VALÈNCIA. El Valencia debe intentar esta tarde recomponer la estadística adversa que nos recuerda que hace siete años que no es posible ganar en casa del vecino. El Ciutat de Valéncia se atraganta en los últimos tiempos y bien podría ser materia prima de primer orden para catalizar todas las discusiones y conversaciones del entorno valencianista y, por supuesto, del ‘granota’ pero hay condicionantes que hacen del duelo en el Ciutat un derbi... distinto.
Siempre crucial, con total seguridad, para los segundos porque para el Levante, un enfrentamiento contra el Valencia siempre posee el valor añadido innato de medirse al equipo grande de la ciudad. Aunque en el caso de muchos seguidores levantinistas el término ‘grande’ adquiera un todo claramente peyorativo por la rivalidad ancestral entre dos equipos que, mirada desde el prisma del pequeño, a menudo se observa en términos de prepotencia y soberbia por parte del Club más poderoso o laureado y es posible que, en algún que otro caso, no les falte razón porque ‘de todo hay en la viña del Señor’.
Bien es cierto que también habrá en el seno granota quien, aparcando reproches históricos, más que en la pura y dura rivalidad, estará pensando cómo se las va a poder arreglar el bueno de Paco López para afrontar un partido, que siempre se marca en rojo en el calendario levantinista, sin posibilidad de alinear a ningún defensa central por tenerlos a todos lesionados. Pero… para el valencianista -no nos engañemos- un envite ante el Levante no tiene tal carácter de dramatismo por aquello de que el grande siempre suele mirar al que no lo es tanto sin mayor inquina que la que reparte tres puntos que sí son verdaderamente importantes para tratar de asaltar definitivamente territorio europeo en la clasificación, que no es poco, porque no es conveniente ceder más terreno a equipos como el Sevilla.
El valencianista quiere ganar pero, salvo excepciones, no por mostrar supremacía alguna sobre el levantinista sino por la importancia propia de los puntos en litigio. Pero es que, además, resulta literalmente imposible no desviar la atención ante el importantísimo reto del martes ante el Ajax en Amsterdam. Lo que suceda en el Ciutat de Valencia, de no ser bueno, tiene remedio pero lo de Holanda… no. Y no quiero pensar con ello que Celades y el vestuario dejen de mirar en choque ante el Levante como una buena oportunidad para presentar candidatura europea y que la vayan a desaprovechar conscientemente pero sí sé, porque sólo hace falta testar mínimamente la temperatura del vestuario para saberlo, que es la cita en Holanda la que acapara toda la atención y la intención y, ojalá me equivoque, ya vimos en el choque ante el Betis cómo el equipo se fue alejando del partido a medida que se iba oteando en el horizonte el partido ante el Chelsea.
En cualquier caso, lo primero es lo primero y, con total seguridad, Albert Celades estará intentando inocular en la cabeza de los disponibles para hoy - porque sigue habiendo bajas importantes- la importancia de conquistar tres puntos desde el convencimiento de que esa victoria podría, incluso, servir de ayuda motivacional para cimentar la gesta del martes. El catalán sigue teniendo muchos hombres en la enfermería pero va a poder contar con algún efectivo más que en los últimos partidos en los que el vestuario parecía un hospital de campaña y el que lo tiene más difícil, en este particular, es Paco López que va a tener que inventar un centro defensivo de figurantes. Se nos presenta otro derbi que, afortunadamente, se ha convertido en un clásico y a todos nos tiene que congratular: disfrutar de dos equipos en Primera no está al alcance de todas las ciudades. Disfrutémoslo.