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Cuando el Ciutat de València se convierte en un fortín

12/01/2021 - 

VALÈNCIA. El Ciutat de València se ha convertido en un fortín. Orriols es la clave -o una de ellas- para que el Levante haya resurgido y dejado atrás, a más de un mes vista, los debates sobre la continuidad del entrenador y la cercanía del pozo. El abismo está más lejos porque el equipo necesitaba victorias y no empates para salir de agujero, y los puntos de tres en tres han llegado solo en casa. De hecho, desde que los granotas cortaran ante el Getafe la fatídica racha de cinco empates a uno consecutivos y ocho choques seguidos sin ganar, los triunfos a domicilio han brillado por su ausencia -solo uno, el de El Sadar-.

Ya lo dijo Melero a la conclusión del encuentro frente al Eibar, es el feudo propio lo que ha permitido al cuadro de Paco López "salir de abajo". Y es que no es habitual ver al Ciutat de València encadenar cuatro victorias de los suyos. El rally de triunfos frente a Getafe, Real Sociedad, Betis y Eibar, con miras de aumento en citas venideras ante Valladolid y Granada, representa algo casi nuevo en la parroquia granota. Y cuando se ha dado tal circunstancia, han ocurrido cosas 'grandes'. 

La última vez que Orriols se conviritió en bastión inexpugnable sirvió para certificar una salvación que se había puesto cruda. Ya con Paco López al timón, el Levante logró enlazar cinco triunfos seguidos (precisamente ante el Eibar en los primeros tres puntos del de Silla en su nuevo cargo -recién cesado Muñiz- Las Palmas, Málaga, Sevilla y el inolvidable 5-4 contra el Barça). Los granota basaron el final de un año de angustia en la fortaleza en casa y con un Paco López que ya sabe lo que es mantener el Ciutat limpio. 

Ese cúmulo de partidos figura en el currículum del técnico como una tarea de difícil cumplimiento, porque antes de su llegada hacía cinco temporadas que en Orriols no se vía nada igual. Fue en el inicio de la 12/13 ante Espanyol, Real Sociedad, Valencia y Granada, y sirvió para meter al Levante décimoprimero en la tabla en una campaña con viajes por Europa incluidos -la anterior había sido la temporada en Primera con mejor puntuación de la historia levantinista, consiguiendo la clasificación para Europa League-. 

En el transcurso de esos años sin tanta alegría permanente en gradas granotas hay un asterisco. En Segunda División se firmaron dos rachas que superan a la actual en casa: cinco encuentros seguidos con victoria nada más iniciar el curso, y otro período de nueve botines que brindaron el último ascenso. Pero aquello ocurrió en la categoría de plata. 

Un debe a domicilio

La resurrección en el Ciutat ha sido esperada después de medio año lejos de su césped. Incluyendo los desesperantes empates cosechados ante Alavés y Elche, hoy el conjunto de Paco López se ha aupado como el octavo mejor local del campeonato. Porque sí, las tablas frenaron sobremanera el caminar granota, pero a la postre el equipo solo ha perdido un encuentro esta campaña en casa. Y ni siquiera fue en el Ciutat, sino en La Cerámica ante el Real Madrid.

Eso sí, la suficiencia de Orriols para salir del precipicio deja claro, a un lado, un debe a domicilio. Si fuera solo por los partidos lejos de la ciudad, el Levante estaría todavía más que inmiscuido en la lucha por las posiciones rojas de la clasificación. Solo un triunfo fuera de casa, con tres empates y cinco derrotas aderezándolo, han impedido a los levantinistas avanzar con mayor tranquilidad. Partidos como el del Villarreal la semana pasada, el duelo plomizo frente al Huesca o la oportunidad desaprovechada en Los Cármenes también forman parte de la estadísitica en una Liga en la que, de momento, basta con ganar de fronteras hacia dentro.

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