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memorias de anticuario

Donde el silencio habita: edificios deshabitados del centro histórico

24/01/2021 - 

VALÈNCIA. València es una ciudad fantástica en muchos aspectos, y los que tenemos querencia vital por el arte vivimos en un lugar privilegiado. Como afirma el profesor Joaquín Bérchez, València, sin disponer de un hito arquitectónico de atractivo global, ni falta que nos hace, sí que es una ciudad enciclopédica al disponer de vestigios y ejemplos más que dignos, y en algunos casos notables, de todas las etapas de la historia del arte, desde Roma hasta el siglo XXI. Sin embargo, no todo podía ser perfecto y también se significa por hechos poco comprensibles y de los cuales es campeona. Uno es que es ostentar el título de la capital de los solares. Los hay en todas las ciudades, no es patrimonio valenciano, pero invito a que se fijen en esta circunstancia cuando viajen por dentro y fuera de España: comprueben si es comparable en número e importancia la existencia de espacios de estética postbélica o apocalíptica en los centros históricos de aquella población y la nuestra. Otra clasificación en la que estamos en la zona alta de la tabla es la de edificios abandonados o en desuso, si lo prefieren. No me refiero a edificios que carecen de titularidad registral, más al contrario pues tienen propietarios, pero se suceden los años y sus respectivas estaciones, y estas propiedades parecen destinadas a poco más que a que el viento corra libre por sus estancias. No se trata de edificaciones cualquiera, ni tampoco están situados en zonas degradadas de la ciudad o alejadas de toda presencia humana, como verán. Hablamos de espacios con un destacable valor patrimonial e histórico, enclavados en el mismísimo centro de la ciudad y, paradójicamente, en zonas donde el metro cuadrado alcanza precios no especialmente bajos.

Calle En Borrás

Parece insólito y lo es, que estén a tiro de piedra de los edificios más emblemáticos desde el punto de vista histórico y artístico. Junto al Palau de la Generalitat, la Catedral o la Lonja de la Seda, se concentran varios de estos, cerrados a cal y canto, algunos desde hace décadas, e ignoro esperando a qué. Algunos de estos edificios les sonarán: hablo de la casa señorial situada la calle Cocinas 5, que muchos reconocerán con nostalgia si les digo que allí estaba el mítico pub La marxa por aquellos años 80 y parte de los 90. Un edificio de origen gótico, siglo XV, de un importante valor patrimonial, predominando en su interior la piedra tallada, escalera incluida, y los grandes arcos de medio punto. No es menos importante el palacete que ocupa una esquina en la calle del Reloj Viejo -precioso nombre-, a apenas medio centenar de metros del anterior. Casualmente se trata de otro histórico lugar de encuentro nocturno pues entre sus muros estuvo otro grande de la noche valenciana: Calcatta. El interior es también del último gótico es una joya escondida: escalera de piedra y patio. Junto a este, un gran edificio de origen académico, con puerta de grandes dimensiones, en la calle juristas que estuvo ocupado durante años por diversos servicios de la administración autonómica, pero fue abandonado cuando se trasladaron a la antigua cárcel modelo en lo que hoy es el complejo administrativo 9 de Octubre. Desconozco la titularidad de este importante y amplio edificio, pero desde hace al menos cuatro o cinco años el silencio es lo único que ocupa sus múltiples estancias y no hay signos de vida futura. Nos movemos en una baldosa porque a, literalmente dos esquinas, en la calle Correjería número 28, ocupado en sus mejores días por una escuela de hostelería, otro edificio señorial con orígenes y vestigios en el siglo XVII, permanece cerrado desde hace una década. Si de ahí nos dirigimos por la propia calle de la Correjería hasta la calle Purísima y giramos a la izquierda nos topamos con otro gran edificio, el Real Colegio de San Nicolás que enclava su origen en el siglo XV. Un amplio inmueble del fachadas del siglo XIX pero apoyado en estructuras góticas como tantas edificaciones que todavía permanecen en su interior. Al parecer, recientemente, en 2016, fue adquirido por un inversor pero desconocemos cuál es su destino. No olvidemos que frente a este, un importante palacio barroco del siglo XVIII, tras diversas vicisitudes, hoy en día se encuentra vacío y a la espera de ser convertido en un hotel por una empresa que lo adquirió recientemente. Sufrió el desprendimiento de todo un panel de azulejos del siglo XVIII, hecho luctuoso que se veía venir por la falta de mantenimiento.

