VALÈNCIA. Con el inicio de la pretemporada comienza la cuenta atrás que debe llevar al conjunto de Mestalla hasta su debut dentro de un mes exacto en el Ramón Sánchez Pizjuán ante el Sevilla FC.
Rubén Baraja tiene el próximo mes para tratar de moldear el equipo y acercarlo a su idea futbolística que la temporada anterior sólo se pudo apreciar en algunos tramos desde su llegada dada la complicada situación en la que aterrizó en el banquillo.
A nivel de dibujo, el pucelano apostó de inicio por el 4-3-3 con el que venía jugando el equipo, aunque hubo tiempo para pasar a protegerse atrás, con un 4-5-1, e incluso para jugar por momentos sin balón en un 4-2-3-1 tras la irrupción de Javi Guerra que se acopló perfectamente en la posición de doble pivote junto con Nico González. Por delante de ellos situó a André Almeida, la consolidación de Diego López en derecha y los arranques por izquierda de Lino con Kluivert arriba acabaron conformando el once que sacó al carro del barro.
Ahora comienza el trabajo para ver con qué dibujo quiere que su equipo afronte los partidos. Incluso dónde quiere ubicar a los suyos en el verde a la hora de ejercer la presión sobre el rival. Con Gattuso el equipo comenzó en un bloque altísimo que desgastó físicamente sobremanera a los futbolistas y con Baraja el bloque ya fue a media cancha. Incluso la necesidad y circunstancia de algunos partidos lo dejó muy abajo para arañar puntos.
A nivel de ideas falta por saber cuál va a ser el concepto con pelota que Baraja quiere de su Valencia CF. Si el año pasado hubo una apuesta absoluta por el toque de balón vertical buscando siempre la portería rival, con Baraja ya se vieron las preferencias por esperar para robar en medio campo y salir en transiciones rápidas y muy verticales. Parece que este último concepto es bastante del agrado del entrenador blanquinegro.
También debe servir este tiempo para esculpir su plantilla en la medida de lo posible. Con la única novedad como fichaje de Pepelu, y las salidas de Lato y Herrerín por fin de contrato y de Lino, Kluivert, Nico e Ilaix por fin de cesión, aún hay demasiadas incógnitas sobre la composición de la plantilla. Primero, porque el club volverá a hacer caja con algunos futbolistas que parecen sí o sí destinados a salir como Mamardashvili o Yunus. Y segundo porque con otros no se cuenta por su elevada ficha (Cavani o Gabriel), o porque no encajan en las ideas del Pipo (Castillejo, Hugo Duro o Marcos André). Cabe la posibilidad de que alguno pudiera revertir este rol, pero no parecen disponer de muchas opciones para ello a priori. Además hay jugadores como Thierry o Jesús Vázquez, que pudieran acabar viniendo con ofertas que fueran atendidas por el club a la hora de recaudar.
Conforme se vayan despejando las dudas de los que van a salir, podremos ver la implicación de Meriton a la hora de conformar un proyecto que no tenga que estar peleando hasta la última jornada por eludir el descenso de categoría. Pero, como viene pasando desde que Lim compró el club, el mercado se apurará hasta los últimos minutos, y eso es un hándicap para cualquier entrenador. Empiezas a trabar en julio unos conceptos y unas ideas, y a la hora de competir te encuentras con otros futbolistas distintos a los que no les ha podido calar el trabajo conceptual de las primeras semanas.
Y para remate, Baraja debe decidir la criba de los once "mestallitos" que se lleva para la pretemporada. Debe decidir si su ojo clínico encuentra alguna otra joya como le ocurriera con Javi Guerra y Diego López (y con Alberto Marí también en menor medida) en el tramo final de la campaña anterior.
En cualquier caso, y a pesar de comenzar a trabajarlo desde ya, muchas de esas incógnitas van a empezar a despejarse con los primeros partidos de la liga ya disputados (hasta tres jornadas se disputarán antes de cerrar el mercado el jueves 31 de agosto). Así que la tarea para Baraja y su cuerpo técnico no va a ser nada sencilla.