VALÈNCIA. Los colaboradores de Plazadeportiva.com muestran su visión sobre el Valencia CF - Real Betis:
JOSEP LIZONDO
Tres infartos, un derrame, y ahora mismo creo que tengo hasta fiebre. No sé muy bien qué decir porque no recuerdo gran cosa del partido. Pero da igual lo que ocurriera en él. Se trataba de conseguir el regreso. De romper el mal fario. De superarse a uno mismo y las limitaciones que te ha impuesto la ruina. Eso es lo que vale. En hacer partícipes a las generaciones más jóvenes de algo así, que sepan que no es ni ficción ni imposible. Como lo supimos nosotros en 1995 y especialmente en 1999. Esto es suyo y para ellos. Del partido nada, que ni me sale. Pero esa troleada a Setién sacando un central por un delantero y ganándole con el 25% de posesión (no sé el dato, pero no debe ser muy superior) me pareció una genialidad.
VICENTE BAU
Hoy es un día especial. El valencianismo vivió anoche una jornada memorable que es un regalazo para todos aquellos pequeños valencianistas que no llegan a los doce años de edad. Once años han pasado de nuestra última final y ese regalo es impagable. El Valencia pasó ayer por méritos propios a la gran final gracias a un gol de Rodrigo tras centro de Gameiro y jugada de un buen Piccini y con ese gol y la buena actuación de Jaume valió para cumplir un hermoso éxito. Noche feliz para un valencianismo más fiel que nunca. Enhorabuena.
MANOLO MONTALT
Rodrigo encendió una linterna gigantesca para iluminar 45.000 almas tras once años de oscuridad. Tras once años donde intentaron convencer al personal que clasificarse para la Champions era mayor motivo de alegría que meterse en una final. Once años en los que aseguraban que era imposible pelear y estar presentes en un partido definitivo para pelear un trofeo.
Para toda esa generación de entre 10 y 20 años que han vivido bajo el yugo de la dictadura de Cristiano y Messi es esta final.
Y también para los que pedían el cese de Marcelino, el fusilamiento de Parejo y la extradición de Jaume Domenech. Ellos también disfrutarán de la final.
VICENTE MOLINS
Cuando se mezcla una nueva alegría generacional con el el alivio máximo. El Valencia cumple 100 años, pero tras estas semis todos hemos cumplido los 18. Sabemos leer un poco mejor los partidos, calmar mejor la angustia. Sentir que interpretar bien es mejor que poseer. Ah sí, y luego el partido, con el aguante de tipos humildes como Piccini, Jaume o Roncaglia, el aporte de Gameiro, el orden invisible.
Una sensación poderosa: el compromiso ha cosido a un equipo al borde del descalabro demasiadas veces. Ese afán de resistencia que define a un club de arriba a abajo. Entre las mejores noches felices.
PACO GISBERT
Un año después, volví a Mestalla. No quería perderme un día especial,el día en que otra generación entró en la dinámica del València bronco y copero. Poco importa el juego, la forma en la que el València superó ayer al Betis, cuando la historia sólo recordará que 11 años más tarde estamos de nuevo ahí. Ahora, a por otra copa.
ALBERTO SANTAMARÍA
Daban igual las formas. Ayer lo importante era llegar a la final. Y así sucedió. Un gol de Rodrigo catapultó a la gloria a miles de aficionados que se han pasado más de once años catar el sabor de pelear un título a 90 minutos. El éxtasis en el balcón de la Avendia de Suecia fue sencillamente indescriptible. Una explosión de felicidad en el año del Centenario. La comunión entre una afición y un equipo como nunca antes se había visto. Mestalla lo merecía. El valencianismo se lo había ganado. Nos vemos en Sevilla. Y yo pienso soñar en que allí todo es posible.