Hoy es 29 de noviembre y se habla de
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Los proyectos deportivos que se han consolidado en el tiempo siempre han tenido más que ver con el orden, la organización y los conceptos defensivos que únicamente con la tenencia de la pelota y el talento, bienes más escasos y que, en el mercado, suelen ser mucho más caros, por lo que sólo están al alcance de unos cuantos
Nadie puede negar que ni el juego ni las sensaciones están siendo buenos después de un verano ilusionante, pero a pesar de los fiscales y agoreros, el VCF no ha perdido ningún tren y está a tiempo de revertir toda esta fatalidad...
No hay jornada que no se acuse al equipo que juega bonito de no ganar y partido que no se cuestione al equipo que gana por no jugar de manera vistosa. Es la pescadilla que se muerde la cola. Y en el caso del Valencia CF, que comenzó la temporada con todos los ingredientes ideales para que Marcelino preparase un menú degustación de categoría, han llegado las primeras dudas y reproches
¿Autocrítica? Sí. ¿Unidad? Ahora, más que nunca. A los equipos hay que quererlos cuando menos lo merezcan, porque es cuando más lo necesitan. Sin unidad, no hay paraíso
Lo surrealista es escuchar a los trovadores habituales soltar que “si el Madrid pone 60, el Valencia vende” o que “cuando el Madrid te llama no se le puede decir no”, como si el VCF tuviera que tragar esa supuesta oferta mientras Florentino está fichando juveniles que aún no han superado la pubertad por 45 kilos.
Si el pasado curso sirvió para comprobar que el matrimonio Mateu-Marcelino está bien avenido, este mercado ha servido para corroborar que esta pareja no sólo se entiende de maravilla, sino que se jura amor eterno hasta que los resultados les separen. Uno convence y el otro firma. Uno gestiona y el otro lidera. Y los dos solucionan problemas
Porque en Madrid, queridos, como ya saben, del Valencia sólo se habla bazofia. Y cuando aparece uno que no lo hace y le trata con el respeto que merece, pues a alguno le parece que ese no debería tener barra libre de opinión, no sea que peligre el patio de la comunidad de vecinos.
Si la operación Guedes cuaja, habrá sido fruto de una maniobra de demolición orquestada en la que el Valencia CF se ha movido como si fuera un solo hombre: con paciencia china, espíritu espartano y mercadeo persa...
En el campo es oro molido y fuera de él, un tesoro para este Valencia CF. Kondogbia le dijo no a lo que la mayoría suele decir sí. La historia, si me lo permiten, merecía ser contada. Cruyff solía decir que hay dos tipos de jugadores: los que se preguntan qué puede hacer el club por ellos y los que se preguntan qué pueden hacer ellos por el club. Kondogbia pertenece al segundo grupo de futbolista
Mateu Alemany al frente, que acabó hasta el gorro del Inter y del inefable Piero Ausilio, primero con Kondogbia y después con Cancelo, ha sabido jugar sus cartas y se ha puesto ‘duro’ con la Juventus, club amigo, con el que existen magníficas relaciones – Zaza o Neto-, pero al que no se le ha dado ni una facilidad, ni una sola rebaja...
La gente del Valencia los quiere con las tres "b": buenos, bonitos y baratos. El club también. Pero eso, con perdón, ya no existe en este mercado. Pregunten por ahí. La verdad no es triste, lo que no tiene es remedio...
Bertrand Rusell sostenía que lo más difícil de aprender en esta vida es saber qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar. Y en el caso de algunos de los objetivos marcados en rojo en la agenda del Valencia CF para este verano, todos saben qué puente deben cruzar y qué puente deben quemar...
Hay quien cree que el VCF volverá a recaer de su mal endémico, vendiendo a los buenos para poder pagar a los menos buenos, pero ni Mateu Alemany está por la labor, ni Marcelino compra esa burra coja...
El plan es vender lo menos posible a un precio que cumpla las obligaciones presupuestarias y no desprenderse de los activos más importantes salvo ofertas irrechazables, para después acometer las nuevas llegadas, a un importe razonable...
Fichar bien consiste en tener rapidez, precisión, oportunidad y discreción. Y por ahora, el club lo está bordando. Ahora falta que Mateu Alemany remate las operaciones abiertas con la misma brillantez con la que resolvió las del pasado verano...
Sí, el objetivo realista del VCF pasa por jugar la Champions League durante varias temporadas, para llenar el campo de abonados, la caja de dinero y la vitrina, si se puede, de títulos. Y ningún valencianista es tan cafre de exigirle a Marcelino que gane la Champions, la Liga o la Copa...
Marcelino no tiene queja y está orgulloso de una temporada donde el equipo, por fin, ha estado a la altura de la historia del club. Y nadie mejor que el entrenador para valorar el esfuerzo de todos. Sigan o no. A estas alturas, este podría ser el retrato-robot de presente y futuro de una plantilla que ha rendido de sobresaliente esta temporada...
De no haber fichado por el Valencia, con toda probabilidad, Guedes no habría tenido minutos en su club y por tanto, se habría tenido que conformar con ver el Mundial por televisión. En Valencia tiene su espacio, ha encontrado su ecosistema ideal y está convencido de que, con Marcelino al mando, el proyecto deportivo está condenado a mejorar, no a estancarse...
Este Valencia CF ha dado un paso al frente. Ha recuperado estructura, ética de trabajo, orgullo y estatus. Compite, gana casi siempre y cumple su objetivo. Está cerca de los grandes, pero aún no a su altura...
