CASTELLÓ. De entre las numerosas informaciones confidenciales que llegan a este diario con asiduidad, no se encuentra, desgraciadamente, la incógnita fundamental en estos inicios de año que atravesamos: la lista de regalos que os van a traer Melchor, Gaspar y Baltasar. Tenemos fuentes de calidad, pero no tanto. En cualquier caso, queremos evitar que nuestros estimados lectores se encuentren un año más desenvolviendo una bufanda de color ratuno, el nuevo libro de Pérez-Reverte o un inenarrable objeto decorativo que quizás sufra un misterioso accidente y se rompa a los cuatro días. Así que, tenemos una propuesta para los Reyes Magos: cargar las alforjas de sus camellos con un amplio surtido de fotolibros que abarquen todo tipo de temas, tamaños y formatos. ¡Hasta nunca pack de calcetines, hola relatos visuales encuadernados!
Pero como es posible que Sus Majestades no estén muy puestos en esta galaxia de la imagen encuadernada, hemos consultados a un buen puñado de expertos en el tema para que ejerzan de aventajados asesores. ¿El resultado? Una selección de publicaciones imprescindibles que toman la fotografía como estandarte, como arma y como promesa; que juegan con ella, que experimentan, que investigan y que convierten ese proceso en una verbena de celulosa que hace bailar a las neuronas casi tanto como un temazo de Rafaella Carrá. Todos los fuegos son posibles en este torbellino de páginas que nos han recomendado: Borbones, autorretratos, conversaciones confinadas, árboles, colonialismo en África, identidad… ¡e incluso un montón de cuervos japoneses!
Si por casualidad, tú, lector, eres un paje real y te han encargado ir fichando ideas, este es el momento de coger lápiz y papel para que no se te escape ningún titulazo. Ale, en marcha.
Correspondencia en el patio de luces, de María León y LUCE (Autoeditado. Diseño de Iván Santana. Fotografías de Rubén Montesinos).
El primero en meterse en harina es Jorge Alamar, comisario, gestor cultural y director de la Fotoescuela y lo hace con una pieza que habla de comunicación, de complicidad, intergeneracional, de resiliencia y de que las señoras mayores son maravillosas. ¿En plena era digital a quién se le ocurre juntar el palo de la escoba, del mocho y de la mopa para construir uno más largo que acompañado de una pinza sirva para mantener una comunicación manuscrita y continuada con su abuela en pleno confinamiento?”. “LUCE es un artista en estado de gracia y Maruja una gran poeta tardía que en este libro nos demuestra que de casta le viene al galgo”, resume. Primer título cazado, seguimos.
Flow, de Mariia Ermolenko (Autoeditado)
Abre fuego ahora Lidón Forés, directora y profesora en Aula Foto Cine Lledó. Para esta lista de regalos a golpe de celulos, apuesta por Flow, un trabajo “sobre la distorsión de la memoria, sobre cómo el tiempo hace que percibamos cada historia de diferentes maneras, haciendo tambalear todo lo que dábamos por seguro de una forma bella, delicada y con múltiples lecturas. Lo que pensamos como eterno, la autora lo convierte en frágil y, paradójicamente, esto no puede ir más acorde con el año que hemos pasado”. Hecho a mano y forrado de tela, para esta especialista en la galaxia de la ‘fotobibliofilia’ (sí, nos hemos inventado el palabro, por favor, no llaméis a la policía de la RAE), se trata “casi de un ‘libro objeto’, tal y como diría Bruno Munari”.