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opinión pd / OPINIÓN

Coexistencia pacífica

6/02/2022 - 

VALÈNCIA. Lo mejor de este mes de febrero que ahora comienza, y del próximo mes de marzo, es que vamos a hablar mucho de fútbol. Lo que más nos gusta. La Copa del Rey nos ha devuelto la ilusión por la esencia de todo lo que sucede en el 105 x 70 del césped del campo de Mestalla. Así lo vivimos el otro día en el estadio tras la victoria ante el Cádiz. Ese anhelo futbolero que se plasma en un par de regates de Bryan Gil o en el ímpetu de Hugo Duro. Una semifinal copera que nos deja el enfrentamiento entre dos equipos históricos del panorama nacional como son el Athletic y el Valencia, además del encuentro entre dos grandes entrenadores: Marcelino y Bordalás. Pasado y presente juntos.

La posibilidad de volver a disputar una final de Copa en La Cartuja de Sevilla, tal y como sucedió en el año 1999, nos permite una especie de reconciliación con algo que no deja de ser un juego pero que tantos quebraderos de cabeza nos lleva dando en los últimos años. Llevamos mucho tiempo de amarguras. Y un tremendo retroceso a nivel institucional en los últimos años. Pero cuando peor pintan las cosas, como en el año 1994 o en 2008, siempre aparece la Copa como esa tabla de salvación a la que se aferra todo valencianista que se precie. Algunas veces no se gana, como esa final del agua ante el Deportivo del 94, pero la ilusión con la que la hinchada acudió en masa al Bernabéu hasta en dos ocasiones siempre quedará grabada en el imaginario de Mestalla.

Con esta posibilidad real de disputar una nueva final de Copa en el horizonte, y todavía vivos en la lucha por regresar a Europa en el campeonato doméstico, pienso que el valencianismo se va a tomar una tregua. O, al menos, va rebajar su nivel de crispación. Va a ser como un paréntesis en esa equis llamada Lim que habrá que despejar del Valencia más tarde o más temprano. Aunque el feo asunto de la ATE no deja de estar ahí, así como también la noticia de que el club ha vuelto a recurrir a pagarés para que los futbolistas puedan cobrar sus fichas, creo que la mayor parte de la grada va a pensar única y exclusivamente en el fútbol durante un tiempo. Al menos, hasta el próximo 2 de marzo, fecha en la que se disputará el partido de vuelta ante el Athletic en Mestalla. Si se logra la clasificación para la final, prorrogamos.

Eso sí, que nadie olvide, Lim tiene que abandonar el Valencia. Aunque pueda haber un tiempo de coexistencia pacífica con Meriton, tanto la relación de la afición con el propietario, así como la de Bordalás con Murthy y sus secuaces, está finiquitada. La ilusión que rodea el ambiente puede disimular la verdadera realidad del club, pero el vínculo está roto. Tarde o temprano, cuando el fútbol nos dé un respiro, los enfrentamientos saldrán otra vez a relucir. Igual hasta se recrudecen. Porque de esta gente de Singapur te puedes esperar cualquier cosa. Pero ninguna buena. No me extrañaría que Bordalás ya esté en la diana de Lim por sus últimas declaraciones o que le penalice, al igual que sucedió con Marcelino, que el Valencia tenga una nueva Copa en sus vitrinas. Seguro.

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