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VALÈNCIA. Es difícil para Rubén Baraja mantener el equilibrio que pretende en un club tan volcánico como el de Mestalla. Pero en ese movimiento pendular que sigue su discurso que, en unas ocasiones, le acerca al club, con el que se muestra comprensivo, y en otras, lo distancia, porque no está conforme con la planificación deportiva, el entrenador siempre suele decir lo que piensa mientras camina por un hilo de alambre muy fino.
El sábado por la noche tras la derrota ante el FC Barcelona, el técnico, cuestionado por parte del entorno por el talante tolerante que había mostrado en la conferencia de prensa del viernes, lanzó su primer dardo hacía el proceder del club en el mercado de fichajes de esta temporada. "Sin inversión es difícil plantearnos otra situación u otro escenario distinto al que tenemos en este momento", disparó Baraja.
Su mensaje, ya en frío, lo trasladó en dos entrevistas postpartido. "Ha habido momentos en que había que buscar soluciones y queríamos tener velocidad en esos metros. La única forma era meter jugadores jóvenes, con energía y velocidad. Si no hay inversión, hay que tratar de jugar con futbolistas de la casa, apostar por ellos, reforzarlos y hacerlos crecer, esa es nuestra realidad", dijo en Movistar Fútbol antes de su rueda de prensa.
Después, repitió su alegato, desde la sala de prensa del estadio. "En este momento de la temporada en el que los jugadores no tienen el ritmo de competición, que, como nosotros trabajamos, es lógico y normal, algunos piden el cambio. Cuando hemos tenido que cambiar el partido hemos tenido que tirar de jugadores de 16 y de 19 años. Sin inversión es difícil plantearnos otra situación u otro escenario distinto al que tenemos en este momento. Al final nos ha costado llegar. No nos ha dado. Hasta que hemos tenido energía, hemos competido bastante bien", destacó el entrenador.
Mientras Miguel Ángel Corona hablaba horas antes de "sostenibilidad financiera", el nuevo eufemismo bajo el que los empleados de Meriton Holdings se esconden para evitar el tabú de referirse al abandono de Peter Lim, el máximo accionista, Baraja volvía a romper la cuarta pared para que el aficionado más ecuánime entienda que si no un hay cambio de opinión en lo que dictamina Singapur o la dirección deportiva encuentra un trébol de cuatro hojas en el mercado, la temporada va a ser dura. Es un primer aviso de la ola que intuye que viene.
Con la acertada y puntiaguda frase del sábado noche, Baraja corrigió la tibieza de su discurso del viernes donde, aunque apuntó al "modelo de club" como el responsable de la situación, numerosos aficionados lo cuestionaron. "Doy mucho valor a estos jugadores porque son los que sujetan el modelo de club que tenemos en este momento", soltó el entrenador en un momento de su alocución. Una frase que expresaba cuál es la realidad del Valencia CF, un modelo de club basado en jugadores jóvenes, pero que no fue captaba por el gran público.
Esa misma jornada, el entrenador fue objeto de numerosas críticas en el avispero de las redes sociales que hablan del equipo del murciélago con más o menos vehemencia. En un entorno lleno de trincheras, dividido por la propaganda de Meriton Holdings desde que la compañía se instaló en el gobierno de Mestalla en 2014, a Baraja se le ha llegado a tildar estos días de colaboracionista por su tibieza con la propiedad. Y cada bando quiere que el entrenador se instale a su lado, bien en la complacencia de Meriton bien en la beligerancia de la oposición.
La realidad es que Baraja trata de mantener un equilibrio entre ambas corrientes porque lo único que prioriza es entrenar en el Valencia CF y, aunque por el camino tenga que comulgar con ruedas de molino, siempre hay que saber leer entre líneas sus comparecencias de prensa y abrir los ojos cuando dispare dardos como el del sábado. No es beligerante, pero tampoco es estúpido.