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mirando al mar

Benidorm descubrió el esquí náutico en España

El Cable Ski de Benidorm, el más antiguo de Europa, cumplirá el año que viene 55 años. Su historia es tan desconocida como pintoresca

| 20/10/2020 | 2 min, 17 seg

VALÈNCIA.-En 1966, Humberto Armas Cruz, emprendedor canario afincado en Alemania, decidió importar a España, de la mano del ingeniero alemán Bruno Rixen, una modalidad de esquí náutico con la que no hacía falta la tracción de una lancha rápida y en la que podían esquiar sobre el agua diez personas a la vez. Se trataba del invento alemán cable ski, un circuito de mil metros franqueado por cuatro torres clavadas en el agua y un cable que las unía a unos cinco metros de altura del agua. Lo alimentaba un motor Mercedes Benz de gasoil totalmente insonorizado y era operado por una persona, el ya mítico Juan Jiménez, que daba salidas y llegadas a los esquiadores. Así nació el primer cable ski del mundo y estaba en aguas de Benidorm.

Era la época del alcalde Pedro Zaragoza, el que convenció a Franco de que el bikini era muy bueno para las poblaciones costeras de España, el que comenzó a aprovechar la mayor especulación de terrenos de la historia y el promotor que supo convertir un pueblo de pescadores en una ciudad cosmopolita, donde las minifaldas, las melenas, los coches deportivos, las discotecas… comenzaron a ser habituales.

Humberto Armas estuvo valorando varios lugares para colocar su cable ski. Uno de ellos fue la Cala de Finestrat, pero los vientos y la meteorología sumaron más puntos para colocarlo en el ya mítico Rincón de Loix, en la playa de Levante, frente a los legendarios hoteles Nadal y Brisa. Un rincón en el que sobre sus dunas se han construido los edificios más lujosos y caros del mundo, y donde se ubicaba El Dátil, un bar de pescadores muy popular, o La Almadraba, un beach club al uso de la época.

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El Cable Ski de Benidorm era una atracción más de la ciudad, pero que poco a poco fue creciendo. Miles de visitantes lo hacían durante unos días para poder disfrutar del esquí en unas aguas placenteras y bajo una temperatura envidiable, ya que Benidorm disfruta de un microclima como no hay otro en España. Otros miles lo descubrían en su primer viaje y no lo olvidaban porque al año siguiente volvían a probar la experiencia.

* Lea el artículo completo en el número de octubre de la revista Plaza

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