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bombeja agustinet! / OPINIÓN

Lo mejor de cada cual

9/11/2023 - 

VALÈNCIA. El entrenador que todos llevamos dentro me convenció de que Franquesa, a sus 26 años, no servía para el Llevant (“si lo dejó ir al Vila-real…”) y de que Miramón estaba en el ocaso de su carrera. Era imprescindible que salieran y respiré cuando lo hicieron. Lo pensaba yo y los técnicos “granotes”, que cedieron al primero al Leganés y no renovaron al maño. El de Sant Cugat del Vallés está cuajando la mejor campaña de su carrera, tras un año y medio de escasa trascendencia en Orriols. Pertenece al Llevant hasta junio de 2025 y ha disparado su cotización. ¿Y quién iba a decirnos que a Miramón, todo pundonor, le quedara tanta gasolina a sus 34 años? Llegó a Orriols procedente del Huesca de Primera, donde era indiscutible, y estuvo tres años en Valencia, con un rendimiento de más a menos, hasta el descenso del club. Parecía un declive de libro. Ahora vive una segunda juventud con el líder de Segunda.

Hay entrenadores capaces de reactivar futbolistas. Borja Jiménez es el hombre-milagro de los pepineros, tras firmar grandes temporadas en Miranda de Ebro, Cartagena y Coruña. Está sacando un gran rendimiento a una plantilla con un valor de mercado un puesto por debajo de la del Llevant, octava. Va líder, practica buen fútbol, es alegre en ataque (23 goles) e intratable en defensa (5 encajados en 14 partidos), con nuestros hombres en los laterales.

En Orriols vimos cómo Luis García subió a Primera con un equipo hecho de retales, sacando lo mejor de cada uno; o cómo JIM llevó al Llevant a Europa, con un ejército de veteranísimos: Munúa, Barkero, Juanfran, Ballesteros… El fútbol también es caprichoso y el alicantino, que condujo al levantinismo a sus cotas más altas, no fue capaz de volver a triunfar. Hoy entrena en Irán.

La lección que nos enseñan Franquesa y Miramón es que siempre hay que mirar un poco más allá y preguntarse qué es capaz de hacer un entrenador por sus futbolistas, si se pueden disparar con un cierto encaje táctico o con un tacto especial. Supongo que debe de ser de las más satisfactorias, al alcance de muy pocos.

••• Sin delanteros. El Llevant llega a Butarque con un solo punta, Gómez, que lleva un gol en todo el curso, y dos futbolistas ofensivos que apenas han actuado ahí: Cantero y Romero, además de tres más de perfil atacante: Clemente, Álvarez e Ibáñez. En la convocatoria hay ocho defensas (¡ocho!) y cinco mediocentros. Vas al campo del líder, con tu artillería de baja y no eres capaz de convocar ni a un delantero canterano. Aunque sea por si acaso. Toda una declaración de intenciones: falta de confianza en la cantera y mentalidad ultraconservadora. Nada nuevo bajo el sol.

••• Y sin ilusión. Cuesta mantenerla, viendo el fútbol rácano y los planteamientos sin ambición de los últimos partidos, una racha que amenaza claramente las aspiraciones levantinas. Tal vez Calleja no está sacando lo mejor de este equipo.

••• “Excuses de malpagador”. Justificarse ante el actual momento de juego del equipo en las lesiones de dos futbolistas como Andrés y Fabricio, con los que no se contaba, es un ejercicio de cinismo considerable. Aquí y en la China Popular.

••• La boquita de Miñambres. Cuesta mantener la ilusión, más si cabe, al escuchar las declaraciones de Miñambres, atreviéndose a dar lecciones a la hinchada granota. Aún estamos esperando que haga algún ejercicio de autocrítica tras sus decisiones del curso pasado, con Nafti y la desastrosa planificación de la plantilla más cara de Segunda. Pero, en fin… ¿Qué podemos esperar de un club que permite al 18 del vecino pasearse por Buñol como Pedro por su casa, después de su bochornosa deserción? Tal vez el Llevant no acaba de entender cómo respetar a su afición para sacar lo mejor de ella. Sánchez y Danvila deberían preguntarse si es así y por qué.


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