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13 de noviembre / OPINIÓN

Disfrutemos del momento

2/02/2021 - 

VALÈNCIA. He perdido la cuenta de las veces que he dicho que el Levante es capaz de todo. En los borrones nos cabreamos y en los momentos de plenitud la sensación es alucinante. Aunque parezcan sentimientos opuestos no lo son tanto porque en ambos hay un nexo de unión: la creencia en que este vestuario tiene argumentos sólidos y suficientes para dar el estirón y enterrar el conformismo. Y repito que no exijo Europa, ni mucho menos, pero sí que se deje atrás la autocomplacencia. Porque si escuchas en cada rueda de prensa a los entrenadores de los rivales catalogados de la ‘Liga de la permanencia’ (teóricamente la nuestra), los elogios son absolutos, unánimes y nunca de cara a la galería.

Los que me leéis cada martes y me conocéis no os sorprenderá que insista en esta exigencia después de conquistar Valdebebas y a las puertas de un día que puede ser inolvidable, en ser crítico cuando el equipo descarrila, siendo igualmente consciente de que el fútbol son estados de ánimo, dinámicas y que seguro habrá más momentos de dificultades que habrá que gestionar. Ese equilibrio para no desviarse del camino porque aún queda mucho por recorrer. No te puedes relajar ni un segundo. Los desajustes y la pérdida de concentración penalizan muchísimo; por eso me dio rabia no haber incrementado la cuenta de puntos ante Cádiz y Valladolid. Sigo pensando que volaron cuatro, en vez de sumar esos dos. Por supuesto que mola muchísimo ganar una vez más al Real Madrid, pero que el subidón no nos desenfoque y que ese 1-2 sea ese golpe de efecto tan deseado.

Disfrutemos del presente porque la realidad actual es muy dulce: novenos en Liga, con 26 puntos en 20 partidos (siete por encima del descenso que marca el Alavés), una reacción a lo grande con dos derrotas (en casa de Barcelona y Villarreal) en los últimos 15 encuentros de Liga (que serían 19 oficiales contando los cuatro de Copa del Rey) y en todos marcando menos en el Camp Nou, con un vestuario que con sus virtudes y defectos puede competir en ambas competiciones con rotaciones equilibradas, sin Campaña veremos hasta cuándo y más de dos meses sin haber podido contar con Bardhi, con variantes y jugadores que hacen de su polivalencia su mejor virtud (Melero es el mejor ejemplo), el hambre de los que quieren abrirse un hueco en la máxima categoría como Malsa, De Frutos, Dani Gómez o Son y con una dupla que muchos técnicos pagarían por tenerla a sus órdenes. Lo de Roger y Morales es de sobra conocido y no por ello hay que dejar de elogiarlos cada vez que imprimen su sello y marcan la diferencia.

Lo decía en mi último #13denoviembre que son oro puro. Un ejemplo de lucha y compromiso. Y merecen un tomo cada uno de Felip Bens y José Luis García Nieves en esa ‘Biblia’ granota que es su ‘Historia del Llevant UD’. El Comandante y el Pistolero fueron los responsables de la cuarta remontada del Levante de la temporada en las 14 veces que el equipo arrancó por detrás en el marcador. Ante Osasuna, Eibar y Real Sociedad fueron las otras tres. Una victoria de coraje y creencia en una idea. Con el VAR (que acertó en la expulsión de Militao y al señalar dentro del área el derribo de Vinicius sobre Clerc) y contra el VAR (que no vio la agresión y penalti de Mendy sobre Melero, que precedió al 1-0 de Asensio y por ello debió ser invalidado). La vergonzosa imagen de los jugadores del Real Madrid (con Ramos de cabecilla) vociferando al colegiado para que rearbitrara la pena máxima de Roger otorga más valor a uno de esos triunfos que refuerzan al vestuario y enamoran al entorno. La importancia de la identificación. Lo necesario que es ir de la mano afición y equipo, aunque sea en este fútbol sin público.

