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opinión

Carta abierta a Negredo

De ser tú el presente y pulir al que va a ser nuestro futuro, Alcácer, aún a pesar de ponerte un poco por delante del de la tierra. Es un extraño privilegio que damos aquí con respecto a los que sois de fuera: os valoramos más con menos...

3/06/2016 - 

VALENCIA. Admirado Álvaro,

Hola chato, ¿cómo estás? ¿Te sorprende que te escriba? Tanto tiempo es normal. Ahora ya, sin citar canciones (era imposible resistirse a no empezar la carta así) me gustaría unas líneas de uno de los miles que sienten el Valencia a fuego, ya que parece que tu etapa valencianista toca a su fin.

La verdad, a día de hoy, sigo flipando que no hayas sido el jugador franquicia del equipo. Porque lo tenías todo para serlo. Se te admiró incluso antes de llegar, con aquel anuncio que fue un acierto del Departamento de Comunicación. Al César lo que es del César. Pero bien por aquello de los sentimientos, bien por aquello del dejarse llevar, la primera temporada fue más bien sosa.

Y era de los que pensaba que, en tu segundo año, con pretemporada como toca e implicado plenamente, el siete de la zamarra bianconera iba a volver a infundir respeto, como cuando los tiempos del Guaje Villa. O efectividad, como cuando lucía en la espalda de Jonas, el delantero de la triste figura. Pero ni una cosa ni la otra. Y nos tenías enamorado. Cualquier detalle, cualquier acción, nos hacía agarrarnos a la esperanza de aumentar la exigencia de la terna de delanteros. De ser tú el presente y pulir al que va a ser nuestro futuro, Alcácer, aún a pesar de ponerte un poco por delante del de la tierra. Es un extraño privilegio que damos aquí con respecto a los que sois de fuera: os valoramos más con menos. 

Pero ni con esas. Ni con aquel golazo en Mónaco, ni con los cuatro goles al Granada en Copa. Incluso en esa guerra fría que hubo con Nuno, la parroquia estaba en tu bando. Por injusto en el papel. Porque parecía una especie de ojeriza, algo personal por un quítame allá estas palabras. Y la última de todas, cuando vino Gary, flamante capitán red devil y comentarista reputado y habló de sacarte todo el provecho que escondías en tus botas. Y yo, ingenuo como a mis 12 años pensé "Esta es la buena".

Pero no. Poco a poco la llama del siete fue apagándose, como aquellos calentadores antiguos cuando se les acaba el gas. Y ya nadie debatía sobre tu suplencia. Y nadie dudaba de las decisiones. Y con Ayestarán de jefe, se disiparon las dudas. Y más ahora, con la renovación de Pako y la hoja de ruta en cuanto a las bajas de la plantilla. Y veía finales donde quizá deberías estar tú, con nosotros. Donde no hace poco estabas tú con otros colores. Y leía reportajes de gente de tu barrio, Vallecas, que iba a jugar la mayor de todas las finales que se puede jugar entre clubes. Y pensaba, ignorante de mí, que en esas portadas, en esas finales y en esos trenes tendríamos que estar nosotros y tú. Tú y nosotros.

Pero no. No fue así. Y luego parece que asumes la marcha, con un gesto que te honra, visto desde fuera. Desde fuera porque no te conozco personalmente y, el único contacto ha sido algún fav que otro cuando he citado en Twitter tus goles como alegría máxima de David, ese chaval de Canals con parálisis cerebral que nos tiene ganado el corazón a todos. Ahora ya nos (me) da igual que te sancionen o expedienten por hablar aquí o allá. Supongo que aquello del convento y lo que te queda dentro. Incluso me da igual que te vayas al Espanyol con Quique, que es lo que se rumorea, al calor del nuevo inversor perico, y que no quieres ligas exóticas, por mucho que paguen por tu traspaso. Serás su Kluivert de ahora. Seguro que ficha a algún joven delantero con hambre y te pasará por la izquierda, si no espabilas y te pones fino de verdad. Que es lo que me gustaría. Que volvieses a ser feliz con esto del fútbol. Que, en definitiva, es lo principal. Hacernos felices a todos. A vosotros, con vuestra lucha y vuestros ceros en vuestras cuentas corrientes y a nosotros con nuestro pecho hinchado gracias a los logros de los equipos que tifamos.

Que tengas suerte allá donde vayas. Y, que diablos, ojalá te cruces con Nuno y le metas un gol. 

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