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Defender bien, atacar mejor

Los proyectos deportivos que se han consolidado en el tiempo siempre han tenido más que ver con el orden, la organización y los conceptos defensivos que únicamente con la tenencia de la pelota y el talento, bienes más escasos y que, en el mercado, suelen ser mucho más caros, por lo que sólo están al alcance de unos cuantos

9/10/2018 - 

VALÈNCIA. Los ataques ganan los partidos, pero las defensas ganan campeonatos. La máxima del mítico Vince Lombardi ha estado presente en diferentes deportes y disciplinas del deporte de elite norteamericano, desde la NFL hasta la NBA. Y sin embargo, esta filosofía, aplicada al fútbol, suele encontrar bastante resistencia entre el gran público. En general, la crítica especializada, el periodismo en su mayoría y sobre todo, el aficionado, se ha visto más representado por un estilo que identifique el juego con un estilo ofensivo y si puede ser, atractivo. Vistoso. Y sin embargo, los proyectos deportivos que se han consolidado en el tiempo siempre han tenido más que ver con el orden, la organización y los conceptos defensivos que únicamente con la tenencia de la pelota y el talento, bienes más escasos y que, en el mercado, suelen ser mucho más caros, por lo que sólo están al alcance de unos cuantos. No obstante, un equipo capaz de defender realmente bien siempre consigue atacar mucho mejor. El ejemplo es el Valencia CF.

Es de primero de Marcelino García-Toral: concede poco en tu área y ataca los espacios para rociar de napalm al enemigo. Esa es la asignatura principal del temario del asturiano desde que llegó al banquillo del Valencia CF. Por ahí comenzó la casa, por los cimientos, y en ello sigue, aplicando matices flexibles a una idea de la que está convencido. Los libros de historia y el imaginario colectivo evocan un Valencia fuerte, bronco y copero por excelencia, así que la idea primigenia de Marcelino
entronca con la filosofía del club: orden, defensa y contragolpe.

Hay muchas maneras de entender el juego, de comprenderlo y de desarrollarlo, todas lícitas. Unas se basan en la posesión, otras en el ataque de los espacios y otras, en una especie de fórmula mixta de ambos estilos. Y sin embargo, el método de Marcelino, demostrado con teoría y con hechos, entra en su fase más decisiva. Su VCF ya no disputa dos competiciones, sino tres. Y es ahora cuando la resistencia defensiva debe potenciar al resto del
grupo. 
Entre otras cosas, porque la plantilla ha sido diseñada para eso: defender, robar y correr. Vértigo, verticalidad.

En las últimas horas hemos podido leer, con profusión en el
encabalgamiento, que el Barça dominó el choque de Mestalla. Atendiendo a la posesión y la tenencia de la pelota, parece cierto. Y sin embargo, sin pretender enmendarle la plana a compañeros y aficionados, uno parece plenamente convencido de que el VCF mantuvo el control emocional del partido. Más allá de dos cuestiones capitales, la lesión de Guedes y la irrupción de Messi, que alteraron el discurrir del partido, el Valencia impuso sus términos y sus condiciones. Defendió a la altura que quiso, cerró los pasillos centrales, no concedió casi nada en su área y a base de intensidad y piernas frescas en sus velocistas, se desplegó en el área contraria en tres pases. La pelota era del Barça y el veneno, del Valencia.

Es posible que el comienzo del equipo no haya sido el que todos esperaban, que no haya sido el deseado y que todavía quede mucho por hacer, porque el margen de mejora es evidente y hay buena plantilla, pero nadie podría negar que el camino a seguir se vio ante el Barça. Entre otras cosas, porque pareció, de manera definitiva, el final de la sangría y "la verbena de La Paloma"

Si la zaga está sana, si Garay y Paulista juegan con esa autoridad, el VCF va a crecer una enormidad. La seguridad defensiva es una póliza para Marcelino. Y por delante, Kondogbia, que las roba todas y no pierde ni una, es un seguro de vida, robo y accidentes. Que el VCF haya recuperado sello y autoestima gracias a la defensa es la mejor noticia posible para un equipo que vive de ser hermético y aprovechar espacios. No habrá mucha gente que hable o debata de esto, pero si el sistema defensivo de Marcelino funciona como ante el Barça, las victorias acabarán llegando y se acumularán. Ante el Barça pareció un pequeño paso de los jugadores pero, en realidad, es un paso gigantesco para Marcelino. No todos los días se lesionará Guedes. Y por supuesto, no todos los días estará enfrente Messi. Si este VCF defiende así de bien, acabará atacando mucho mejor. Es cuestión de tiempo. De perseverancia y regularidad.

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