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Diálogo con un elefante

5/10/2020 - 

VALÈNCIA. Esto no va de "os lo dije", que a alguno me lo veo ya venir. Ningún ego puede estar por encima del tema del que realmente vengo a escribir: el presente y el futuro del Valencia CF. Y para ser sincero, confieso que ambos los veo negros con Meriton dominando la mayoría accionarial.

Vaya por delante que no me gusta la ciencia ficción ni creer en hadas, así que comenzaré diciendo que no veo futuro ninguno con Meriton como accionista mayoritario. Y aún digo más, no veo factible a día de hoy ninguna salida. Ni hay quien pueda comprar, ni Lim quiere vender, ni una venta asegura no volver a caer en manos de un propietario peor que el actual. Además, no podemos perder de vista el hecho de que quien pudiera hacerse cargo de una posible compra debe asegurarle a Lim pagar la cantidad que el singapurés pida y al banco asumir la deuda contraída. Repito: no soy de creer en cuentos de hadas.

Y me preocupa, por eso tuve claro desde el primer momento que había que contar lo que ocurría le pesara a quien le pesara y aguantando todo lo que me tocó aguantar; y en esas seguimos.

Porque a pesar de que algunos desde su twitter se permitían el lujo del insulto y de negar lo que estábamos viendo los que nos dedicamos a esto (sí, lo siento, el periodista cuando opina lo hace con muchos más datos que quienes le descalifican desde el anonimato), la realidad es que en un año has pasado de aspirar a entrar en Champions a luchar por mantener la categoría. El resto, vanos esfuerzos por blanquear una realidad dura.

Se acogieron a la máxima del elefante en la habitación. Mientras se le pudiera atizar a Marcelino, se obviaría la realidad: se estaba destruyendo un modelo que, si bien no era perfecto, era el que había levantado el club después de haberlo destrozado. Marcelino era lo de menos, el drama era la defenestración de Mateu Alemany y que su sustituto fuera Anil Murthy. El problema era hacia qué modelo caminaba el Valencia CF. Mientras se pintaban las reivindicaciones de Marcelino como caprichos del entrenador (¿Cómo califican ahora las quejas de Gracia?), mientras se pintaba pasar a octavos de la Champions como un título, mientras se establecían comparaciones interesadas durante dos meses del estilo "tenemos más puntos ahora que el año pasado por estas fechas, estamos mejor", mientras se obviaba el despido de Mateu y la renuncia de Longoria (de quedarse le hubiera esperado el mismo papelón que a Jorge López, César o Corona, y él lo sabía), se dejaba de hablar del elefante en la habitación. De la segura debacle hacia la que caminaba el club. El negacionismo de los justificadores de Meriton deja en pelotas el papelón de Miguel Bosé con la pandemia.

Ahora la debacle es un hecho. Los culpables son todos menos ellos (porque encima son de un arrogante que asusta): el COVID, Celades, la plantilla, las peñas, el médico o Camarasa. El gato escaldado no huye del agua fría. Lo que huye es hacia adelante intentando falsear una realidad que lo aplasta.

Decía Mark Twain que "es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados", y entre este tipo de ególatras y los interesados, encontraremos a los colaboracionistas de los actuales propietarios de la mayoría accionarial del club. Los que acusaron a los que contábamos lo que estaba ocurriendo de ir en contra del Valencia CF ahora hablan de bandos. 

Ahora la moda es "los que cuentan lo mal que están las cosas, hacen más daño que quienes han provocado que las cosas estén así". La máxima de que tienen un problema de comunicación es para morirse de la risa sino fuera por lo serio que es el tema. Ahora los malos de la peli son los que se manifiestan de una manera u otra contra los que mandan, los que intentan que se fiscalice de alguna manera el evidente expolio. Ahora los acólitos de Singapur piden buena voluntad y diálogo

Buena voluntad y diálogo para quien recuerda cada poco tiempo que el club es suyo, para quien mandó callar a Mestalla (y no me vale que el problema es Murthy, porque a Murthy lo pone y lo mantiene Lim), buena voluntad y diálogo para quien cierra a cal y canto el club, buena voluntad y diálogo para quien veta a periodistas, buena voluntad y diálogo para quien ha echado a las peñas de sus instalaciones, buena voluntad y diálogo para quien destruyó de manera consciente un proyecto que había rehabilitado un club, lo había hecho ganador y lo había vuelto a meter en la senda correcta. 

Pedir buena voluntad y diálogo para esta gente me recuerda una ocurrencia del genial Berto Romero en uno de sus diálogos absurdos con Buenafuente "es que de Hitler, sólo se ha contado lo malo"...


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