VALÈNCIA. No habrá semifinal de Roland Garros para la española Paula Badosa, derrotada en cuartos de final por la eslovena Tamara Zidansek, 7-5 y 4-6 y 8-6 en 2 horas y 26 minutos.
En el duelo entre las dos neófitas en cuartos de final, la eslovena se mostró más segura con sus golpes, más agresiva, aunque Badosa tuvo también sus oportunidades.
Su rival por una plaza en la final saldrá del duelo entre la kazaja Elena Rybakina y la rusa Anastasia Pavlyuchenkova.
Badosa estuvo cerca de la victoria, tras remontar un primer set en contra, consiguió el segundo y comenzó con ventaja el tercero, pero su rival, que hasta ahora solo había ganado tres partidos en Grand Slam, no tiró en ningún momento la toalla.
Fue la tercera derrota de Badosa esta temporada sobre tierra batida, pero la más dolorosa. La ganadora del torneo de Belgrado sigue siendo la tenista con más triunfos sobre arcilla en lo que va de año, 17, uno más que la estadounidense Coco Gauff, que mañana disputa los cuartos.
La eslovena fue más ofensiva, más agresiva en la búsqueda de los puntos y acabó por fundir a la española, que se marcha de París tras haber logrado su techo en un Grand Slam, un año después de haber alcanzado los octavos de final.
La española, ganadora de la edición júnior de Roland Garros en 2015, tiene motivos de frustración porque rozó la victoria, pero también de alegría por su buena actuación en el torneo.
El partido fue nervioso, símbolo de que las dos jugadoras debutaban en una ronda tan alta de un grande, en un duelo disputado en una desangelada pista central en una soleada mañana parisiense.
Hasta 15 veces cedieron su saque y acumularon los errores no forzados, más la española, que acabó con 47, frente a los 39 de Zidansek, que fue más al ataque, con 48 golpes directos, 17 más que su rival.
Comenzó como un huracán la española, 35 del mundo, y se colocó 3-0, pero enseguida llegó la reacción de Zidansek, 85 del ránking, que encadenó otros tantos. El duelo entró en una sucesión de imprecisiones, sin que ninguna lograra retener su saque, hasta totalizar siete roturas.
Zidansek, más agresiva con sus golpes, logró cerrar la manga en el duodécimo juego.
En el segundo fueron cinco los saques perdidos, pero esta vez Badosa se anotó los puntos clave y la manga, abocando a un tercer set el duelo, en el que el brazo de ambas se encogió.
Con más miedo a perder, el partido perdió en intensidad. Para Badosa era un reto, poner a prueba su recuperación mental, tras la depresión que tuvo hace unos años.
La española pareció controlarse, aunque por momentos se marchó del partido, lanzó su raqueta y se ganó una advertencia del árbitro, al que increpó de forma sonora. Pero sus opciones estaban intactas.
La mayor experiencia de la española podía jugar de su lado. Ya sabía lo que era estar contra las cuerdas en este torneo, tras haber remontado en tercera ronda una bola de partido contra la rumana Ana Bogdan.
El partido entró en el filo de una navaja y podía caer de cualquier lado.
Fue del de la eslovena, estudiante de psicología que supo controlar mejor sus nervios, no bajar los brazos, mantener la presión. Y acabó por fundir a Badosa.