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opinión pd / OPINIÓN

Beligerancia selectiva

29/03/2022 - 

VALÈNCIA. Soliviantado anda el personal con la penúltima (con el presidente de Meriton en el Valencia CF y su cuadrilla siempre es la penúltima) ocurrencia de Anil de marcharse de cumpleaños a Amsterdam y no acudir a la reunión definitiva en la que se decidía el intrascendente (nótese la ironía) detalle del reparto definitivo de entradas para la final de Copa de Rey. Con su habitual retórica del relato de la víctima, se disfrazó esta hazaña de respuesta al contencioso que el Valencia CF lleva dos años anunciando -la demanda aún no se ha presentado en tribunales- que va a interponer contra la RFEF por la Supercopa de 2020.

Que nadie salga con la demagogia de que el club no deba defenderse si cree vulnerados sus derechos. No es que deba, es que tiene la obligación de hacerlo porque entre otras cosas para eso se lleva el presidente ejecutivo 460.000 euros, al margen de, entre otros conceptos, un seguro médico con cobertura internacional para él y su familia y un billete de avión de ida y vuelta a Singapur también para él, su mujer e hijos.

¿Tiene el Valencia que ir contra la RFEF si considera vulnerados sus derechos por la citada Supercopa? Sin duda, debe hacerlo si cree lesionados sus derechos. Aunque puestos a ir de dignos quizá no haber enviado al equipo a disputar el partido ante el Real Madrid hubiera sido la mejor y más valiente de las reivindicaciones.

Sin embargo yo me pregunto dónde queda toda esa dignidad y esa beligerancia ahora que LaLiga ha dado a conocer que la jornada 33 se juega a 4 días de la final de Copa cuando el año pasado sí aplazó a Barcelona y Athletic de Bilbao sus partidos para tener limpia dicha semana. Ni Valencia ni Betis han pedido el aplazamiento. Aquí no reclama nadie por si acaso.

Me pregunto dónde quedaba toda esa beligerancia cuando LaLiga obligó al Valencia CF a jugar su partido contra el Espanyol el 31 de diciembre siendo el único partido adelantado a esa fecha.

No acabo de encontrar tanta indignación cuando el FC Barcelona se gasta lo que no está escrito pese a tener un Fair Play financiero ruinoso, mientras que a otros (entre ellos el Valencia CF) se les controla hasta el último céntimo.

No encuentro la defensa de los intereses del club cuando LaLiga hace todos los años el reparto del dinero de los derechos televisivos y le da de entrada al Madrid y al Barcelona el doble de dinero que al cuarto de la fila.

Me pregunto dónde se quedó la defensa de los intereses de Diakhaby la temporada pasada tras el presunto episodio xenófobo en Cádiz cuando LaLiga obligo al equipo a seguir jugando el partido, y cuando corrieron raudos a gritar: "Circulen, en LaLiga no hay racismo".

Defender tus intereses es casi siempre legítimo. Pero ser el más indignado del barrio cuando se trata de RFEF y ser el gatito que ronronea cuando el guantazo llega de LaLiga sólo deja al descubierto que el club es parte de un conflicto. 

Y no lo es por convencimiento, o por salir beneficiado de estar alineado en una de las partes. El Valencia CF no saca beneficio ninguno de alinearse con LaLiga, es simplemente la mascota de Tebas que hace con el club de Mestalla lo que le viene en gana gracias a sus buenas relaciones con el máximo accionista. Ahora lo utiliza de ariete en su pelea contra la Federación y el club se presta a ello como si mañana Tebas y Rubiales hacen las paces (hecho este poco probable) y deciden ejemplificar cargando la mano contra el Valencia. ¿Creen que le temblaría la mano al presidente de LaLiga?

Por eso está muy bien defender los intereses del club, pero hay que hacerlo siempre. Ser el canijo amigo del abusón del patio del recreo suele acabar mal, porque cuando dejas de serle útil (no eres su amigo, simplemente le interesas) te tira a los leones. Y eso, lo sabemos todos.

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