Dudas y decibelios

VALÈNCIA. Valenciastán se divide estos días extraños en dos corrientes de opinión: los optimistas incurables, que creen que el equipo acabará entre los cuatro primeros e incluso remontará en Champions; y los pesimistas, que no creen en el proyecto y se consideran también optimistas, pero bien informados. Lo que no admite debate es que el estado del Valencia CF, a cada partido que pasa, se parece más a sus partes médicos. “Pendiente de evolución”. Así está el equipo, pendiente de evolución. De una que se espera, pero que no es continua, porque el enfermo sigue convaleciente. Había que ganar al Real Betis, por lo civil o por lo criminal, que diría el difunto Luis. Y el VCF ganó. Con medio equipo lesionado, sin un plan de juego, con la indefinición como estilo y con la evidencia de que, gracias al factor Mestalla y el plus de su hinchada, el equipo sigue en la pelea por estar entre los 4 primeros. ¿Y ahora, qué? En el horizonte, la vuelta ante la Atalanta – remonte o al menos, morir matando- y un calendario exigente con 12 finales en Liga. Hace dos cursos, Marcelino logró clasificar al equipo cuarto, con 73 puntos. El año pasado, el asturiano lo volvió a lograr, llegando a los 61. Ahora, con Celades, la cuarta plaza, el auténtico objetivo podría estar en torno a los 62-63 puntos. ¿Probable? Factible. ¿Seguro? Nada lo es cuando un equipo no tiene regularidad.

Que el Valencia CF no está bien es un hecho que no admite discusión. Que el resto tampoco anda sobrado, tampoco tiene debate. El Atleti atraviesa el año más delicado de la era Simeone; el Sevilla alterna victorias que aportan calma con derrotas que amenazan con un ambiente prebélico para echar a Lopetegui; el Getafe se muestra regular pero hay quien duda si podrá mantener el tren Liga-Europa hasta junio; la Real sigue jugando de cine y aunque el Villarreal parece lejos, si gana dos partidos se meterá otra vez en el ajo. Hay quien dice que la Champions está más barata que nunca, pero la competencia es feroz: cinco equipos para dos plazas. Consejo: no miren el famoso “goal average”. No anima.

La pregunta del millón es sencilla: ¿Estará el Valencia CF entre los cuatro primeros a final de curso? Quien esto escribe no tiene la respuesta, pero sí tiene claro qué debe hacer el equipo para lograrlo. Seguir siendo inexpugnable en Mestalla sin ceder puntos y ganar, al menos, tres partidos fuera de casa. El Valencia visitará a Alavés, Real Madrid, Eibar, Villarreal, Granada, Leganés y Sevilla. Siete salidas, por ese riguroso orden, de las que, como mínimo, tendrá que ganar en tres. De no hacerlo, no habrá Champions. No hay valencianista de a pie que no sepa que, al margen de los tropecientos problemas que soluciona la propiedad al mismo tiempo que los crea, el equipo funciona en casa y la pifia continuamente fuera. Ha ganado 3 partidos de 12 posibles, sólo ha anotado 14 goles como forastero y ha encajado 26, siendo el equipo más goleado fuera de casa entre los 10 primeros. Así que el veredicto es realmente sencillo: si el VCF quiere jugar la Champions por tercer curso seguido, tendrá que ganar fuera de casa.

Si no aprueba esa asignatura pendiente, si no gana fuera de Mestalla, lo pagará caro. En lo deportivo y en lo económico, porque no jugar Champions significa dejar de optar a grandes fichajes, perder poder adquisitivo, pensar en vender a los mejores jugadores y bajar un peldaño del escalón competitivo. Así que ya es hora de afrontar los problemas y asumir responsabilidades. Dentro y fuera del campo. No quedar entre los cuatro primeros supondría un paso atrás para el bienestar del valencianismo. Uno que, para desgracia de la propiedad, no podrá silenciar ni el obediente servicio de megafonía del estadio, con todos sus decibelios de potencia.