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el calabrés se mostró activo y pendiente de todos los detalles en el día de su estreno

Así arrancó la era Gattuso

6/07/2022 - 

VALÈNCIA. El primero en saltar al césped de Paterna. Pasadas las 10:37 de la calurosa mañana en la Ciudad Deportiva Gennaro Gattuso aparecía, silbato en mano, con camiseta y pantalón negra con ribetes grises (la dispuesta este año por Puma para el cuerpo técnico) para supervisar que todos los detalles del campo en el que iba a ejercitarse el equipo por primera vez bajo sus órdenes.

A la llegada al campo del nuevo técnico, escucho el aliento en forma de aplauso de los más de un centenar de aficionados que se dieron cita tras la valla que Ciudad Deportiva. Poco a poco fueron llegando los miembros de su cuerpo técnico, y tras ellos, la plantilla actual.

Ataviados con con las camisetas blancas (con detalles en gris y negro) y pantalón negro los jugadores de campo y con camisetas de un llamativo color naranja los porteros, a las 10:40 comenzó la sesión de trabajo. Para esta primera cita, el técnico dispuso de todos los efectivos excepto Guedes, Cömert (llegaron en el tramo final de la sesión aunque no participaron de ella), Yunus, Mamardashvili y Racic, ya que ultimaban sus pruebas médicas. Jorge Sáenz, a punto de salir en dirección al Leganés, tampoco estuvo.

El público también se hacía de notar y durante algún momento de la sesión se escucharon gritos de "¡Carlos, quédate!" dirigidos hacia Carlos Soler que fueron recibidos con muestras de gratitud por parte del centrocampista. 

En el primer ejercicio, Gattuso aprovechó los muñecos dispuestos por sus ayudantes para hacer ejercicio posicional de salida de balón con llegada a banda, centro y remate. Ahí vimos al técnico ya muy activado y muy encima de sus jugadores para animarles o rectificar alguna de sus acciones. "¡Dai, dai, dai!" "¡Primer toque!", o "¡Buenaaaa!" gritaba un Gattuso vigilante de cada acción de los suyos. "¡Calidad, calidad! repetía constantemente mientras confundió a Diakhaby con Mosquera en la anécdota simpática de la mañana: "¡Vamos Mosquera! ¡Buena, Mosquera!" le gritaba a un atónito Diakhaby, aunque en el resto de la sesión ya no erró en sus nombres a la hora de dirigirse a ellos.

Más tarde se va a Gayà, le dice algo y le encima con el cuerpo como queriendo mostrarle como se debe dificultar la acción de los atacantes. En una esquina del campo y bajo la atenta mirada de José Manuel Ochotorena y Roberto Perrone, los porteros se ejercitan sin intervenir en ese primer ejercicio.

Finaliza el primer ejercicio y los asistentes de campo retiran los maniquíes de la primera práctica para colocar las porterías utilizando tres cuartas partes del terreno de juego. Los dos equipos primigenios de los que dispuso fueron estos: con peto amarillo, Cillessen, Jesus Vázquez, Diakhaby, Mosquera, Iranzo, Carlos Soler, Yellu, Javi Guerra, Fran Pérez, Hugo Duro y Maxi Gómez. Enfrente tuvieron a Rivero, Foulquier, Gabriel, Facu González, Gayà, Koba, Thierry, Marcos André, Gozálbez, Hugo González y Manu Vallejo. El resto de futbolistas como Jaume, Koba o Guillamón, fueron entrando en diversas fases del partidillo. 

Otra vez un Gattuso desatado: "¡Koba, león!" le gritó al neocaledonio tras una buena acción del centrocampista. Gritos pidiendo rapidez en la circulación o incluso primer toque. De repente para el entrenamiento y se coloca en el mediocampo para enseñarle a los mediocentros como deben colocar el cuerpo para recibir ya con la idea de dónde se encuentran los compañeros para evitar pérdidas peligrosas y ganar efectividad en la salida de pelota.

En medio de todo ello (11:20 aproximadamente), llegaron Guedes y Cömert quienes verán todo desde la banda pero no tomarán parte en la primera sesión de la temporada.

Tras el partidillo el equipo estira en el centro del campo, felicita a sus jugadores, le dice algo a Foulquier, choca la mano de Jesús Vázquez i del resto de los futbolistas... Mientras finalizan los preceptivos estiramientos el técnico aprovecha para ir hacia la banda y beber algo de agua ante el sofocante calor que a esas horas ya apretaba en Paterna. Breve intercambio de impresiones con Luigi Riccio y Mássimo Inocenti, y vuelta al círculo central.

Una vez allí hace señas al equipo para que vaya a agradecer al público allí presente su asistencia, incluso él mismo aplaude también. Los aficionados rompen en una sonora ovación que el propio Gattuso respondería devolviendo el aplauso. Tocaba descansar para afrontar a la tarde la segunda tanda del día.

Para la tarde, el efecto llamada de la matinal arrastró al doble de personas a presenciar la segunda sesión de trabajo del día. Unos 300 seguidores se dieron cita en el lateral y el fondo abiertos para el público para presenciar el partidillo de la tarde. Más balón y más fútbol para deleite de un valencianismo ávido de mostrar su adhesión en tiempos complicados.

Para la sesión vespertina hubo de nuevo enfrentamiento a tres cuartos de cancha con incorporación de Racic, Yunus o Mamardashvili, que no tomaron parte en la sesión matinal. En ese momento Gattuso volvió a recordar al de la mañana. Intenso, motivador, atento, exigente, enérgico.

“¡Bascula, bascula!”, comienza el entrenamiento pidiéndole a la línea de 4 que aumente su movilidad cuando el rival tiene la pelota y circula con ella mientras se aproxima.

Gattuso quiere que el equipo “se equivoque”; que arriesgue y cometa errores. Los considera parte del aprendizaje. En un lance de la sesión se produce una pérdida en circulación en la salida de pelota. Gattuso para el entrenamiento y vuelve él con la pelota al sitio nen el que se ha cometido la incorrección: “¡Error, error!”, grita alto y claro señalando qué se ha hecho mal para acto seguido añadir “¡Pero no pasa nada! ¡Error, pero no pasa nada!”, como tranquilizando al grupo de que a pesar de su vehemencia al decir las cosas, esto forma parte del proceso de aprendizaje. Lo mismo pero de manera individual: “¡La pelota aquí! ¡Mira la pelota, Uros!”, chilla tras complicarse la vida el serbio en una sencilla salida de balón. Premia también el arrojo individual. Tras un avance del equipo con petos amarillos, Marcos André sale de un primer regate, pero aunque le piden la pelota, hace un segundo quiebro y pierde el balón. Pese a que algún compañero se lo recrimina al brasileño, Gattuso le anima: “¡No pasa nada, Marcos!”.

Tras el partidillo, serie física con carreras que le cuestan un esfuerzo extra a algún jugador dado que la relajación del verano convierte en una tortura las primeras sesiones físicas tras las vacaciones.

Ahí Gattuso calca el ritual de la mañana. Bebe, se refresca, habla con su cuerpo técnico y saluda uno por uno alos futbolistas mientras acaban de estirar. Cuando finalizan, hace un gesto con la cabeza conminando a sus jugadores a saludar al público, que devuelve con un sonora ovación el saludo de sus futbolistas. De ahí, al vestuario hablando con unos y con otros. Justo en ese preciso momento, rompe a llover y refresca el ambiente. Un respiro gracias al agua caída del cielo que pone un refrescante punto y final al primer día de Gennaro Gattuso como entrenador del Valencia CF. A partir de hoy, toca escribir el futuro.

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