que le llegó tras ser sancionado Lewis Hamilton (había acabado tercero), quien fue relegado a la séptima posición por una sanción.
Sainz y su compañero, el británico Lando Norris, presentaron la pasada semana en la sede de la escudería en Woking el McLaren35, con el que el español tiene esperanzas de hacer grandes cosas en su segundo año con los ingleses y su sexto en la F1, y asumir que será una temporada de transición a la espera de lo que acontezca el revolucionario 2021.
Junto a McLaren, Renault también se presenta como la escudería que debe dar un salto que el año pasado no llegó con la contratación del australiano Daniel Ricciardo (30 años), quien tendrá este año como compañero al francés Esteban Ocon (23 años), que se quedó sin equipo en el 2019 (fue piloto de pruebas de Renault) tras salir en el 2018 de Racing Point Force India.