Tan desagradecido es Anil Murthy que, en lugar de conceder una entrevista ‘post mórtem’ a alguno de los que fueron sus medios de cabecera en Valencia y le sirvieron de altavoz y laboratorio de manipulaciones varias, lo ha hecho con un medio asiático al que ha utilizado como paño de lágrimas. Dice el más indigno presidente que ha sufrido el valencianismo que no fue despedido sino que fue él quien tomó la decisión de marcharse.
La verdad es que… leyendo el comunicado que emitió el club: “El Consejo considera que se requiere un cambio en el liderazgo para recuperar la credibilidad de los aficionados y la comunidad a fin de posicionar al Valencia CF en la senda hacia el éxito. Con efecto inmediato, Anil Murthy dejará de ser presidente y empleado del Valencia CF”… no parece que ‘la cosa’ sea como él la cuenta aunque… vaya usted a saber quién miente y quién dice la verdad en este circo de cuatro pistas.
Añade Anil como motivo de su ‘dimisión’ que "En las calles, la gente te grita todo tipo de insultos. En los restaurantes, la gente se te acerca y te dice: 'Eh, vete a tu casa, ¿qué haces aquí?' Era un acoso diario. Era como vivir una pesadilla". Sin embargo, yo creo que ha tenido una suerte inmensa y que la afición valencianista ha tenido una paciencia franciscana con tan nauseabundo sujeto.
Cabe recordar que aquí se llegó a zarandear el coche de un entrenador que había llevado al Valencia a dos finales de Champions y celebro que el aficionado valencianista haya tenido el auto dominio suficiente para no responder a Murthy con la contundencia que él se ganó con sus desprecios y sus arranques de ‘dictadorzuelo’ ebrio de poder y ebrio… en general.
Sacar de la ecuación a un elemento tan nocivo ha sido un buen movimiento por parte de Lim que, además, le ha permitido construir el decorado de un Nuevo Valencia más amable. Desde su marcha, la vida para quienes tenemos la obligación profesional de relacionarnos con el Valencia CF es un poco más fácil por no tener que mirar a la cara a un tipo desagradable que no titubeó a la hora de intentar sepultar el modo de vida de quien osase a criticarlo. Algo de lo que podrían dar testimonio no pocos directores y propietarios de medios de comunicación a los que se instó a silenciar voces disidentes a cambio de… lo que fuere.
Pero, de momento y hasta que se demuestre lo contrario, el Nuevo Valencia tiene más de atrezzo que de realidad. La corte de ‘pelotas’ que rodeaban a Murthy y participaba de todos sus desvaríos instalada a mesa y mantel en el puente de mando del Club gobernando el día a día aunque no sean parte las decisiones de cierto calado que siguen tomándose desde Singapur. Los ‘palanganeros’ que surtían a Murthy de chascarrillos y material presuntamente querellable contra comunicadores críticos. Los que calentaban los cascos al presidente para liquidar a los peñistas o ‘castigar’ a cualquier ex futbolista levantisco. Los que aplaudían al ‘sujeto’ cuando emitía un comunicado sonrojante para la institución o , incluso, lo escribían para su jefe y el del bailecito burlesco de Anoeta… siguen campando a sus anchas en el Valencia CF.
Al fin y al cabo, Murthy no cayó por su interminable repertorio de barbaridades sino por cometer el error de ser grabado hablando mal de su amo pero, igual que ahora, no era él quien alumbró las grandes decisiones que han ido empequeñeciendo al Valencia: él sólo las ejecutaba y -eso sí- lo hacía con la prepotencia y el desdén que le confería su hedionda catadura moral.
La piel ha cambiado pero… sólo la piel. Lo acontecido con el Nuevo estadio lo atestigua. Dejando de lado aquello que tiene que ver con los gustos personales: a mí, particularmente, me gusta lo que nos han enseñado del Nou Mestalla, y seré el primero en celebrar un buen final para un asunto de vital importancia para el futuro del Valencia. La comparecencia del jueves dejó patentes tres cuestiones esclarecedoras sobre el fondo del asunto -decorado aparte-. La primera, es que el Club mantiene una apuesta que no difiere gran cosa de la que ya fue rechazada por las instituciones esperando, con unas formas más presentables, ganarse a la opinión pública para utilizarla como medida de presión a los políticos. La segunda, que Sean Bai explica que, de caer la ATE, acudirán a los tribunales -como aseveraba Murthy en los audios de Superdeporte- y la tercera , que desnuda el gran engaño, la verbalización por parte de la directora financiera del club -quién la visto y quién la ve- de la trampa del ‘amo’: “El Valencia tiene el compromiso de terminar el estadio, no Peter Lim. Agradezco que Lim me dé soporte y préstamos cuando lo necesitamos. No me planteo ni tan siquiera solicitárselo”. Para mear y no echar gota.