Calle Trinitarios

Nos alejamos de este enclave pero no salimos del centro histórico. Especialmente llamativa es la situación actual del palacio de Montortal, del siglo XVIII y con un escudo sobre el dintel de la puerta, obra de Esteve Bonet. Es llamativo hallar este inmueble en estado de abandono en un entorno, la Plaza de Tetuán, que hoy, afortunadamente se encuentra especialmente cuidado con importantes sedes como el Palacio de Cervelló, de titularidad municipal, el Centro Cultural Bancaja, el convento de Santo Domingo o edificios de una gran calidad arquitectónica como el firmado por Miguel Fisac, o justo enfrente, el flamante edificio levantado hace poco menos de veinte años como sede del Colegio de Abogados de Valencia. También es tristemente llamativa la situación del edificio historicista de hechuras palaciegas, con un característico color almagra y torreón rematado por tejadillo a cuatro aguas en tejas verdes, que conforma la esquina de las calles Trinitarios y Maestres, justo detrás de la Iglesia del Temple. A estos barcos varados de esta parte del centro histórico podemos añadir un gran edificio de viviendas del siglo XIX en la plaza del almudín, otros dos académicos en la plaza de Santa Margarita, en los lugares más señoriales de la ciudad, junto a la calle Trinitarios, o el que, de propiedad autonómica, tenía en sus bajos la entrañable Casa de los Caramelos en la confluencia de la calle del Muro de Santa Ana y Conde de Trenor y de cuya rehabilitación nada se sabe. En el Carmen tenemos otros ejemplos como el edificio, magnifico, que ocupaba la antigua sala Escalante, junto a la calle Cavallers, o un gran inmueble del siglo XIX situado en la confluencia de las calles En Borrás y la de Les Adoberies, junto a la plaza de Santa Cruz.

Calle Correo Viejo

Rescates de última hora, o en vías de ello

Acabemos en tono mayor y citemos aquellos edificios que la iniciativa privada los ha sacado felizmente de una situación en la que lo único que avanzaba era el deterioro. Entre otros el palacio de Valeriola, en la calle del Mar, donde después de muchos años se han iniciado los trabajos para convertirlo en sede del Centro de Arte de la Fundación Hortensia Herrero, la conocida como Casa Vella en la plaza del Carmen esquina con la calle baja, que después de ser otro lugar de “quedada nocturna” se abandonó a su suerte; un edificio también de origen tardomedieval destinado a ser un establecimiento hotelero, cuyos trabajos han sido paralizados sine die. Hay que felicitarse por la puesta en marcha de los trabajos de recuperación, tras su adquisición, de la llamada Casa del Médico, al inicio de la Avenida del Puerto, incomprensiblemente abandonado durante décadas, obra de Ricardo Cerdá con modificaciones posteriores de Javier Goerlich. Todavía no se han iniciado los trabajos pero es de prever que en breve se inicie la rehabilitación de parte del magnífico edificio Chapa, ya centenario (1916), en la Plaza de Cánovas, uno de los más importantes y ambiciosos ejemplos del último Modernismo en la ciudad.  También nos congratulamos hace a penas un par de años por la intervención en el convento de San José y Santa Teresa en la Plaza del Portal Nou en el seno de todo un proyecto ambicioso y precioso para la ciudad del cual presumir cuando venía alguien de fuera. Esperemos que en breve se reactive la actividad.

Calle Correjería 28 

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