VALÈNCIA. Permiso para soñar por conquistar un título once años después. Ha tenido que pasar más de una década para que el Valencia regrese a una final de Copa del Rey, que se erige como la gran ilusión de una temporada que está siendo complicada por la mala clasificación de la Copa del Rey.
Pese a que el torneo del K.O se afrontaba como algo secundario, el progreso del equipo y la forma en la que ha conseguido la clasificación, ha motivado en que se haya convertido en uno de los objetivos prioritarios. De hecho, el Valencia tras eliminar al Betis, se ha garantizado pelear por dos títulos: la Copa del Rey el próximo 25 de mayo contra el FC Barcelona en Sevilla y la Supercopa de España con el nuevo formato que se ha implantado con una 'Final Four'.
El Valencia ha transitado la temporada sin pena ni gloria, llenándose la mochila de empates en liga y con una participación decepcionante en la Champions League. Sin embargo, la Copa del Rey ha supuesto un balón de oxígeno para todos: club, plantilla, cuerpo técnico y afición. La Copa del Rey puede dar brillo a la temporada del Centenario.
Mención especial merece Mestalla. Después de tener una paciencia más que amplia con el equipo y cuerpo técnico, recoge una alegría en la que ha tenido mucho protagonismo. Su apoyo incondicional durante todo el curso ha vuelto a ser clave. Contagió de fe a sus jugadores en la remontada contra el Getafe y ayer el recibimiento que brindó al equipo fue simplemente espectacular. Una parroquia que una vez más, volvió a estar a la altura de las circunstancias. Solo que esta vez sí que tuvo premio.
Por otro lado, el partido no engañó a nadie. Valencia y Betis trazaron el guión previsto en el primer tiempo. Mejor puesta en escena de los verdiblancos, que fueron cogiéndole el pulso al encuentro hasta hacerse con el dominio por completo. Los de Marcelino se dedicaron a refugiarse en su gran virtud: resistencia a través de la defensa.
Los locales dispusieron de alguna tímida ocasión en los primeros diez minutos y poco más. Cero riesgos tomaron los valencianistas. Un disparo ‘mordido’ de Guedes, otro en semifallo de Rodrigo y un cabezazo alto de Gabriel fue el pobre bagaje ofensivo del Valencia en el primer acto. El Betis por su parte, fue creciendo con el balón. Estuvo fino en la salida desde atrás y convertió en estéril la presión del Valencia, aunque le faltó profundidad para romper el entramado defensivo blanquinegro.
Joaquín mandó el primer aviso a su antigua afición. Sus intenciones las atajó Jaume sin excesivos apuros. Con el paso de los minutos, el Valencia se quedó embotellado en su campo, sin robar el balón al Betis ni tampoco con precisión para enlazar contragolpes. Canales casi inauguró el marcador de falta directa. Respondió bien Jaume desviando las intenciones del cántabro de clavar el balón en la escuadra.
En el tramo final del primer periodo, el Betis dispuso de otras dos buenas ocasiones. Lo Celso encontró a Jesé que de primeras golpeó con fuerza a la escuadra. Sin embargo, Jaume sacó a relucir sus reflejos, enviando el cuero a córner. En ese saque de esquina, Mandi cabeceó cerca del palo y dejó el 0-0.
Tras la reanudación, la intensidad del partido continuó siendo muy alta, un combate de estilos en el que faltaban ocasiones para desequilibrar la balanza. Y golpeó primero el Valencia. Un gol que puso pie y medio en la final de Sevilla. Piccini trazó una gran jugada individual y asistió a Gameiro. El francés vio a Rodrigo, que desató la locura en Mestalla con el 1-0.
Los de Setién tenían que hacer dos goles en poco más de media hora. Mandi tuvo el empate, pero su testarazo no encontró portería. El Betis echó el resto y se lanzó al área del Valencia con centros laterales. Uno de ellos lo peinó Loren, que acarició el empate. En ese acelerón, Canales lanzó un ‘latigazo’ para que Jaume se desquitara de las últimas críticas con una buena intervención.
Finalmente, el Valencia supo gestionar su renta y peleará por un título en el año de su Centenario. Un escenario inmejorable para toda la parroquia blanquinegra.