VALÈNCIA. Valencia Basket afronta el primer partido de la temporada en la Fonteta recibiendo a Casademont Zaragoza. El técnico Rubén Burgos valora cómo llega el equipo y sus 200 partidos en el Club.
Tras la derrota en la final de la Supercopa, el entrenador confiesa que “nuestro vestuario debe salir reforzado en lo deportivo después de esos dos partidos. No debemos olvidar que con las bajas hemos sido muy competitivas contra los equipos top de la liga, consiguiendo esa victoria en semifinales y peleando hasta el final en un partido contra Girona que se nos puso cuesta arriba. Creo que ese tiene que ser nuestro ADN y con lo que la afición se identifique, con que el equipo lo deja todo hasta el final y siempre tiene opciones. Es la primera final y hemos tenido presencia en ella. El equipo está comprometido con el inicio de la liga, el rival no es sencillo y en casa tenemos que dar el 200%”.
Respecto al rival, al que ya se enfrentaron en pretemporada, Burgos analiza que “siguiendo la línea que lleva Zaragoza en las últimas temporadas, que es muy ascendente, es claramente un aspirante a ser cabeza de serie en Copa, playoff y a plantar cara a los tres equipos que en los últimos años hemos dominado las primeras posiciones. Por nivel de plantilla, por recorrido y el trabajo muy bueno de pretemporada pudimos ver cosas de ellas. Bajas en los dos lados, más en el nuestro en ese partido. Consiguieron una buena victoria ante Lugo en su estreno en casa”.
Este será el primer partido del equipo ante la Fonteta. El entrenador asegura que las ganas las percibe “en las jugadoras que ya conocen a nuestra afición y tienen ese vinculo personal. Saben que es la sexta jugadora en pista. Ganas de mostrarse, de sentirse con su gente y para las nuevas también, tanto las jóvenes como las incorporaciones senior, disfrutar de lo que es un ambiente top de baloncesto femenino. Con una afición que ya se hizo notar en la Supercopa y en la Fonteta lo harán más”.
El domingo Burgos llegaba a los 200 partidos entrenando al equipo. Cifra a la que solo habían llegado Jaume Ponsarnau y Miki Vukovic en el Club: “Para mí es motivo de orgullo y agradecimiento. No solo por la cifra de esos 200 partidos como entrenador del primer equipo femenino, sino por todo el recorrido en el club. Mi llegada al Pamesa Valencia fue con 11 años para jugar en la cantera. Pude desarrollar una carrera de jugador tanto aquí como en otros equipos gracias a lo aprendido en nuestro club. Me he sentido valorado y exactamente igual cuando empecé de entrenador. Empezando en la escuela, en el equipo filial, y luego poder ayudar en el camino del ilusionante equipo femenino. En mi cabeza estaba conseguir el ascenso en LF2 y a partir de ahí tener un buen día a día, tener retos en el corto-medio plazo es lo que me ha ayudado a recorrer este trayecto. No solo. Ser entrenador es un trabajo de equipo. He tenido la suerte de tener muy buenos compañeros en el staff, que seguramente son los que me han ayudado a crecer y me han inspirado cada día”.
El técnico concluía que “me quedo sobre todo con la gente que ha sumado al proyecto en periodos cortos y con nuestra primera temporada en LF1, donde todavía no jugábamos finales ni ganábamos títulos. Tal vez no fue tan brillante como el ascenso el año anterior, pero para mí tuvo muchísimo mérito que el equipo en su debut fuese 5º en fase regular, que disputara la Copa de la Reina, que ganase el primer cruce de playoff con factor cancha en contra y consiguiéramos la plaza europea… Esa primera temporada, el trabajo diario y asentar las bases de lo que hemos sido después fue muy importante”.