“Hay dos Valencias, el de aquí y el de Singapur”. Ese era el reproche habitual o si quieren, el bofetón de realidad que solía repetir cualquiera de los compañeros periodistas de Valencia cuando tocaba desgranar la situación caótica del equipo durante los últimos años de plomo...
Mestalla exige porque paga y porque puede, pero siempre se entrega a futbolistas que aman la camiseta que defienden. No hay valencianista de bien que no se sienta orgulloso de Soler. Lógico. Ya lo dijo el taxista: “Es uno de los nuestros”...
Si alguien no creía en él, ha demostrado que no merecía ese trato. Si alguien creyó que sobraba en Valencia, hoy demuestra que es irremplazable. Y si alguien tuvo ganas de venderlo, ahora todos tienen ganas de que se quede para toda la vida. Es lo que hay. El fútbol y la vida...
Marcelino ha hecho mejor al Valencia CF y ha revalorizado a la mayoría del equipo. El club lo sabe y su renovación no sólo será un acto de justicia, sino un mensaje de dos direcciones: un alivio para el valencianismo y una mala noticia para los rivales del Valencia CF...
Como de fútbol y medicina todo el mundo opina, les hago extensible la de quien esto escribe: el mejor jugador que han visto mis ojos y verán, se llama Lionel Messi. El mejor español de lo que va de campeonato se llama Iago Aspas, príncipe de las bateas de clase obrera. Y el mejor fichaje de lo que va de campeonato se llama, con mucha diferencia, Geoffrey Kondogbia
La realidad es que algunos ladran y el Valencia cabalga: 13 puntos de 15 posibles. Próxima estación, Sánchez Pizjuán. Desafío frente a un enemigo íntimo y rival directo, con un colchón de ocho puntos – nueve contando el goal average-, y en caso de ganar, el VCF tendría encarrilada la plaza Champions...
En el fútbol, como en la vida, el trabajo siempre paga. Querer es poder. Y Santi Mina es, ahora mismo, un soldado ideal para Marcelino...
Clasificarse entre los cuatro primeros no va a ser un crucero de placer para el Valencia CF. Quien lo crea así, no ha entendido de dónde se viene, ni qué trabajo se está haciendo para no regresar jamás a ese maldito lugar. Que nadie se engañe...
Si el Valencia pierde la humildad, lo perderá todo. Si hace de esa humildad su bandera, tendrá mucho terreno más que conquistado. Ya se sabe: cada vez que subas un escalón de triunfo, sube dos de humildad.
Hace unos meses, el mundo era color de rosa para gran parte del valencianismo, que se frotaba los ojos contemplando la marcha triunfal de un equipo que, resucitado de La Nada por Mateu Alemany y Marcelino García Toral, disparaba la ilusión de Mestalla, que incluso soñaba con presentar candidatura al título de Liga...
Si el Barça tiene más recursos, el VCF tiene que tener más ilusión. Y si el fútbol es un estado de ánimo, el Valencia, gane o pierda, pase o no, tiene ante sí la oportunidad de demostrar que es capaz de hacer lo que otros le dicen que no puede hacer...
Y quizá por eso, fuese bien o mal, empaticé con esa afición a la que, una y otra vez, desde la ignorancia más supina hasta el prejuicio más falaz, se ha maltratado con gratuidad desde las fosas sépticas del oficio que un día atendía por periodismo deportivo.
Acaba de finalizar la primera vuelta y el VCF, por méritos y derecho propio, por trabajo y por fútbol, está en el tercer lugar. A 11 puntos de un Barça intratable y a 2 de un Atlético potente, pero con un colchón impensable de 8 puntos sobre el Madrid, 9 sobre el Villarreal y nada menos que 11 sobre el Sevilla...
Recale en Mestalla o no, caro o barato, ilusionante o no, la pregunta del millón es ¿qué puede aportar Coquelin a este VCF?...
Un plan B para el ataque: Zaza es un rematador nato, pero no se asocia y tanto Rodrigo como Mina juegan al espacio. Vietto es justo lo contrario. Un segundo punta que se asocia, que tiene buen pase, pie preciso y que, además, juega al pie. Es decir, es una alternativa que evitará ser previsible...
Al valencianismo le llama n iluso por tener una ilusión, pero no hay nadie en esta vida que no sepa que los sueños se hacen realidad cuando tenemos el coraje de perseguirlos
¿Dónde están ahora los que decían que el Valencia podía pelear la Liga? Pues aquí, servidor sigue aquí, de pie, en el mismo sitio que antes de estas dos derrotas, porque mi ética no es de geometría variable...
Hay dos clases de entrenadores: los que presumen de nivel y los que lo demuestran. Marcelino García Toral pertenece al segundo grupo, cada vez más reducido, de la industria del fútbol...
En la vida, como en el fútbol, siempre hay una primera vez. La que sirvió para que este Valencia CF conociera la derrota llegó en Getafe. Bastó para que sacasen pecho los profetas habituales y también para que festejasen, por todo lo alto, los agoreros oficiales...
Queda un mundo por delante, mil obstáculos que superar y un calendario que invita a no levantar la vista del famoso partido a partido. Invicto, con paso firme y con un estilo de juego definido, el VCF no juega, compite...
Y si el VCF hace la machada y derriba al Barça de Messi, el mejor de todos los tiempos, dirán que, ahora sí, el Valencia es candidato, cuando le han negado esa condición desde que comenzó el campeonato...
Sin acciones no hay sociedad anónima y sin afición, no hay Valencia. Dueños del accionariado y del graderío deben caminar juntos. El equipo lo agradecería.