VALÈNCIA. Jorge De Frutos ha sido el nombre propio que ha marcado el mercado de fichajes del Levante. A pesar de que finalmente ha terminado quedándose en Valencia, el segoviano estuvo pendiente de su posible salida al Getafe hasta el uno de septiembre. Por la tarde, apremiados por el deseo inicial del extremo de salir y la fuerza que su entorno ejerció en la operación, los clubes se enredaron en una fórmula diferente a la entablada durante el verano: una venta con cesión en Orriols durante toda la temporada. La barrera fue precisamente esa: mientras el conjunto azulón se negó a desembolsar 10 millones de euros para no poder alinear a De Frutos en todo un año, el Levante solo estuvo dispuesto a soltarlo con esa condición.
El Getafe, incluso, llegó a sopesar dejarlo durante la primera parte del curso. Hasta el Mundial. Así, Quique Sánchez Flores podría contar con el jugador desde el mes de enero, pero ninguna de las partes terminaron por ceder y, ya por la noche, De Frutos supo que no iba a jugar en el Coliseum. Con el traspaso de Melero ya cerrado, Felipe Miñambres había hecho in extremis los deberes y pudo inscribir en La Liga a Bouldini, primero, y a Musonda a ultimísima hora. De hecho, el delantero marroquí fue registrado en primera instancia con validez provisional y, una vez el Almería alistó a Melero en la competición, desapareció de la plataforma para aprobar definitivamente su presencia.
Abocado a su marcha por el imperativo de venta en el club que obligaba a vender por 10,5 millones de euros antes del 30 de junio -el Levante, de hecho, cerró el ejercicio con esas pérdidas-, Miñambres consiguió encajar las piezas para, al final del camino, frenar las embestidas del Getafe. Los azulones andaron detrás de De Frutos de principio a fin de la ventana de transferencias, presentando varias ofertas que han ido variando en el tiempo pero por las que el jugador ya asumía de buen grado cuál iba a ser su siguiente destino en Primera.
Ya en julio, el club que preside Ángel Torres llegó a proponer una cantidad cercana a los 9 millones de euros que el Levante vio como un buen punto de partida para entablar una negociación que jamás llegó a puerto. El jugador viajó a Madrid para pasar reconocimiento médico pero el Getafe intentó que la lesión que el segoviano había sufrido en el pie derecho a finales de la temporada anterior constituyera una suculenta rebaja sobre el fichaje. Redujo de nuevo su oferta al mismo tiempo que devolvió a De Frutos a Valencia sin estampar su firma definitiva.
El Levante no cedió y Rubén Reyes, director deportivo del Getafe, se vio obligado a volver a por el futbolista con una oferta mayor: alrededor de 10 millones de euros rechazados por la entidad granota. Ya en el deadline day el Getafe quiso hacer una última intentona por De Frutos, llegando a los 12 millones de euros, pero el Levante dio la operación por cerrada, en una posición de fuerza y con la venta de Melero ya acordada. El último giro pudo acabar con el '18' vendido al Getafe y cedido en el Ciutat, pero la operación volvió a enquistarse en los tiempos: el Levante quiso mantenerlo durante todo el curso mientras que los azulones solo estuvieron dispuestos a ceder hasta el mes de enero. Media temporada. No hubo acuerdo.