La historia de Roger es la del profesional que nunca se rinde, que huele la sangre, que está concentrado desde el túnel de vestuarios, cuya cara es la de un delantero que sabe que cada partido es una batalla y siempre debe estar conectado, aunque a veces sus revoluciones puedan jugar en su contra. Es un incordio. Ha madurado, ha crecido. Es mucho más que un rematador y la confianza en sí mismo es total, como la del club, aunque haya costado, que lo amarró recientemente hasta 2024. Un protagonismo que no tuvo hasta que Tito marcó como primera decisión y prioritaria que fuera la referencia en el regreso a la máxima categoría. Y no hay que olvidar que se ha repuesto a dos lesiones graves de cruzado.

En Valdebebas volvió a demostrar su capacidad de persistir y jamás tirar la toalla. Como en Pamplona, que marcó y dio una asistencia tras fallar un penalti, ejecutó a los blancos en una jugada de pizarra minutos después de otra pena máxima errada, que le repelió Courtois. Lleva cuatro goles en los últimos tres partidos ligueros (y nueve en total) que si ahora hubiera llamada de Luis Enrique tendría que estar, por lo menos, en la prelista. No lo dudéis, vendrán a por Roger y con pasta (debería ser mucha). La obligación de vender por 16,5 millones de euros condiciona el futuro y el ‘9’ es uno de los grandes activos. Me cuesta encontrar un relevo con sus argumentos si al final saliera. De momento es hacer ‘fútbol-ficción’.

¿Y qué decir más de Morales? Que mientras sigue incrementado sus números continúa sin renovar. Tercer gol para ganar al Madrid. 201 encuentros en Primera División, 44 tantos y 25 asistencias. El ‘9’ y el ‘11’ son demasiado… y un Paco López, inmunizado ante todo, que sumó su tercera victoria ante los blancos (también tres al Barcelona) y que unida a la de Copa en Pucela vuelve a tener saldo positivo al frente del Levante en sus 118 partidos oficiales: 45 victorias, 30 empates y 43 derrotas. Orriols vuelve a sentirse orgulloso de sus ‘Crazy Frogs’.

Y mañana hay una eliminatoria histórica: el sueño de acceder a unas semifinales de la Copa del Rey. El cruce ante el Villarreal, en el Ciutat y a partido único, revive un último precedente (29 de noviembre de 2001) envuelto en una de las temporadas más esperpénticas que se recuerdan en los 111 años de la historia del club, con momentazos propios de una película de Hitchcock como el 7-0 encajado ante el Eibar (el día que un servidor cumplía 20 años), el partido del año contra el Sporting del ‘Guaje’ David Villa, con ese 4-3 con el gol de Josemi en el minuto 93, el ‘caso Clotet’ o el descenso en el campo en una última jornada de transistores y la supervivencia en los despachos tras otro caso… el del Burgos.

Aquel Villarreal era un equipazo con Arruabarrena, Jorge López, Cagna, Guayre, Craioveanu o Martín Palermo. Fue una eliminatoria de puertas abiertas, con 8.000 espectadores, y se vivió una de las imágenes que perdura para siempre en el mundo del fútbol: la celebración del ‘Loco’ Palermo con los 50 seguidores que había del Villarreal en el Gol Alboraya que provocó que se viniera abajo el muro de detrás de la portería y que el argentino sufriera una rotura de tibia y peroné. Aquella lesión, entre cuatro y seis meses de baja, trajo cola, fue una cuestión de Estado. Fernando Roig catalogó de “tercermundista” el campo del Levante y Paquito Fenollosa le respondió que “El Madrigal és un corral de vaques”. A la prórroga se llegó con 0-0 y Ricardo Lima firmó el 1-1 desde los once metros. En los penaltis, el fallo de Gerard Autet tiñó el pase de amarillo.

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