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bombeja agustinet! / OPINIÓN

Intensidad y autoestima

16/04/2023 - 

VALÈNCIA. Eibar y Miranda de Ebro (27.000 y 35.000 habitantes) tienen los dos equipos profesionales de Primera y Segunda asentados en ciudades más pequeñas. Andorra no cuenta. Es otra cosa, un equipo de país. Y de Piqué, desde 2018. El Llevant viene de empatar a uno en Ipurua, pese a no haber tirado entre los tres palos en todo el partido. Y ahora llega el Mirandés. Lo del Eibar fue casi como salir vivo de un partido en que sólo valía ganar. Eso parecía. Al final no fue para tanto. Nadie de arriba parece que quiera subir. Es un decir: que tenga la capacidad y la determinación de dar un puñetazo en la tabla. ¡Ojo al dato! En las últimas 7 jornadas, los cinco de arriba han sumado: 10 de 21 el Granada; 9 Alavés y Eibar; 7 el Llevant (que podrían ser 10 con una victoria hoy) y 5 Las Palmas. Parece increíble pero es así. El curso pasado a estas alturas, por otra parte, los dos de ascenso directo tenían 6 puntos más; en el anterior, el primero 12 más, el segundo, 7. Esas dos plazas están muy reñidas, dicen. Claro, porque están muy baratas. Tanto que el Albacete, con quien nadie parecía contar, amenaza con sumarse a la fiesta, a base de buen fútbol y pinchazos ajenos.

El Mirandés está 6 puntos por encima del descenso, que serían 4 si el VAR no hubiese anulado de forma surrealista el gol de la victoria in extremis a la Ponferradina de Juanfran en El Plantío. Los de Etxebarría se juegan la vida en Orriols. El Llevant, sin embargo, debería ser superior desde el minuto uno, lanzarse a marcar pronto y seguir atacando y atacando hasta matar el partido, sin conformismos. Debiera servirle la lección del día del Zaragoza. Y de tantos otros.

El Llevant, el equipo, sobre todo, debería demostrar a su hinchada que se lo cree y que morirá por conseguirlo. Para ello Calleja debería alinear once gladiadores, pero sabemos que no lo hará, que volverá a premiar a los alérgicos a las pinturas de guerra, a los que se arrastran por el campo en el minuto 50. Confiemos en todo caso en una amplia mayoría de futbolistas comprometidos e intensos del primer minuto al último. Sería paradójico conseguir el éxito de cualquier otra forma. No hubo ni un solo ascenso del Llevant a Primera, de los cinco anteriores, en que el principal valor del equipo no fuera la intensidad, la convicción. Veo a unos cuantos pilares del equipo muy convencidos. 

También hace falta gol, claro. Unos cuantos, en realidad. Orriols necesita una victoria holgada, sin especular, dándolo todo. Y el equipo también. Nada tendría más valor en este punto de la temporada –pese al pasado reciente y a todos los pesares– que un triunfo convincente que otorgara al futbolista la confianza, de cara al resto de liga y de rivales, de que su mejor versión sigue estando ahí. Colocarse segundo a un punto del líder y hacerlo con confianza y autoestima sería la hoja de ruta perfecta para abordar el tramo final con ilusión. Y la ilusión, ya saben, es la energía que mueve el mundo.

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