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Bombeja Agustinet!   / OPINIÓN

Crecer también en Olot

11/11/2022 - 

VALÈNCIA. Hace muchos años conocí a un chico de Olot. Me costaba horrores entenderlo pero no me atreví a ser descortés y confesárselo. Preferí sudar la gota gorda y solventar la anomalía como pude. Luego le pregunté a nuestra amiga en común si todos los de Olot hablaban de aquella forma el catalán o si es que Carles tenía alguna singularidad que lo hacía especialmente poco inteligible. Se rió. Era cosa de Olot. Y poco más sé de la capital de la Garrotxa, aparte de lo que todos hemos leído esta semana del equipo, que juga en Segunda RFEF y que cuenta con un Xumetra ya no tan eléctrico, a sus 37 años. Pero ojo, que quien tuvo, retuvo. Y que en esa misma categoría militan clubes como el Avilés, el Ourense, el heredero de nuestro Xerez de Chapín, el Lleida, el Mestalla, el Alzira o históricos de Primera como el Hércules, el Recreativo, el Arenas o el Compostela. Cierto es que la UE Olot está en descenso en su grupo, con solo dos victorias y que estrena entrenador ante el Llevant, pero será necesaria toda la intensidad y la determinación para pasar de ronda y no olvidar que la escuadra granota viene de caer en el Collao, el curso pasado. El trabajo de Calleja, desde el regreso de Albacete, habrá sido en parte convencer a la plantilla de que bien vale la pena dejarse la piel en Olot y superar la eliminatoria por varios motivos: porque la Copa es una competición atractiva y con felices reminiscencias históricas para los levantinos; porque es una posibilidad de seguir creciendo con la temporada en marcha y de encajar las ideas del nuevo míster, y porque es una oportunidad competitiva para los futbolistas menos habituales.

Ha costado mucho llegar hasta aquí como para hacer un borrón en un torneo tan especial para la entidad blaugrana, con el proceso en marcha del reconocimiento oficial de la Copa del 37, por la vía de la memoria democrática. Al Llevant le ha costado quince jornadas firmar un partido como el de Albacete, donde se entrevé claramente un equipo superlativo, llamado a ser campeón de Segunda, sobre todo si sigue bien dirigido y se repunta en el mercado de invierno. Hubo muchas luces y algunas sombras en el Belmonte, aunque es esperanzadora la capacidad de Calleja para mejorar el nivel de la mayoría de sus futbolistas. El Llevant, sin embargo, sufrió donde siempre. Tanto que pese a la superioridad futbolística sobre un gran Albacete, la victoria estuvo en el aire por culpa de las transiciones, ya con el equipo cansado y por no haber reforzado la sala de máquinas justo tras el 1-2; por la fragilidad en el centro de la defensa, con el desbarajuste en la marca, en el 2-2, y por los balones parados. Falta definición arriba y precisión atrás para matar partidos. Confiamos que también llegará. Siempre es complicado reparar el tren sobre la marcha, hacer la pretemporada con el curso en disputa. La progresión del Llevant de Calleja no puede ser más ilusionante, pese a todo. Y Olot es otra estación en la que seguir creciendo.

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